Capitulo 72.5: El sabroso

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Sebastián estaba dormido plácidamente, pero ha despertado por una intensa ola de calor. Sebastián se levantó de su cama y se sentía raro. Su cabeza le punzaba y sentía mariposas en la parte baja de su estómago.

Sebastián sabía lo que sentía, estaba excitado, pero no entendía el por qué. Sebastián tocó su frente y esta estaba caliente. Sebastián pensó qué tal vez le había dado fiebre y por eso se puso así.

Fuera lo que fuera, su deseo sexual era desbordante, quería sentir placer cuanto antes, no importa como, pero eso era lo que quería.

Sebastián avergonzado, se ha levantado y se ha ido a encerrar a su armario, ya que, si alguien entraba en su habitación mientras el se tocaba no podría con la vergüenza.

Sebastián ya dentro de su armario, cerró las puertas de este. Cuidadosamente, Sebastián bajo su pantalón, dejando su miembro al aire. Sebastián por la oscuridad de su armario, no se podía ver, pero igual podía sentir lo duro que estaba su miembro con su mano.

Sebastián deslizó un poco su mano y ha soltado un jadeo, quería seguir tocando, pero por más que lo hiciera, no era suficiente, cada vez que su mano se deslizaba por su miembro, recordaba aquella vez que su tío lo había hecho en casa de su abuela, lo cual había sido mejor de lo que lo está haciendo ahora.

Sebastián no podía darse el suficiente placer para el mismo, pero su orgullo era demasiado para pedirle a su tío que lo haga por el.

Sebastián ha salido de su closet y se ha vuelto a acomodar su ropa.

Sebastián cuidadosamente, ha abierto la puerta de su habitación y se ha asomado para buscar a su tío, el cual, se encontraba en la cocina, tal parece qué haciendo la cena.

Sebastián se ha escabullido hasta la habitación de Fernando sin que este se diera cuenta, y de su habitación, ha sacado una camisa que estaba extendida sobre la cama.

Rápidamente, Sebastián ha regresado a su habitación con la camisa de su tío entre sus manos. Ya cuando Sebastián estuvo en su habitación, volvió al armario junto con la camisa.

Sebastián apreciaba la planchada camisa aún en la oscuridad de su closet, el olor que emanaba esa camisa dejaba mas deseoso a Sebastián, ya que, a punto de vista de Sebastian, la camisa olía a su sexy tío.

Sebastián se ha deshecho de su ropa y se ha envuelto en la inocente camisa. Ese olor a colonia mataba de excitación a Sebastián.

Sebastián se puso la camisa y tocó su miembro de arriba a abajo dejándose envolver por la excitación. Pocos movimientos bastaron para que Sebastián se viniera sobre la camisa de su tío.

El cómo haría para devolver esa camisa le importaba poco. Espasmos recorrían la espina dorsal de Sebastián. Sebastian estaba sediento por más. Esto en lugar de calmarlo, lo había encendido más.

Cegado por el placer, Sebastian ha salido de su habitación con simplemente  la camisa de su tío cubriéndolo.

Sebastián cegado por el placer, ha ido a la cocina sigilosamente y con una mirada maliciosa y llena de deseo.

Sebastián se ha adentrado a la cocina. Fernando estaba cocinando, por lo cual no se había dado cuenta de que su sobrino se encontraba atrás de él con perversas ideas.

Sebastián, como perro de la calle, se ha aferrado a la pierna de Fernando y ha hecho eso que los perros hacen. Sebastián le envestía a la pierna de su tío y este lo miraba desconcertado.

Fernando no entendía que era lo que Sebastián hacía, pero si pudo darse cuenta de que Sebastián traía puesta la camisa que iba a necesitar mañana para ir a trabajar.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora