Capitulo 47:

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Narra Fernando:

—Mi amor—Dijo la mujer peli negra que está a un lado mío mirándome con ojitos de huevo—¿Por que no me dijiste que tenías un hijo?—¿Mi Amor? ¡¿Pero qué pasó anoche?! Lo último que recuerdo es que todos estábamos cantando, ¡¿que hace la vecina del yoga aquí?!.

—El no es mi hijo—Sonreí por la confusion que ya se está volviendo frecuente—El es mi sobrino, es muy lindo no?—La azabache sonrio, ella tomó mi comentario como sarcasmo.

—Si, es muy lindo—Sonrió—Y sobre todo amable con sus mayores—Se mofo—Y principalmente con los desconocidos.

Antes de que pudiera reclamarle por burlarse de mi sobrino ella me interrumpió.

—Oye ya me tengo que ir—Miró el reloj de la cocina—Tengo que llegar cuanto antes al trabajo—Me dejo a un lado y caminó rápidamente hacia la puerta principal, yo solo la seguí con la mirada—¿Nos vemos luego?

—Claro—Dije sin pensar—Hasta pronto—La mujer azabache salió de la casa con una gran sonrisa despidiéndose de mi con la mano a lo cual yo correspondí a la despedida.

QUE MIERDA PASO ANOCHE, metí a una desconocida a mi casa, y creo que hicimos el sin respeto por que para que me diga mi amor son palabras mayores. Le falte al respeto a esta casa y a Sebastián. ¡¿Como pude meter a una desconocida como si fuera mi departamento de aventuras?! Y encima con Sebastián en la casa. Soy una mierda de persona.

Subí las escaleras rápidamente y toque 2 veces la puerta de Sebastián.

—Sebastián ¿estás ahí?—Pregunté, pero no hubo respuesta alguna, abrí la puerta pensando que ya se había ido a la escuela y

—CARAJO, TE DIJE QUE NO ENTRARAS FERNANDO—Mi sobrino estaba en ropa interior intentando ponerse el uniforme de la escuela.

Intente no hacerme el sorprendido y no barrerlo con la mirada, aunque fue inevitable, recorrí con los ojos su cuerpo tan pálido y hermoso, pero mi trance no duró mucho, entre en razón y recordé mi lugar y recordé a lo que venía.

—Quiero hablar contigo—Dije firme, concentrado en mis palabras y no en su bello cuerpo. Para no distraerme lo mire a los ojos.

—Puedes salir y esperar a que me ponga esto—Sacudió el pantalón que tenía en la mano, su hermosa carita estaba totalmente roja.

—Oh... lo siento—Salí del cuarto cerrando la puerta atrás de mi dejando a mi sobrino cambiándose tranquilamente.

NARRA SEBASTIÁN:

¡ESE VIEJO NO TIENE RESPETO! Le dije que no entrara, pero que ganas de joder al prójimo!

Cuando él entró al cuarto recordé ese estupido sueño que por más que me esfuerce no sale de mi cerebro, sentí como si fuera un deja bu. Tengo el corazón en la mano, de verdad me asuste cuando abrió la puerta. Esa estupidez no para de atormentarme.

Me cambie rápidamente con el uniforme de la escuela, tome mi mochila, la cual estaba perfectamente lista desde ayer, y salí de la habitación olvidando totalmente que mi tío estaba afuera de esta.

Salí tan rápido de la habitación que chocamos, haciendo que mi tío cayera al suelo.

Lo ayude a levantarse y cuando ya estaba dispuesto a irme el me detuvo.

—¡Espera!—Gritó.

—Voy tarde Fernando, me dices más tarde—Dije para evitar la palabra con el, me sentía nervioso, pero no quiero que se de cuenta de ello.

—¡NO!—Me detuvo agarrando mi brazo—Es importante

—Fernando si no me voy ahora voy a lleg...—Me interrumpió.

—Yo te llevo, solo cállate y escúchame—Suspiro.

—Que quieres—Dije cortante.

—Pedirte perdón—Lo mire confuso—Perdón por haberte intentado correr de esta casa cuando llegaste, perdón por que siempre te regañe injustamente, perdón por lo que sea que te hice en la borrachera pasada y perdón haber traído a una mujer a la casa—Sebastián lo miro confundido.

—¿A que viene eso ahora?

—No quiero que sigas enojado conmigo

—Ah... está bien. Y sobre la ladrona, ya era hora de que hicieras una vida amorosa, no podías quedarte soltero para siempre—Le sonreí, por alguna extraña razón no me gustaba la idea de que mi tío formara algo con esa mujer, aunque es una vieja odiosa, debe ser por eso.

—Bueno, yo te llevo a la escuela

—Bien—Bajamos las escaleras y yo corrí lo más rápido que pude para llegar afuera, el me llevo en el carro, y todo el camino de la casa a la escuela fue en silencio, yo no tenía nada que decir y supongo que el tampoco.

Cuando llegamos me bajé del carro y corrí lo más rápido que pude hacia el salón, por poco llego tarde.

—Que puntual—Dijo Dani—Yo pensé que no llegabas—Sonrió—Por tu culpa le debo 5 pesos a Eliot—Mi compañero sonrió triunfante y Dani sacó una moneda de su bolsillo a regañadientes para dársela a Eliot.

—Que lindo—Sonreí.

—Que te costaba llegar 30 segundos más tarde—Se cruzo de brazos.

—Que buen amigo, vendiéndome por 5 pesos.

—Lo se—Se colgó de mi—¿No me quieres prestar 5 pesos?

—No, eso te pasa por apostar en contra mío

—Por favooor, luego que voy a comer—Así estuvimos hasta que llegó el profesor, las clases se fueron volando y sin darnos cuenta ya era la hora de volver a casa.

Me despedí de Dani, el se quedaría más tarde en la escuela para su proyecto de inglés, así que camine solo a casa.

Llegue a casa, rebusque las llaves en mi mochila y con estas abrí la puerta.

Cuando entre a la casa grite un

—¡Ya llegue!—El cual no tubo respuesta alguna, deje mi mochila en la entrada y caminaba a la cocina, pero me lleve una gran sorpresa cuando pasaba por la sala.

—¡¿Que hace ella aquí?!

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora