Capitulo 24:

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Cuando Sebastián se fue de la escuela aquel día, Valentina fue a buscar a su cómplice, quien la esperaba sentada en la banqueta de la entrada de la escuela, esperando justamente por ella antes de poder irse a casa, ya que, faltaba poco para concluir el gran plan.

—¿Y?— Preguntó Valentina, tocándole el hombro para llamar su atención, a lo que ella voltea, no tan sorprendida al estarla esperando.

—Si quiso venir a mi casa, ni rechistó cuando le insinué que íbamos a hacer algo mas— Dijo seria sin dejar de hacer contacto visual— Oye, ¿No crees que es muy fuerte lo que quieres hacer? No creo que lo que sea que te haya hecho se merezca un castigo así, además esto nos puede meter en problemas, y no necesito otro grano en el culo además de ti y tu insistente novio—Dijo aún sin despegar la vista de Valentina y esperando una respuesta.

—No es mi novio, es asqueroso—Valentina se refería a Sebastián— Además, se lo ganó, y si no me quieres seguir ayudando pues ya no te pago— Dijo Valentina cruzándose de brazos, sintiéndose regañada.

—Yo nunca dije que dejaría de ayudarte—Dijo con una sonrisa ladeada— Solo te decía, si me llego a meter en problemas por tu culpa, tendrás que pagarme más de lo que haces ahora—Ella no se iba a dejar caer al poso sin garantías.

—Mi hermano aceptó ayudarnos, nos vemos mañana en tu casa— Dijo moviéndose de dónde estaba para caminar a su casa, ignorando totalmente esa amenaza al estar tan segura de si misma.

—Adiós— Dijo casi en un susurro, pero Valentina lo oyó y se despidió con la mano.

(...)

Ha pasado un día, son las 8 de la mañana, cuando de repente se ha escuchado el molesto y estruendoso ruido del teléfono de la casa de Sebastián que exigía ser contestado.

Sebastián ya se había ido al colegio y Fernando a penas estaba desayunando, se levantó de la mesa y tomó el teléfono de casa y lo contestó sin ver el identificador.

—¿Hola?—El primero en hablar fue Fernando, con prisa de volver a su desayuno.

—Hola Fernando, ¿Cómo estás?—Fernando identificó la voz inmediatamente, la cual pertenecía a su madre, que se encontraba lejos de casa en estos momentos.

—¡Que gustó escucharte mamá! ¿Cómo va todo por allá?— Dijo Fernando con un tono de emoción, ya que ansiaba poder hablar con su madre desde que se fue.

—Pues tu tía va mejorando, aunque la crisis no ha pasado. Mejor cuéntame, ¿Cómo van las cosas por allá?—Cambió de tema, no queriendo hablar de ella. Linda quiere escuchar las buenas noticias de su casa.

—Pues bien, no te preocupes por nosotros— Dijo Fernando indiferente a la pregunta, sintiendo que de nuevo hablarían del molesto Sebastián.

—¿Ya no ha habido peleas entre Sebastián y tú?— Dijo Linda aún sin creerle a Fernando, y haciendo que este se ponga incomodo al escuchar el molesto nombre de su sobrino.

—Nop— Soltó Fernando, recordando lo de la tregua de ayer— Por fin el odioso de tu nieto entró en razón. Quedamos que ninguno de los dos nos vamos a molestar mientras no estés aquí en casa—Era un gran avance para Fernando, y lo dice con orgullo como si hubiera sido su idea.

—¿Ha tomado su medicamento?¿Ha comido bien? ¡Recuerda que el no puede estresarse!—A linda le preocupaba mucho la salud de su querido nieto, y la llamada efectivamente era mas para ese lado.

—Mamá, el ya está grande como para saber que se tiene que tomar sus medicinas, yo no tengo que estar al pendiente de eso, y no tengo por qué estar cuidando que si come que si no come, que si se estresa que si no se estresa— Dijo Fernando en tono de fastidio, ya que ha acertado en que esta llamada no era con el objetivo de socializar un poco y hablar de su vida, sino que era para dar vueltas sobre Sebastián.

—Pero tú podrías...—Linda fue interrumpida por Fernando.

—No, no puedo—Fernando no estaría sobre Sebastián como su madre lo quiere—A penas hago mis cosas para que encima haga las de el—Fernando cree que tiene que estar sobre Sebastián para que su madre este conforme, lo cual, Fernando se niega a hacer.

—Pero..—De nuevo ha sido interrumpida.

—Pero nada ¡Adiós!—Dijo Fernando colgando el teléfono, molesto y no dispuesto a ser regañado por su madre a pesar de que ella está tan lejos.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora