-4 semanas después-
Narra Lali:
Las clases empezaron ya hace bastantes días. Desde aquella noche, no volví a ver a Peter, y sé, así era mucho mejor, porque no quería verlo, no tenía ninguna gana de ver a ese caradura que me había medio obligado a acostarme con él.
Durante ese tiempo, tampoco había conseguido una sola amiga. Sí, mis compañeras me hablaban, pero solo en clase, cuando salía de ella, estaba completamente sola. Pasaba por los pasillos desapercibida, como si pasase un fantasma. Absolutamente nadie me miraba fuera de la clase. Y yo que pensaba que en la universidad iba a conseguir millones de amigas... Y para remate, no tenía compañera de cuarto, ya que la chica que iba a compartirlo conmigo, había encontrado una residencia más barata a pocos metros del recinto universitario. Por eso, solo estaba yo viviendo en él. Completamente sola.
Fueron por aquella época, cuando empezaron las preocupaciones por los retrasos de la menstruación. Por lo general, nunca había sido demasiado puntual, pero nunca se me había retrasado más de una semana, y esta vez, iba en camino de dos semanas. Fue entonces, cuando empecé a temerme lo peor: un embarazo no deseado.
Por eso, aquel viernes, nada más salir de clase, salí del recinto universitario y me dirigí a la farmacia más cercana, dónde me compré un test. Salí de allí pitando, no fuera a ser que me viera alguien conocido. Ahora mi pregunta era: "En el caso de que estuviera embarazada, ¿el señorito Peter Lanzani se haría cargo de su hijo? Ahí estaba mi única y gran duda.
-...-
Narra Peter:
El cuenta-ganados marcaba ya el número 406. De momento ningún descuido o disgusto, ni mucho menos, amor. Tal vez si sentí ternura con la pequeña Mariana Espósito. Tan virginal. tan educada, tan tierna... pero ni loca me hubiera enamorado de ella.
Aquella tarde descansaba en mi cuarto de un día bastante agitado. Por la mañana había tenido una prueba y me había tenido que levantar un poco antes para estudiar algo antes de hacer el examen, no me sabía nada y no quería sacar un 1.
Fue entonces, cuando estaba a punto de quedarme dormido, que alguien tocó en mi puerta. Yo fui a abrir:
— Hola — era Lali, la chica en la que había estado pensando hace unos minutos.
— Lali, hola.
— Espero que siga gustándote.
¿Cómo? ¿Por qué me decía eso? Puse cara de sorpresa. Lo de que ella me gustaba, no lo había dicho en serio, solamente lo había dicho para convencerla de que se acostara conmigo, nada más.
— ¿Por? — la pregunté.
Entonces ella me enseñó un test de embarazo. Comencé a marearme nada más verlo:
— Eso no es mío — me disculpé cuando vi que era positivo.
— Yo era virgen, y desde aquel día no he vuelto a acostarme con nadie, bien lo sabe Dios y todos los Santos del Cielo.
— Y bueno, yo digo que eso no es obra mía. Aunque fuera hijo mío no me iba a hacer cargo, no me voy a joder la vida por un mocoso, así que ocupate vos de él.
— ¿Sos estúpido o qué te pasa? — Lali me empujó hacia dentro del cuarto —. Es tuyo y punto, me digas lo que me digas.
— Aunque fuera mío no voy a hacerme cargo de él, te paso plata, lo que quieras, pero no quiero verlo nunca, porque no es mi hijo. Y si tanto problema tenés te pago el aborto y listo.
— No pienso matar a una criatura porque el padre no se vaya a hacer cargo. Vamos a ver que dicen tus amigos cuando se enteren de esto.
La agarré del cuello y la acorralé en la pared. En ese momento, nada me importaba, ni siquiera la vida de esa estúpida:
— Cómo abras la boca, al día siguiente vas a estar muerta — la amenacé. Y después la fui soltando poco a poco. Ella tosió y se fue del cuarto tirando el test en el piso. Lo recogí y lo tire en el tacho. No me iba a responsabilizar de un renacuajo, ni ahora ni nunca.
ESTÁS LEYENDO
Embarazada
Fiksi PenggemarUna novela Laliter. Ella, una chica de clase media, estudiosa y buena persona. Él, un mujeriego que quiere llegar a los 500 encuentros sexuales antes de los 20 años. ¿Podrán estar juntos algún día?
