Capitulo 31:

5.2K 431 112
                                    

Fernando no pudo evitar que se le escaparan las lágrimas al recordar a su primer amor, o mejor dicho a la madre de Sebastián, quien ahora ya no está con ellos y desde hace más de 15 años es un amor imposible.

Rápidamente, Fernando limpió sus lágrimas con vergüenza, rogando a que la inconsciente personita en su regazo no haya despertado, que por suerte, no fue así.

Sebastián tenía el ceño fruncido y tenía lágrimas de Fernando deslizándose por su frente.

De inmediato, Fernando las limpió y ha decidido dejarlo en el sofá para dormir, esto con el objetivo de ir a dormir el también.

Antes de que Fernando pudiera huir a su cuarto, el teléfono de la casa empezó a sonar. Frustrado, Fernando respondió el teléfono, era el abogado que tomaba el caso de Sebastián.

El abogado solo háblala para decirle a Fernando que no le harán nada a Valentina, pero que consiguió una orden de restricción para todos los responsables de eso.

Lo máximo que va a pasar, es que cambiarán de salón a Valentina y a la novia de Sebastián.

Frustrado, Fernando se fue a trabajar, no teniendo la oportunidad de irse a dormir como lo quería, y teniendo que ir a ver qué más podría hacer respecto al caso de Sebastián.

Narra Sebastián:

Me desperté en el sillón, estaba oscuro y la casa estaba en silencio. Estaba confundido, pero no lo suficiente como para no saber que estoy en la sala de la casa. Me levante a la cocina y me serví un vaso de agua, esto con el objetivo de despertar un poco y tomar valentía para subir las largas escaleras e ir a dormir a mi cuarto.

Me tome el vaso de agua fría lo más rápido que pude, teniendo prisa por subir y volver a dormir. Deje el vaso el el lava platos y me dirigí a mi cuarto, a pesar de tener prisa, iba a paso lento.

En el largo camino hacia mi cuarto, vi un foco encendido. Lo iba a apagar, pensando que era un foco que había quedado accidentalmente encendido, esto hasta que vi a mi tío al fondo de la habitación detrás de su escritorio.

Yo me iba a ir silenciosamente pero el me vio.

—¿Que pasó?—Dijo levantando la mirada de la computadora.

—Nada, nada—El volvió la vista a la computadora pero yo no me había movido de donde estaba.

El siguió tecleando hasta que se dio cuenta de que yo no me había movido de mi lugar.

—¿Necesitas algo?—Repitió por segunda vez.

—Yo—Dudé—Gracias—Concluí en un susurro.

—¿Que? No te escuché ¿Me lo repites de nuevo?—Se burló de mi honesto agradecimiento.

—Dije que gracias—Repetí al estar en deuda y seguro de mis palabras.

—¿De nada?—Se encogió de hombros y yo chiste la lengua, ya que, no podía tomar como válidas mis honestas palabras.

—No vuelvo a dejar que te metas en mi vida, por eso no te casas—Dije en un susurro, molesto por su mala respuesta, pero él lo alcanzo a oír perfectamente. Dio un fuerte golpe a el escritorio y se levantó de su silla.

Tomó aire y se volvió a sentar en su silla como dejándose caer en ella y hundiéndose ahí mismo.

—Tu que vas a saber, niño tonto— Cerró los ojos por un momento y se frotó el entrecejo, esto después de insultarme por segunda vez.

—Tienes razón, de seguro tú nunca has sentido amor por un ser viviente—Frunció el ceño y se sentó bien en la silla giratoria.

—Ven—Me hizo señas con la mano y yo agité la cabeza en respuesta a que no iba a ir hacia allá—Ven—Volvió a repetir, yo dudoso me fui acercando al escritorio, pensando que si no iba, tal vez me perseguiría y me obligaría a acercarme.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora