Embarazada ~ 41

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Narra Lali:

Dios Dios Dios. Mi papá lo iba a matar, literal. ¿Pero cómo Peter podía ser tan "sin filtros"? Yo pensaba que antes no era tan así, pero estaba equivocada, ya lo había visto. Le estaba hablando a mi viejo con una facilidad impresionante, como si fueran amigos de toda la vida... NO LO PODÍA CREER.

Quería levantarme de la cama, y golpear mi celular y así cortar la llamada: pero había Dos problemas:

1. Estaba haciéndome la dormida.

2. No tenía plata para comprarme otro celular.

Igualmente, Peter seguía conversando con mi viejo tan tranquilo, como si lo conociera de toda la vida.

-...-

Narra Peter:

¡El viejo de Lali! No me lo podía creer... ¡Estaba hablando con el viejo de Lali! Ese hombre que la había visto crecer, que la había criado. Uau...

Y lo mejor, era que parecía estar tranquilo. Estaba teniendo suerte sin duda. Menos mal, que no tenía el carácter de mierda que tenía Ana, sino hubiera sido horrible, ya hubiera cortado la llamada.

— ¿Sos vos el papá de los bebés de Lali? — preguntó con voz serena. No, no estaba tenso, no estaba nervioso, hablaba claro...

— Sí — afirmé.

— Felicidades.

— Gracias — sonreí y me senté en la cama. Lali estaba con los ojitos cerrados. La acaricié los cabellos que se desparramaban por la almohada, eran re suaves.

— ¿Mañana a qué hora podré hablar con ella?

— A partir de las 2, antes tiene clase.

— Decile cuando despierte que a las dos la llamaré, ¿de acuerdo?

— De acuerdo, señor Espósito. Descanse.

— Igualmente, descansen. Y dele un beso a Lali cuando despierte de mi parte, ¡ah! Y este fin de semana viajaremos a Buenos Aires, su hermano Pato y yo. Solo para que lo sepa, antes estuvo hablando con Patricio del tema.

— Lo sé, estaba presente.

— Me alegra que no se separe de ella, su madre, que en paz descanse, María José mi querida esposa, tuvo tres embarazos malos, y dos de los partos mucho peores. Lali estuvo a punto de morir ahogada con el cordón umbilical enredado en el cuello.

¿CÓMO? Mi vida... Estuvo a punto de morirse. No quería ni imaginármelo, ¿y si les pasaba lo mismo a mis bebés? ¿O Lali moría en el parto? Oh Dios, eso sí que no.

— La cuido con mi vida.

— Me alegro que lo haga, lo conoceré este fin de semana. Saludos — el papá de Lali cortó la llamada.

Parecía un hombre serio, pero educado y correcto. Respetuoso, y medio feliz por el embarazo de su hija pequeña. No podía quejarme, después de ver a Ana, nada podía ser peor que eso.

-...-

Narra Pato:

— ¡Ana! ¡No quiero que vuelvas a hablar así de tu hermana! — la repitió mi viejo por duodécima vez.

Ana llevaba desde por la tarde criticando a Lali, básicamente desde que papá y yo nos habíamos enterado del embarazo de mi hermana pequeña. Yo iba a ser tío, y mi viejo abuelo.

— Es una zorra papá.

— Si es porque está embarazada vos también lo sos — le respondí enojado. Estaba harto yo también de que insultara a Lali, ella no la había hecho nada personalmente y no tenía ningún derecho a decirla esas cosas.

— SOS UN IDIOTA — Ana se levantó y vino a mí para pegarme, pero papá la frenó.

— Basta Ana, si seguís así te vas de mi casa. Lali es tu hermana y el papá de los bebés es un buen chico, respetuoso y educado, así que no vamos a hablar mal de él sin conocerlo personalmente, ¿de acuerdo?

Pero Ana no se rendía, seguía y seguía.

— ¡Yo sí que le conozco en persona papá! ¡Y es un boludo literal! Un nene bien al que solo le importa la plata. Eva le conoce y seguramente le tapaba porque Lali no se ha acostado con un ser humano, sino con un animal.

Entonces, pasó algo que hacía mucho tiempo que no pasaba. Mi papá la pegó una cachetada a Ana.

— Fuera de casa — dijo sin alterar ni una pizca su voz.

— ¡Pero papá! — siguió reprochando ella.

— ¡A TU CASA YA!

— Tendré en cuenta que me echaste de tu casa estando embarazada.

— Y yo tendré en cuenta que llamaste zorra a tu hermana estando embarazada, así que te callas.

Ana gruñó, se dio la vuelta y se largó por la puerta. Papá me miró, tenía los ojos llorosos. Sabía bien que no le gustaba nada retarnos, pero hoy Ana había sido mala, muy mala diciéndola todas esas cosas a Lali. ¡A su propia hermana! Que se había acostado con un animal, que era una puta, una zorra, una estúpida, una hueca y una descebrada.

— Soy un padre de mierda, Pato.

— No papá, esta vez lo has hecho bien, de verdad — me acerqué y lo abracé.

— Además no he podido hablar con ella.

— Mañana te llamara, no te preocupes.

— Mi niña, mi beba va a ser mamá...

— Pero va a seguir siendo tu niña.

— ¿Crees?

— Claro papá, claro que sí...

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