—¡Sebastián! ¡Ya Baja a comer!—Gritó Fernando desde la cocina. Han pasado varios días desde el día de aquel beso, Fernando ha intentado remediar su error complaciendo a su sobrino en lo que pudiera y no hablando del tema, pero Fernando siente que sus esfuerzos son inútiles, Sebastián solo le habla para lo necesario, evitando cualquier tipo de acercamiento o contacto.
—¡Ya voy!—Gritó Sebastián bajando las escaleras, ya es la quinta vez que le habla para comer, pero el no había querido bajar, la presencia de su tío lo pone incómodo, entonces mejor no le habla.
Sebastián terminó de bajar la última escalera, corrió hacia su tío y le quito un plato que tenía en la mano, para después intentar huir a su habitación con su plato de comida pero su plan fue frustrado por su tío, quien había cocinado con mucho cariño para poder pasar más tiempo con su sobrino.
—¿A dónde vas?—Preguntó Fernando, Sebastián se sentía frustrado por que si lo había alcanzado a detener.
—Voy arriba a comer—Dijo Sebastián con obviedad, aunque estaba tratando de evitar más preguntas sabía que vendría otra.
—Pues come aquí que para eso hay una mesa—Dijo Fernando como un regaño, aunque el no intento sonar así, el solo quería oírse franco.
—Está bien—Fernando suspiró aliviado—Entonces no tengo hambre—Sebastián regreso su plato de comida a su tío y subió escaleras arriba para encerrarse en su habitación de un portazo.
A Fernando le dolían esos desprecios de parte de su sobrino. El había puesto de su esfuerzo y dedicación a esa comida que el rechazó con tanta naturalidad, se sentía arrepentido por lo que había hecho, y lo hacía sentir peor que su querido sobrino no lo perdonara. Fernando no quería regresar al principio, donde la casa solo eran reproches y reclamos, cuando no podía aceptar al hijo del amor de su vida y otro viviera en el mismo techo que el, cuando pensaba que la presencia de Sebastián en la casa solo era una desgracia. Extraña esas sonrisas que le dedicaba solo a él y se siente mal por ya no poderlas presenciar más. Fernando siente que con su presencia solo le trae desgracias a Sebastián, que solo lo puede hacer sufrir, son contadas las sonrisas que Fernando le ha causado a Sebastián, pero las innumerables riñas causadas por Fernando son más.
Mientras tanto Sebastián estaba acostado en su cama, el era consciente de que su tío intentaba remediar las cosas con el, aunque el cree que no sabe lo que hizo, Sebastián también se siente culpable por la grosería reciente, se siente mal por frustrar todos los intentos de disculpa de su tío, pero el no estaba dispuesto a perdonarlo, no era por enojo o por asco, sino por qué no quería dar alas a algo que no podía ser, no podía hacerle algo así a su tío, se le hace mejor seguir enojados a dar falsas esperanzas, ¿como va a explicar su tío que sale con su sobrino? Es raro, y no quería que lo juzgaran. Prefería que lo odiara a causarle desgracias.
Sebastián se incorporó mejor a su cama y se iba a dormir, últimamente duerme demasiado, pero esto a Sebastián no le preocupa, sabe que es por los efectos secundarios de todos esos medicamentos raros de el asma, ademas de que le gusta dormir, pero dormir tanto lo hace sentir así como esas gordas que se duermen de repente por todo el sobrepeso, pero aún así lo disfruta.
Sebastián estaba a punto de caer dormido, pero el ruido de su estómago no se lo permitía, tenía hambre, pero no quiere cruzarse con su tío. Su estómago rugía con desesperación por un poco de comida, se oía como si unas tripas se comieran a otras, así que ya rendido, se levantó de su cama para ir a la cocina por algo para matar el hambre.
Bajo las escaleras a paso lento encontrándose con su tío sentado en la mesa ya con su plato vacío y aún estaba el suyo intacto. En cuando Fernando ve bajar a su sobrino le dirige la palabra.
—¿Ya vas a comer?—Pregunto Fernando.
—No, no tengo hambre—Dijo Sebastián cortante, pero su estómago lo traicionó rugiendo fuertemente, lo cual le sacó una sonrisa a Fernando.
—No seas testarudo y ya siéntate a comer—Suspiró—yo ya me voy, ahí esta tu plato, vuelve a calentarlo en el microondas—Fernando se levantó de la mesa y sin decir otra palabra salió de la casa dejando a Sebastián confundido, pues Fernando no le había dicho a dónde iba.
Sebastián se sintió aliviado al no tener que seguir con excusas y poder comer algo decente y no cualquier sobra que haya en el refrigerador, así que hizo lo que su tío le sugirió y metió el plato de comida ya fría al microondas. No tuvo que esperar mucho por su comida, había puesto tan solo unos segundos para que la comida no estuviera tan caliente, pero lo suficiente para que no estuviera fría.
Sebastián comía de su plato tranquilamente mientras contestaba mensajes de texto, había 7 de mensajes Dani, 2 de la abuela y 200 del grupo del salón, los del salón no los lee por qué no hablan de nada que le incumba, la abuela solo se reportaba como viva, igual que todos los días, y Dani solo quería la tarea.
Cuando termino de comer dejo el plato en el lavaplatos y subió a su cuarto a paso lento. Sebastián se tiró en su esparciosa cama y cerró los ojos lentamente quedando profundamente dormido.
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Mi Tío
RomanceSebastian perdió a sus padres repentinamente y su único familiar dispuesto a cuidarlo, su abuela, vive con su tío, pero ellos no tienen una buena relación ¿Que pasara en esta casa de locos?