Capitulo 19:

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La chica colgó el teléfono con una sonrisa en su rostro.

Se levantó de un salto para levantar a Valentina, quien dormía plácidamente en su cama, ya que, estaban en casa de Valentina para estructurar aquel maléfico plan, al cual solo le faltaban detalles, pero al final fue tan aburrido que terminaron quedándose dormidas mientras hablaban.

La chica la tomo del brazo y empezó a agitarlo de un lado a otro, haciendo que Valentina se despierte, lo cual era el objetivo.

—¿Que pasó?— Musitó Valentina, mirando en dirección a su cómplice.

—Pues que te levantes, por que vamos a ir por Sebastián— Dijo la chica eufórica, con una sonrisa en la cara, ya que ha hecho ella solita un gran progreso.

—¿Por Sebastián?— Dijo Valentina aún somnolienta, tallándose los ojos, no entendiendo a que se refería.

—¡Si! Me llamó, el estupido se quedó en el aeropuerto y no puede regresar a su casa— Comentó ella, aún impaciente por que Valentina se levantara.

—¿Y eso que?— Valentina no entendía el caso de esto, así que, aún sin comprender lo que le quería decir su amiga, Valentina se sentó en la cama y intentó prestar más atención.

—Pues que esto va perfecto con el plan— Dijo jalando a Valentina para por fin levantarla, pero ella se negaba drásticamente a dejar su cama.

—El plan aún no está listo— Dijo como diciendo algo obvio— Primero necesitamos su conf...¡Ah!— Valentina había caído en cuenta de lo que le quería decir la chica y se le formó una sonrisa— ¡Vamos por mi hermano para que nos lleve! ¡RÁPIDO!— Dijo ahora ella jalando a la chica.

Por otro lado, el abandonado Sebastián seguía en el mismo lugar, aun en la banqueta del aeropuerto, dando hacia la carretera.

Sebastián se sentía molesto, pero eso no quita su sentimiento de alivio de que van a venir a rescatarlo, ya que, Sebastián sabe que su tío no lo quiere en la casa, y lo mas probable a su opinión es que aproveche esta oportunidad para deshacerse de él, lo cual le deja dos opciones, volver por su cuenta a casa, o buscar un lugar para quedarse, tal vez un orfanato.

No habían pasado ni 10 minutos cuando Sebastián vio un auto acercarse al vacío aeropuerto, así que creyó que era su novia, la cual ha venido al rescate por él, y ahorrarle caminar bastantes kilómetros a la cercana ciudad..

El auto se acercó a el, y se aparcó ahí mismo, en frente de Sebastián. Después empezó a bajar el vidrio de la puerta trasera y de ahí se asomó mi novia.

—¿Necesitas un aventón guapo?— dijo sarcásticamente bajándose unos lentes imaginarios de la cara.

Yo le seguí el juego diciendo.

—Como negarme a semejante preciosura— Subí al auto en la parte de atrás, donde se encontraba mi novia, al frente estaba Valentina en el asiento del copiloto, y alguien que no había visto en toda mi vida, así que no dude en preguntar.— ¿Quién es el?.

—Es mi hermano— dijo Valentina volteando hacia nosotros, y el hombre ni se inmutó con la pregunta.

Hice una mueca afirmativa dirigida a Valentina y me encogí de hombros.

—Hey— Me dijo mi novia al oído— ¿Por qué te quedaste en el aeropuerto?

Me acerqué a su oído y le susurré.

—El estupido de mi tío me dejó — Dije y voltee hacia ella que solo me hacía una cara de afirmación.

Estuvimos hablando ella y yo un rato, y Valentina hablaba con su hermano, la verdad parecía que planeaban algo malo, así que decidí prestar atención a sus susurros.

—¿Y si lo harás...?, después de todo me la debes— Decía Valentina susurrando, a lo que recibió por respuesta un encogimiento de hombros de el que supuestamente era su hermano.

—No me parece una buena idea, pero lo haré, no quiero que te cobres a lo chino— Decía el con una sonrisa.

Le reste importancia, seguí platicando en susurros con mi novia y llegamos a la casa de Valentina en unos pocos minutos.

Aparcaron el auto y nos bajamos todos, el hermano de Valentina me abrió la puerta e intento hablar un poco conmigo. No se la razón, pero el hermano de valentina no me agrada, parece tan malo como ella, 

—Hola ¿Cómo conoces a mi hermana?—me pregunta para sacar platica, pero aquella persona no me daba muy buena espina.

—De la escuela— Dije sin dar muchas vueltas, pero el volvió a hacer una pregunta aleatoria.

—¿Cuál es tu color favorito?— Preguntó insistente, no se por qué me hace estas preguntas.

—¿Por qué tanta pregunta?— Pregunté algo grosero, asegurando que él era una mala persona, pero él aún después de yo ser grosero, el seguía contestando amable.

—Solo quiero hablar, no te conozco— Dijo haciendo una sonrisa ladeada— ¿Cómo te llamas?— se agachó a mi altura y me miraba directamente a los ojos, esto me hacía sentir nervioso.

—Sebastián— dije sin dudarlo, el desvío la vista unos segundos y luego se levantó y me extendió la mano.

—Yo me llamo Adrián.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora