Embarazada ~ 56

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Narra Lali:

Mmm... Brenda. ¿Quién carajo era Brenda? La miré seriamente. Tenía el pelo castaño y los ojos marrones. Iba muy maquillada, y vestida de forma muy provocativa, con un mini vestido negro (el típico little black dress, pero en versión ajustada) y unos tacos. Sí, era bastante más alta que yo.

— ¿Te podés apartar de mi novio? — agarré a Peter de la mano y lo separé de sus sucias manos que estaban colocadas sobre su pecho. Nadie que no fuera yo iba a tocar a Peter.

Ella me miró recelosa:

— ¿Ella es tu novia Pitt?

— Sí, ella es Lali, mi novia. ¿Cómo conociste este bar de copas? Solo gente muy...

— Sí, solo gente muy top lo conoce. Vine un par de veces, ¿sabes? — se agarró un mechón de pelo y empezó a juguetear con él.

"Calmate antes de pegarla, Lali" me dijo mi subconsciente. "No podés quedar como una violenta adelante de Peter y de sus amigos". Solo por poco tiempo me estaba resistiendo en realidad, porque tenia muchísimas ganas de agarrarla de los pelos y dejarla sin uno.

— ¿Sos la chica que vino hoy a clase nueva no? — le preguntó Agustín —. Te vi entrar cuando yo me fui a estudiar al cuarto.

— Sí, en realidad ya me he decidido por ir todos los días a clase. Antes faltaba mucho por tema de trabajo. Estaba haciendo prácticas en las oficinas de mis viejos — dijo también coqueteando con Agus —, pero bueno, como ya le dije a Peter, este año estoy más aplicada y no voy a faltar a clase casi nunca.

— Será un placer verte — dijo Agus. Babeando, literalmente. Miré a Candela, estaba a punto de estallar. Y normal, teníamos que echar a esa tarada de nuestro grupo.

Pablo también la estaba mirando. ¡HASTA PABLO QUE ERA EL CHICO MÁS FIEL! Sí, sus ojos estaban clavados en su cola y sus pechos. María le silbó y fue entonces cuando dejó de mirarla:

— ¿Tengo que recordarte que tenés novia, Martínez? — le preguntó Mery.

"Así se habla" pensé.

Él negó con la cabeza.

— Vamos a tomar el aire afuera — le golpeé a Peter en la espalda suavemente y me lo llevé fuera del local. No, no debía intoxicarse con esa mujer que literalmente parecía una prostituta. Primero por como iba vestida, y desusé por como trataba a los hombres. Lo primero, el único que estaba libre era Agus, pero igual, estaba Cande, y de un momento a otro, por la cara que tenía ella, iba a estallar contra Brenda. Mery era celosa con Pablo, y yo con Peter aún más, así que no podía meterse con ninguno de los hombres.

— ¿Estás celosa, Lali? — me preguntó Peter ya estando afuera.

— No. Pero esa mujer tiene las manos demasiado largas.

Él rió.

— Sí. En verdad es demasiado densa, pero yo ya la avisé de que estoy de novio.

— Pues parece que la da igual, en verdad.

— Tranquila. No voy a dejar que me toque.

— Te abrazó — revoleé los ojos.

Él tosió.

— Solo fue un abrazo.

— Muchas cosas comienzan por solo un abrazo. Tenés novia, Lanzani.

— No hace falta que me lo digas. Y por cierto, odio las escenas de celos.

Esto estaba empezando a ponerse caliente. Y yo, en verdad, no había tenido un día bueno. Mi hermana y su ex mejor amiga me habían intentado matar. ¡HABÍA TENIDO UNA MIERDA DE DÍA Y NO ESTABA DISPUESTA A AGUANTAR A UN APUTA RESTREGÁNDOSE CON PETER Y QUE ÉL ME DIJERA QUE NO ODIABA LAS ESCENAS DE CELOS!

— Yo odio que te toqueteen. Apenas te conoce además. La conociste esta mañana en clase, ¿tanta confianza la generaste que ya te puede tocar como si te conociese de toda la vida?

— Bueno, ya está. No voy a dejar que me toque, ¿tranquila?

Suspiré.

— Sí ella va a estar ahí dentro, prefiero volver a la residencia — aclaré.

Peter frunció el ceño:

— Andate si querés. Yo voy a quedarme a disfrutar con mis amigos.

— ¿Disfrutar o piratear?

Sí, necesitaba decirlo. A Juan Pedro Lanzani, las cosas se le tenían que explicar. Era demasiado lento a la hora de pensar, porque, por lo visto, para las chicas siempre había sido demasiado rapidito.

— Lali, no quiero enojarme. Andate a casa y listo. No quiero que me amargues más noches.

— ¿Amargarte noches? — ¿YO?

— Desde que estamos juntos apenas salimos.

— Apenas llevamos 8 días juntos.

— Exacto. Siempre los bebés, que te encuentras mal, que necesitas descansar, bla bla bla... — él revoleó los ojos.

— Estoy embarazada, por si no lo sabías. Mi descanso y mis horas de sueño son fundamentales. También lo es mi alimentación.

— Lo sé, pero no pasa nada por acompañarme en las salidas a la noche.

— Nunca me gustó salir a la noche — dije sincera.

— ¡PORQUE SOS UNA ANTISOCIAL! ¡NO ES MI PROBLEMA!

¿Perdón? Esto sí que no, esto que me había dicho si que no lo iba a permitir. Era demasiado. ¿Antisocial? Yo hablaba con la gente, solo que era tímida a la hora de relacionarme y nadie me facilitaba la labor.

— ¡Y VOS UN PIRATA Y UN MUJERIEGO QUE NUNCA VA A PODER ATREVERSE A TENER CON NADIE UNA RELACIÓN FORMAL PORQUE NO SABE TRATAR A LAS MUJERES! — fue entonces cuando rompí a llorar.

— ¡Ojalá nunca me hubiera acostado con vos!

— ¡NO CLARO! ¡Necesitabas rellenar otro de tus perfiles con una chica virgen e inocente!

— ¡CLARO QUE SÍ! ¿Sabes? Ni siquiera me acuerdo de que número fuiste en el cuenta-ganados, y tampoco me importa. Nunca hice bien en confiar en vos y darte una oportunidad. La primera vez que lo hago y sale mal. ¡SOS UNA MIERDA!

Le pegué una cachetada. Y fue entonces, cuando... Deseé no haber nacido. Deseé que la tierra me tragará... Deseé morir.

Porque, él también me pegó una cachetada a mí. Una cachetada fuerte que se me clavó en el alma para siempre. Comencé a llorar aún más alto, y un corrillo de gente que había fuera del local se acercó a ver lo que me pasaba.

— ¡HIJO DE PUTA! — le gritó una de las chicas que me agarraba de la mano dándome apoyo.

Él me miró. Ni una sola lágrima caía por sus mejillas, ni siquiera asomaba. Una frialdad envolvía su ser enteramente. Y volvió adentro, dejándome sola. Como si de nuevo fuéramos dos desconocidos.

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