Embarazada ~ 33

6.4K 346 33
                                    

Narra Lali:

— Lali, dame su número de celular, por favor.

Negué con la cabeza, me iba a meter en un problema si se lo daba. Conocía bien el temperamento de Peter, aunque le conociera de poco tiempo, pero no quería que el papá de mis bebés y mi hermana embarazada discutieran, porque, al fin de al cabo, yo era la que estaba en el medio de todo el problema.

— No quiero más problemas, Peter.

— Pero no podés estar manteniendo a tu hermana solo porque ella te esté amenazando.

— ¡A la última chica la violaron! Cómo mi papá se entere del embarazo me obligará a volver al pueblo y todo el mundo ya empezará a saber lo de los bebés. Ni siquiera voy a poder salir de casa por miedo a que la gente me vea y me viole, o me lapide, o yo que se qué cosas más me pueden hacer...

— Vamos a hacer una cosa — Peter me miró y ahogó un suspiro —, sé que no te va a gustar pero no es una mala idea.

Uhh... A ver que iba a decirme, las ideas de Peter no me gustaban para nada:

— Fingir que estamos de novios y que nos vamos a casar.

— ¡¿QUÉ?! — grité. No, ni en pedo. Nunca haría eso.

— Preferís no volver a salir a la calle o eso. Además, así tengo a los nenes cerca cuando nazcan.

— Pero... — dudaba, era una idea algo tétrica, pero... Antes de que me violaran, prefería aguantar a Peter. Y además, él también tenía derecho a estar con los bebés —. ¿Y qué va a decir de esto tu familia?

— Ahí el problema... No lo sé, tendremos que pensarlo. Pero, antes de estar manteniendo a tu hermana, que además es una hija de...

— ¡Peter! — lo reté.

— Bue — él sonrió —, antes de estar manteniendo a la innombrable, prefiero contárselo a mi viejo. Ser papá tan joven es jodido, pero que te violen cuando estas embarazada teniendo otros caminos de salvación es algo mucho peor.

— Tenés razón ahí.

— Ahora, llama a tu hermana — dijo señalando mi celular —. Yo hablo con ella, y no voy a armar ningún lío, confía en mí, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza, marqué el número de Ana y le dí el celular a Peter...

-...-

Narra Peter:

— ¿Si? — Ana atendió.

— Habla el papá del bebé de Lali.

— ¿Eh? ¿Quién sos? ¿Cómo te llamas?

— Juan Pedro Lanzani, con el que peleaste el otro día. Y te voy a decir varias cosas, la primera, podés contarle a quién quieras que Lali está embarazada, no nos importa. Segunda cosa, Lali no va a volver al pueblo bajo ningún concepto, acá tiene una vida, tiene a su novio, tiene sus estudios, y tercera vamos a casarnos, y cuando nazcan los bebés vamos a irnos a vivir juntos.

— ¿Perdón? Mi hermana tiene 18 años, ¡¿estás loco o qué?! Es muy chiquita para hacer todo eso... Ni en pedo va a casarse.

— Estaré loco pero cuando la pedí casamiento a Lali me dijo que sí de inmediato. Es mayor de edad, por mucho que no te guste vas a tener que respetar su decisión.

— ¿Y cómo que los bebés?

— Vienen mellizos, se lo dijeron hace un rato, Y me gustaría hablar con el papá de Lali si es posible. ¿Está por ahí?

Lali negó con la cabeza y dijo entre susurros:

— Está con los entrenamientos de los nenes.

— No, no está — respondió Ana —, que Lali lo llame después. Y ya voy a contar lo del embarazo.

— Muy bien, chau — y corté la llamada —. Vamos a ir pidiendo día para el casamiento.

Lali puso mala cara:

— Tenemos que ir más lento, Peter... Antes, ¿no crees que deberíamos decírselo a tu mamá?

Uy... Cuando mi vieja se enterara de que iba a ser abuela, iba a poner el grito en el cielo. Comenzaría a exagerar y luego ignoraría a los nenes igual que hizo conmigo, su propio hijo. Y ya mi viejo, comenzaría a joder todo. Pero tenía que salvar a Lali de la mala lengua de su hermana mayor, que casi era más mala y amargada que mi papá...

— No es aún el momento propio para contarle... — comenté apenado.

— Pero, ella también tiene que saber Peter, es la abuela de los nenes. Tiene derecho.

— Yo también tenía derecho a que ella me criara y nunca lo hizo. No conoces a mi vieja, pero es insoportable.

— Más que mi hermana no creo — Lali se acostó en la cama y suspiró. Yo, sin darme cuenta y automáticamente la puse una mano en la panza. Era una formita singular, un pequeño bultito sin moldear. Ahí, ahí estaban mis hijos.

— Cada vez estoy más feliz de que estés embarazada.

Ella sonrió:

— Al final has cambiado de opinión, ¿eh?

— Sí, la verdad... Ha sido acostumbrarme, me ha costado... Y me va a costar aún más, pero al menos, ya lo he asimilado. Voy a ser papá y se me acabarán las noches de joda — sí, se me acababa lo de piratear, el cuenta-ganados se pararía, pero, tenía que empezar a ser responsable. Iba a ser padre, tenía a una chica embarazada al lado a la que tenía que cuidar.

— Aún falta mucho. Faltan siete meses y pico para que nazcan, y cuando nazcan vamos a morir.

— Sí, pero vamos a estar los dos juntos para podes ayudarnos, y poder superarlo unidos. Me alegro que fueras vos la que se quedó embarazada, y no otra que seguro que nunca me hubiera dejado ver a los bebés por mucho que hubiera cambiado de opinión.

— ¿Nunca más habías dejado a otra chica embarazada?

— Sí... Pero abortó, era muy joven y tenía mucho miedo. Aunque era una buena chica...

— ¿Tampoco te quisiste hacer cargo?

— No, tampoco quise. Era muy pendejo para andar con un carrito y un bebé por ahí.

— Ahora también sos pendejo — ella rió.

— Pero estoy tratando de madurar, por ellos... Y también por vos.

EmbarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora