Capitulo 2:

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No ha pasado ni un día desde que estoy aquí y ese hígado no para de hacerme la vida imposible, en lo que lleva de la mañana solo me ha estado regañando, saben, en lugar de despertarme por el despertador me desperté por que me levantó para regañarme, ¿Y saben por que me regañó? El muy pesado me regañó por que no dormí con calcetines, ¡¿Que pasa con el?! Me tuve que disculpar con el por no dormir con calcetines, ¿Por que dormiría con calcetines si tengo mi cobija?

Hace rato me regañó por que me tarde en bajar a desayunar, el muy molesto me hizo quedar como un malnacido enfrente de mi abuela, como si fuera un niño mimado que no conoce de respeto a sus mayores, puso en duda la educación de mis padres que en paz descansen solo por que me tarde en bajar en desayunar, me hizo ver como si tratara a la abuela como sirvienta por qué ella hizo el desayuno y no le ayude, y saben que, la verdad no creo que mi tío le haya ayudado a mi abuela a hacer el desayuno tampoco, ¿Con que derecho me regaña si el tampoco sirve mucho en esta casa?

Lo que más me enoja de todo esto es que lo único que puedo hacer por mi es disculparme. No puedo poner a ese molesto en su lugar por qué la abuela me dejó quedarme aquí, como decirlo, mi tío tiene derecho de antigüedad, el llego primero a esta casa, además de que es mayor que yo y que se que si discuto con el mi abuela se sentirá decepcionada de mi. Yo no quiero que la abuela se arrepienta de tenerme en su casa después de lo amable que ha sido conmigo, yo no quiero que piense que soy un estorbo o un mal agradecido, pero espero que se esté dando cuenta de que mi tío se esta pasando de molesto conmigo.

—Mi Niño—Mi abuela toco mi hombro, estaba sentado en la mesa muy inmerso en mis pensamientos que no me di cuenta de que estaba ahí—Voy a salir al super ¿Vas a querer algo?

—¿Puedo ir contigo?—Pregunté, no me quiero quedar con "El", sabiendo que se va a dedicar a molestarme si me quedo solo.

—No mi amor, me voy a tardar mucho, también tengo que hacer otras cosas—No quería que me dejara solo, pasar tiempo con el pesado de mi tío es lo peor de todo, además de que  mi abue dijo que tardaría mucho.

—Está bien abue—Sonreí falsamente—Te veo más tarde.

Mi abuela plantó un beso en mi mejilla y me sonrió cálidamente, le devolví la sonrisa, se despedía con la mano y caminaba hasta la puerta principal, yo solo veía mis esperanzas y mi tarde tranquila yéndose por esa puerta.

Cuando ella salió solté un suspiro cansado, ¿Qué haré ahora que ya no está mi abue para defenderme? Lo mejor será evitar a mi tío a toda costa, si no lo veo no me puede decir nada.

Subí las escaleras de la casa de 2 en 2 para encerrarme en mi cuarto, cerré la puerta y me tumbé en mi cama. Suspire y recordé a mis padres, creo que mi vida hubiera sido más fácil si hubiera ido con ellos a la playa, así no sería un niño huérfano, solo sería un niño que murió en un accidente junto con sus padres.

Estaba tan inmerso en mis pensamientos hasta que tocaron la puerta de mi cuarto.

—Está abierto—Dije pensando que era mi abue que volvió por que se olvidó de algo, pero atrás de la puerta estaba mi tío, quien a penas escuchó que estaba abierto se metió a mi cuarto como Juan por su casa.

—¿Por que azotaste la puerta?—Preguntó mi tío enojado con el ceño fruncido.

—¿Eh?—Me senté en mi cama y mire a mi tío con una mueca de confusión.

—Estas sordo o que niño, te pregunté que por qué azotaste esa puerta, ¡¿Crees que las puertas son baratas?! Si la tumbas tú pagarás una nueva, si t...—Lo interrumpí.

—Primero que nada, no tienes por qué hablarme en ese tono, yo no azote nada, y si esa puerta se cae por mi culpa yo la pago, pero el único que entra azotando puertas eres tú, no tenías por qué entrar así al cuarto, y tampoco tengo por qué estar aguantando tus regaños estúpidos. Todo lo que llevo de mañana haz estado jodiendome la vida cuando yo no te he hecho nada, si no puedes soportar tenerme aquí pues te aguantas o te mudas de casa, la verdad no es mi problema lo que tú hagas con tu vida.

—¿Y por qué tengo que irme yo de mi casa? El que debería irse de esta casa eres tú, y yo me voy a encargar de eso, no voy a dejar que un niño huérfano arrimado se quede en mi casa, tú solo traerás desgracias a esta casa, debiste meterte a otra casa, niño arrimado. Por que en esta casa no te dejaré ni respirar—Dijo triunfante con la cabeza en alto, como si echar un niño a la calle fuera un orgullo, yo me enoje mucho por su discurso de idiota, yo no soy ningún arrimado, ni siquiera llevo un día aquí, no tiene derecho a llamarme de esa forma.

—No me importan tus amenazas viejo solterón, por que no en lugar de ver como joderme la vida te consigues una esposa que te aguante en lugar de vivir en casa de tu madre—Se la regrese—A mi me parece que el arrimado es otro—De un momento a otro el se acercó peligrosamente a mi y me tomó por el cuello, apretándolo fuertemente.

—Escúchame bien mocoso, tú no eres nadie para opinar sobre mi vida, ¿Me entiendes?—Apretó mas fuerte pero yo por mi orgullo me negaba a asentir—¡¿TE PREGUNTÉ QUE SI ME ENTIENDES?!—Empecé a toser y a ver borroso, pero me niego a cederle la razón, y menos cuando no la tiene ni un poco.

Cuando menos me di cuenta yo ya estaba inconsciente.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora