Embarazada ~ 13

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Narra Lali:

— Y Lali, ¿cuándo pensás presentarme al papá del bebé?

— Mejor nos vamos Tini, ¿si? — dijo Peter intentando disculparse. Claramente, no quería que se enterara de que el bebé era su propio hijo. De que me había dejado embarazada y ahora estaba avergonzado de sus actos.

— Espera Tini — me armé de valor, tenía que contarle a Tini lo de la identidad del padre de mi hijo antes de que se fuera con esa mala persona de Juan Pedro Lanzani —, el padre de mi bebé es...

Peter me miró con cara de asesino. Euge me agarró la mano, sentía como me daba fuerza para poder decir la verdad.

— ¿Quién es? — preguntó Tini, ansiosa por saber la verdad.

Tragué saliva:

— Es Peter — dije mirándolo.

— Bueno, no se sabe — me corrigió él, mirándome mal.

— Se sabe, sos vos Juan Pedro — dije, segura de mí misma. En ese momento solo me faltaban ovarios para asimilar la horrible situación de tener un hijo con la peor persona del mundo. Pero bueno, no quedaba otra que joderse y afrontarlo.

— Basta Mariana, vámonos Tini.

Martina tenía cara de sorpresa. Y eso que ella, era una persona algo fría para este tipo de situaciones. Pero que el chico con el que estaba a punto de tener una cita fuera ser el papá del bebé de su mejor amiga... bueno, eso costaba metérselo en la cabeza.

— Espera Peter, estoy con mi amiga. Ahora necesito hablar con ella, si es que no te molesta... — se disculpó Tini mientras se acercaba a mí para agarrarme de la mano, una mano que me daba apoyo y comprensión. Era mi amiga, al fin y al cabo.

— Bueno, te espero afuera — Peter salió refunfuñando por la puerta de la residencia, la cuál recibió un tremendo golpe cuando el muy maleducado la cerró. La verdad era que parecía demasiado enojado.

— ¿De verdad qué el padre es él Lali?

— Sí — respondió Euge por mí, y eso que llevaba sin hablar durante todo el rato.

— Me parece... — Tini estaba tan asombrada que no la salían las palabras. Y, ¿quién no estaba asombrado ante ese tipo de situación? Estaba a punto de salir con el chico que había dejado embarazada a su mejor amiga —, me parece raro Lali. ¿Ósea que Peter y vos lo...?

— Lo hicimos — concluí. Y sí, lo habíamos hecho, ¿es que tenía algo de malo aquello? ¿Lo tenía seguro? ¿O es que a Tini la importaba que yo lo hubiera hecho con Peter antes que ella y que a mí me hubiera dejado embarazada?

— Bueno, ya hablaremos del tema — dijo Tini completamente en estado de shock —. Ahora voy a cenar con... él. Mañana nos vemos Lali — se despidió con un beso en la mejilla y salió de la residencia donde Peter seguramente la estaba esperando.

Euge me miró, había mucho enojo en su cara... ganas de matarlos, a ambos. Tanto a Tini como a Peter, y eso que era su mejor amigo.

— De verdad que no tengo palabras.

Yo me quedé callada.

— Me parece increíble que la cara dura de Tini se vaya con él haciéndote lo que te ha hecho, ¿vos consideras amiga a esa turra? Tenés al demonio en tu propia casa y ni siquiera te das cuenta de verdad Mariana.

Tragué saliva, debía responderla...:

— Antes no era así. A mí casi nunca me había gustado nadie y ella siempre tuvo sus parejas. Solo me daba consejos amorosos. Nos conocemos desde chiquitas y entre nosotras nunca nos habíamos peleado, es decir, nunca nos hemos peleado. Es la primera vez que me siento así con alguien y no se como reaccionar.

— ¿Reaccionar? Deberías matarla. Te está sacando al papá de tu bebé, ósea, le está robando el padre a tu propio hijo.

— Peter no le va a querer al bebé, esté o no esté Tini. Te lo aseguro.

— Pero si ella no está hay más probabilidades. Yo lo conozco bien a Peter. Desde que éramos casi bebés.

No dije nada. No sabía a quién hacer caso, a Eugenia o a mi mejor amiga de toda la vida.

— Vos pensá bien, ser madre soltera o que tu hijo tenga un padre.

¿Y qué la importaba a ella ese tema? Prefería ser madre soltera antes de tener un padre de mierda que nunca iba a ocuparse de él en serio.

— Eugenia, creo que te estás metiendo donde no te llaman.

— ¿Perdón?

— Lo que escuchás.

— Ósea después de que te ayudo y te hago que abras los ojos, me decís que me estoy metiendo donde no me llaman... Sos una desagradecida.

— ¡A mí no me decís así nunca más!

— Es la verdad. No vuelvas a buscar mi ayuda. Si el bebé se muere o vos te morís, es tu problema. ¡Mátate! — me gritó dándose la vuelta y marchándose por la puerta de la residencia. Ahora solo tenía la ayuda de Agustín y de Eva para poder resistir a todo esto. Y Eva estaba muy lejos... Agus, Agus ahora era mi único sostén.

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