Embarazada ~ 72

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Narra Peter:

Mamá y yo volvíamos a casa en auto después de la cena con mi hermano y mi papá. El fin de semana saldría con ellos al cine.

Miraba por la ventana, cuando de repente mi celular comenzó a sonar. Atendí:

— Peter.

— ¿Candela? — que extraño... ¡CANDELA ME ESTABA LLAMANDO! Dios, fue cuando pensé rápidamente en Lali. ¿Y si les había pasado algo malo a los bebés?

— Sí, soy Candela. Te necesitamos ahora mismo, ¡ya!

— ¿Qué ha pasado? — pregunté preocupado.

— Lali, Brenda... ¡Tenés que venir ya! — su voz sonaba muy preocupada.

— ¿Se están peleando? Candela, dime que está pasando. ¡Ya voy para allá! Mamá, llévame a la Universidad, por favor.

Mi mamá me miró raro:

— ¿Ha pasado algo?

— Sí, llévame, por favor.

Mi mamá pegó un volantazo a la derecha y comenzamos a avanzar con el auto por otra avenida. Entonces la volvía a preguntar a Candela:

— ¿Cómo están Lali y los bebés? ¿Les ha pasado algo?

— Estamos esperando a que venga la ambulancia. Y Brenda... No sé como no pudiste darte cuenta... Fue todo una trampa de Eugenia.

¿QUÉ?

— ¡¿CÓMO CANDELA?! — la pregunté con voz fuerte.

— Eugenia la hizo a Brenda que te separara de Lali, Peter. Ella tiene la culpa de todo lo que ha pasado entre ustedes. Por favor, vení... Lali y tus hijos te necesitan ahora mismo muchísimo. Ya pensaras en todo lo que tenés que decirla a la tarada de Eugenia, y también a la marioneta sumisa de Brenda, pero ahora, Lali es la única importante en tus pensamientos. Sé que aún se aman, después de todo lo que les ha pasado. Se necesitan, los bebés les necesitan juntos.

— Ya voy Cande, gracias, de verdad.

A los 10 minutos llegué a la puerta de la residencia.

— Yo ahora voy, baja del auto Peter — me dijo mi mamá.

Bajé corriendo del auto y entré en la residencia. Un médico estaba junto al sillón, en el que Lali estaba acostada. A su alrededor, Mery, Pablo, Candela y Agus. Brenda estaba completamente sola en una esquina. La miré mal y fui con Lali.

— ¡Has venido! — me dijo Agus al verme.

— Son mis hijos, y es Lali — le respondí —. ¿Cómo está doctor? ¿Qué la ha pasado?

— No lo sé, la vamos a trasladar al hospital más cercano. La respiración la tiene bien... Pero queremos hacerla unos análisis y una ecografía para asegurarnos. Una persona nos puede acompañar en la ambulancia y el resto tendrá que ir en auto.

— Bueno, mi vieja esta afuera Agus. Seguro que no la importa acercarles al hospital. yo voy con ella en la ambulancia. Yo llamo a Pato y a Coco para que sepan... Doctor, haga lo posible, no quiero que les pase nada a ninguno...

— El equipo y yo haremos todo lo posible, para ello somos médicos, señorito.

— Muchas gracias.

Subieron a Lali en una camilla y todos salimos del hall de la residencia, excepto Brenda. Ya iba a hablar con ella seriamente, y también con la tarada de Euge. Mejor amiga las pelotas... Era una muy mala persona.

Subimos en la ambulancia y en 10 minutos llegamos al hospital más cercano. Bajaron a Lali y yo la seguí hasta un box en Urgencias que había para casos de embarazo. Pronto un ginecólogo la atendió.

— Ahora llamaré a una enfermera para que la realice los análisis.

— De acuerdo, gracias.

— ¿Sos el papá de los bebés? — me preguntó el doctor.
       
— Sí, yo soy el papá.

— Bien, ahora mismo viene la enfermera, no se preocupe — el doctor se marchó y me dejó a solas con Lali.

Me sentía culpable por todo lo que estaba pasando. Eugenia... Esa traidora que había sido mi mejor amiga, y que por su culpa ahora Lali estaba en este estado. Solo de verla, en una cama, con la panza de embarazada sobresaliendo... Dios... Comencé a derramar lágrimas. Todo era por mi culpa: Eugenia, Brenda... Todo estaba relacionado con mis actos, y me quería matar. La había hecho tanto mal... Ella, ella al principio era tan buena, no le huera hecho mal ni a una mosca, y yo la había matado: la había pegado, rechazado, insultado... Empujado... Les había dicho de todo a mis hijos. Solo por miedo... Por miedo a que me rechazaran igual que yo había hecho con mi viejo, por miedo a perder la vida de antes, la vida de pirata... Ahora mismo podríamos estar casados, y no en el hospital, separados, y sin ni siquiera saber el estado de salud de los bebés. Todo era por mi culpa, porque yo era una mierda sin reparación.

La enfermera vino a hacer los análisis a los pocos minutos:

— ¿Está bien?

— Creo, no obstante lo veremos en los resultados de los análisis dentro de un rato, no se preocupe.

— Gracias.

— ¿De cuantos meses está?

— Creo que un poco más de 5 meses.

— ¿Cree?

— Hemos estado separados mucho tiempo... Tuvimos problemas, nos separamos, y hasta ahora. Pero yo la amo...

— Bueno, intenten arreglarlo. Ser padre es algo hermoso que se vive mejor en pareja que solo. Lo sé por experiencia.

— Gracias enfermera.

— De nada, ahora viene el doctor.

La enfermera se marchó y nos dejó solos de vuelta. Y entonces cuando Lali empezó a abrir los ojos de a poco...

-...-

Narra Lali:

Abrí los ojos de a poco y noté que alguien me tenía agarrada de la mano.

— Lali...

Lo miré. Era él...

— Lali, estás viva, menos mal. Pensé que nunca más ibas a despertar... — con la otra mano se secó las lágrimas que tenía en sus mejillas y después me acarició la cara.

— ¿Dónde estoy?

— En el hospital. Gracias a Dios... Creo que está todo bien, en un rato vendrá el ginecólogo de vuelta para hacerte una ecografía y ver como están los bebitos.

Asentí con la cabeza:

— ¿Y vos que hacés?

— Candela me avisó... Nunca más me voy a ir de tu lado, y me da igual lo que pienses. Te amo - puso su mano sobre mi panza —, los amo a los 3.

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