Embarazada

Embarazada ~ 25

Narra Euge:

— ¡Brenda! — la estúpida había tardado mil años para atender mi llamada.

— Estaba en el baño, ¿qué querés?

— Rápido, tenemos que hacer algo.

— ¿Algo cómo qué?

— Algo cómo joder aún más a Lali y a Peter. Lo de Agus no ha funcionado. Se lo han creído pero han pasado de él cuando han venido a verle, así que hay que pensar otra cosa, rápido.

— Sh, casi me desangro — dijo Agus mientras aún descansaba acostado en la cama.

— Ni vos servís.

Lo había olvidado. Agus se había cortado queriendo. Yo misma se lo había pedido. Tal vez a Lali la daba lastima, y se quedaba con él, pero no, se había ido con Peter.

— Además, Lali no te gusta.

— Es linda, y me da pena... Además, conmigo es muy buena persona, por lo menos ella no me obliga a atentar contra mí mismo — me reprochó.

— Sos una marioneta de mierda, Sierra — puse cara de asco.

— ¡Euge! — me llama Brenda desde el otro lado de la linea.

— ¿Qué?

— ¡¿Qué?! ¿Qué coño vamos a hacer con el minion y el estúpido pene loco?

— Tampoco hace falta que a Peter lo llames "pene loco" — puse los ojos en blanco, a veces Brenda podía ser muy pero que muy cruel —, él es mi amigo. Y siempre se portó bien conmigo, hasta que doña "Quiero ser mamá" apareció.

— Un amigo que te cambio por un bebé. ¡Ah! Y tal vez también te cambie por doña "Quiero ser mamá" — se escucharon carcajadas de mi amiga desde el otro lado de la línea.

— ¡¡¡Brenda como sigas diciendo estupideces no te dejo participar en el plan!!! Agus, hacé algo útil. Llama a Candela para que forme parte del plan.

— Emm... — Agus intentaba decirme algo, supongo que malo.

— ¿Emm qué?

— Candela no puede verte ni en figuritas. Además, Lali da mucha más ternura que vos. Y yo no quiero problemas con Peter, así que chau, vete de mi cuarto y anda a hacer el plan malvado sola con tu amiga Brenda, María Eugenia Suárez.

— Gordo estúpido — susurré. Pero Agus me escuchó.

— Puta teñida loca.

-...-

Narra Lali:

— Mi mamá fue mi hermana, básicamente. Mi papá siempre estaba trabajando, para poder darnos a los tres de comer, y que tuviéramos una vida buena. Nunca pasamos necesidades pero nunca nadamos en la abundancia. Siempre fuimos una familia normal, pero huérfanos de madre — Peter y yo estábamos hablando de nuestras familias y de nuestras infancias y adolescencias.

— A mí me criaron entre el ama de llaves, la señorita Alicia y mis... niñeras. Tuve 34...

— Eras todo un rebelde.

— La verdad que sí — él sonrió, tenía una sonrisa blanca y preciosa. Era hermoso, pero me había hecho mucho daño —. No si es por eso, por lo que no me visualizo de padre. Porque yo nunca tuve uno, y creo que... No tuve una tan mala crianza.

— Eras rebelde.

— Eso sí, pero nunca me metí en temas de droga o robos... Nunca mate a nadie.

Reí:

— Estarías en la cárcel, y estás acá, enfrente de mí.

— Sí, pero en el colegio de chiquito nunca tuve demasiados problemas. Y algunas niñeras no dimitieron, a algunas las echaron por robar, a otras por pegarme cuando me portaba mal, y a una la echaron por incendiar la cocina, pero lo hizo sin querer.

— Espero que nuestro hijo no salga así.

— No creo, vos sos re tranquila.

— Sí, menos cuando me enojo. Antes era más débil, me ponía a llorar y me iba corriendo, pero, soy grande, y tengo una personita a la que me va a tocar defender cuando sea mayor.

— Yo te ayudaré cuando haga falta — Peter me dedicó una sonrisa sincera, que me tranquilizó aún más del mal momento que me había hecho pasar Eugenia, esa tarada a la que cuando tuviera un poco más de ovarios, iba a enganchar de los pelos, y me iba a ver verdaderamente enojada. Además de celosa, era mala y estúpida.

— Gracias.

— De nada. Creo... Bueno, creo que encontré a alguien que me va a ayudar con esta tarea de ser, "el padre perfecto".

— ¿Crees que algún día podrás conseguirlo? — le pregunté riendo. No creía que algún día pudiera conseguirlo. Era demasiado duro...

— Sí, confío en ellos. Y que vos y yo, aunque sea, podamos llevarnos bien. Como nos estamos llevando ahora mismo, no pido nada más.

— Tal vez — comencé —, si tratas bien a tu hijo, no me compras por la plata, ni me empujas... Podamos seguir llevándonos bien. Pero tenés que prometerme todas esas cosas.

— Prometo que no volveré a haceros nada malo, ni al bebé ni a vos.

Sonreí:

— ¿Entonces, por el momento, amigos?

— Amigos — él sonrió y me agarró la mano. Ojalá todo esto fuera a durar mucho tiempo.

---------------

(Chicas, sigo recomendando mis novelas: "Padres Adolescentes 2", "El Sumiso" que está aún por estrenar, y "Pájaros". También la novela estrella de mi otra cuenta, bueno la segunda parte de la novela estrella "50 Sombras Laliter 2", empecé con la primera parte y todo esto nació de ella, así que les recomiendo que se pasen. Un beso).