Capitulo 14: Recuerdos, tercera parte

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Han pasado 3 semanas desde la fiesta de Dylan, cada vez que veo a Mariana me pongo nervioso, me tiemblan las piernas y siento el corazón en la boca.

Mariana me gusta.

Tardé demasiado en aceptarlo, pero no se lo puedo decir porque no me va a aceptar, además, cuando nos conocimos la traté muy mal.

—¡ey...! ¡HEY!— Dice alguien al lado de mi jalándome de el brazo.

Volteo y veo a Mariana, la cual se ve algo molesta, y no estoy seguro de por que.

—¿En quien piensas que vienes tan tonto?—Me ha preguntado aún jalándome el brazo, con su sonrisa bromista y pícara de cuando hace este tipo de pregunta— Pensando en Dylan ¿Eh?— Me ha picado con su dedo índice en las costillas, a lo que yo no podía responder ya que estaba muy nervioso por su presencia. El enterarme de que me gusta cambia totalmente las cartas, y es un momento perfecto para plantear el seguir con nuestra amistad o no.

Al no poder pronunciar ninguna palabra al sentirme tan nervioso por mis pensamientos, decidí buscar una forma para huir.

Al buscar en mi alrededor vi a mi grupo de amigos mas usual, platicando, me estaban mirando y yo hice unas cuantas señas para que vinieran a rescatarme, las cuales entendieron a la perfección y fueron 3 a arrastrarme hacia el grupo.

—Hey, ven, te necesito para algo—ha dicho mi amigo, arrastrándome con el como lo he pedido a señas, tomando mi brazo y jalándome como si fuera muy importante.

—Okey, luego nos vemos— Me he despedido rápidamente de Mariana, la cual, se ha quedado con una cara confundida al no entender lo que esta pasando.

Ellos me jalaron hacia dónde los demás y yo solo agradecí con gestos. Después de eso nadie me preguntó por qué hui de ella, lo que me dejó más tranquilo.

El tiempo pasó y las clases también. Hoy todo parece conspirar en mi contra por qué a todos los profesores se les antojó justo hoy poner trabajos en parejas, a lo que, obviamente, evite a mariana, solo para no arruinarlo.

Ella al verme indiferente insistía más, pero siempre encontraba un modo de huir.

Así estuve por una semana y media, mariana dejo de insistir y yo respiraba tranquilo, ya que, la situación lo ameritaba, sentía que no podía arruinarlo, lo cual me preocupaba y me alejaba para conservar mi buen progreso hasta ahora.

Entre a clase y la vi platicando con sus amigas. No se si lo que hago esta bien, pero no puede decirse que esté mal, lo cual me da algo de alivio, el sentir que no puedo arruinarlo es lo que me da alivio, pero el sentir que me he tomado demasiado tiempo para pensar me hace sentir como que lo estoy arruinando de alguna forma, pero siento que es necesario, necesito pensar, no la quiero alejar para toda la vida, solo quiero hacer lo justamente correcto para estar con ella.

Llegó el receso después de un buen rato de clases y de darle vueltas al mismo asunto, yo estaba con mis amigos, platicando, cuando de repente llegó Mariana y me tomó de la oreja para arrastrarme con ella.

Yo solo podía quejarme mientras ella me arrastraba con ella a algún lugar del cual aun no estoy enterado.

—¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡AY! ¡QUE TE PASA!— Me he quejado por el dolor que causaba que ella jalara mi oreja, a lo cual, ella se ha detenido bajo de un árbol.

—¡¿Que te pasa a ti estupido?! Llevas evitándome desde hace más de una semana—Se ha cruzado de brazos y ha fruncido el ceño—¿Ahora te caigo mal? ¿O qué? ¿Tienes algo que decir de lo que no estoy enterada? ¡Habla!—Me ha jaloneado por una respuesta.

—No claro que no s...—No pude terminar por qué ella me interrumpió.

—No te hagas tonto, estás enojado por la tontería de Dylan ¿Verdad? ¿En serio eres tan delicado que no sabes que es una broma? ¿Pues sabes que? Jódete— Ha concluido, dándome la espalda dispuesta a irse caminando a lo que yo la tomé del brazo para regresarla a donde estaba.

Me quede un momento así por que no sabía que decirle, lo he arruinado, pero eso tampoco importa mucho, ya que no sabia como poder arreglarlo.

—¿Te vas a quedar así o me vas a explicar por qué me evitas?—Estaba muy molesta por mi actitud de esta ultima semana, ella me miraba a los ojos esperando una respuesta, misma que yo no podía dar aún.

Me quede callado, no sabia como explicarlo todo, a lo que ella se ha girado, dispuesta a irse, molesta, tal vez pensando que no quiero saber de ella, pero no es así.

—Sabía que no tenías nada que decir, pero por lo menos quería preguntar—ella se ha ido, alejándose a paso lento a lo cual, yo he entrado en pánico.

—¡ME GUSTAS!—Le grite a lo lejos, no pudiendo permitir que se vaya, arruinando todo lo que sentía sin marcha atrás. Ella detuvo el paso, se quedó en shock sin mirarme.

Al ella estar tan lejos, corrí hacia ella y la besé, ya lo habia arruinado, no podía hacer mas que embarrar mis sentimientos, a pesar de ser un suicidio, Ella no se movió ni un poquito, no sabia si era por el shock o porque no se sentía cómoda con mis para nada correctas acciones.

Me separé de ella y ella aún no se movía. No sabía cómo tomarlo aún, por qué ella no se negó al beso, pero tampoco correspondió, y tal vez esperar una respuesta afirmativa de una amistad hasta ahora recíproca, y solo actúa condescendiente para no romperme el corazón.

Me quede con mi mano en su mejilla un momento pensando en que decir, ya que, a pesar de no hacer lo correcto con mis acciones, no quería una respuesta forzada de parte de ella.

—Ahí esta tu respuesta— Digo quitando mi mano de su mejilla para voltearme y irme caminando, pensando haber arruinado todo, y no esperando a que ella me diga que sí solo porque a mi me gusta mucho

—¡Carajo! ¡Eso no me lo esperaba!— Gritó con su usual tono bromista, lo cual, no pude descifrar en el momento.

Antes de voltear a verla, ella me ha tumbado al suelo, empujándome por atrás, tal vez aprovechando que estoy de espalda.

Me voltee para decirle algo pero antes de decir cualquier, cosa ella me besó a mi, dándome a entender que corresponde mis sentimientos.

—Eso es un quiero ser tu novia—Se ha separado de mi y me ha sonreído, no sabia que tan honesta era al decirlo, pero sabía que por lo menos correspondía.

—Entonces yo también quiero serlo—He correspondido a su propuesta, la cual, yo he planteado primero con mi arranque.

—Pero tienes que pedírmelo estupido, no te lo quiero pedir yo—La usual bromista Mariana no quería tener esa iniciativa, lo cual me ha hecho sonreír.

Mariana se ha levantado, y me ayuda a hacer lo mismo. Ya arriba, me sacudo y me arrodillo sarcásticamente, tal y como si fuera algún cuento de hadas o cualquier cosa así

—¿Quieres ser mi novia?—He vuelto a preguntar para ella.

—Acepto noble caballero— Bromeó, jalando mis manos para que me levante, y acercándose a mi para reclamar otro beso, lo cual, cedi sin objeción.

Ante tal escena melosa anterior, ambos nos reímos y empezamos ahora una nueva relación.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora