Capitulo 5:

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Un día perfecto, ¿Qué más se podría pedir? Mi programa favorito, palomitas, un clima perfectamente agradable y... 

Todo yéndose por la borda en menos de tres segundos.

Mi tío se ha puesto en medio de la tele, impidiéndome ver mi programa. No puedo negarlo, me molesta, estorba, no me deja ver. Si lo ignoro y finjo que no me molesta, a lo mejor se va a molestar a otro lado.

Lo ignore, a pesar de que obstruía mi visión a la tele, y lo deje ser tan molesto como el buscaba ser.

Mi tío, al ver que no le reclamaba nada, se ha sentado en el piso, recargado a MI sofá, con las piernas cruzadas abajo de la mesa.

Pensé que él quería ver la televisión conmigo, así que lo he dejado estar, pero él ha agarrado el control de mi tele y le ha cambiado a mi canal, solo para poner el estupido canal de noticias.

Me moleste tanto que ya no me pude contener, como su cabeza quedaba cerca de mis pies, le he dado una patada que espero que no olvide toda su vida.

—¡OYE QUE TE PASA!—Me gritó sobándose la cabeza, donde le he pegado con la patada.

—Que no ves que estaba viendo eso— Dije con obviedad, no podía darle ni un poco de libertad, el siempre arruina todo.

—Pues si, pero a esta hora siempre pasan las noticias—No se esmeró en una excusa.

—A nadie le importan las noticias—Regañé, aventándole palomitas para que se fuera y me regresara el control—Fueraaa—lo empiezo a patear en la cabeza y a hacer bulla esperando que se vaya , pero no fue así.

Él me ha sostenido el pie y harto de que lo siga pateando.

—No tienes ningún respeto, y trae para acá esas palomitas, te la pasas tragando todo el día, hasta perece que no te damos de comer, te la pasas todo el día comiendo basura que no te favorece—Lo dice tragándose mis palomitas, ya que me las ha quitado de las manos.

—Y a ti que te importa, yo quería palomitas, ¿algún problema?—Lo patee con mi otra pierna—Además ya lárgate de aquí que sólo viniste a cambiarle al programa y a molestar—No quería ver las noticias, y quería de regreso mis palomitas.

Mi tío se ha levantado molesto, y se ha ido atragantándose con mis palomitas.

—¡¿Me devuelves mis palomitas?!—Ya se ha ido, ya para qué, ya se ha acabado mi programa.

(...)

Ha pasado  un día, es de mañana, y es hora de ir a la escuela.

Como hoy hay escuela, he decidido tomar un baño, después, me he puesto el uniforme del día, y cuando parecía estar listo, he bajado a desayunar.

 al ir a mitad de las escaleras, he escuchado a mi tío discutiendo con mi abuela.

Honestamente, no se de que discuten, no debería de ser mi problema, pero Dios no me ha dado oídos para nada mas que para escuchar, así que he decidido prestar atención, quedandome a mitad de la escalera para sentirme enterado.

—Yo no tengo por que cargar con Sebastián—Mi tío hablaba mucho, pero esta, su ultima oración, me hizo quedar intrigado de lo que sea que se discuta entre esos dos, realmente fue a lo único que preste atención de todo lo que ha dicho.

—Desde que llegué solo me haz visto como una carga ¿Verdad?—He hablado yo desde las escaleras, no importándome interrumpir la conversación que tenían esos dos a mis espaldas. 

Mi abuela se ha quedado atónita al ver que he presenciado lo que parece, una conversación que no debí de presenciar.

—No sabes lo odioso que es vivir con un amargado como tú—Proseguí, bajando lo que me faltaban de escaleras, indignado de que mi tío sea tan traidor de romper nuestro supuesto acuerdo de mantener nuestras riñas ocultas de la abuela, y decidiendo actuar por su cuenta.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora