Capitulo 59:

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—Mañana mismo iré a la escuela a pedirte un tutor. No puedes seguir con esas notas mediocres. ¿¡8!? ¿¡Es lo mejor que puedes dar de ti!?—Decía la mamá de Dani con su ceño fruncido y haciendo señas de todo lo que decía.

A penas Dani entro a su casa, su mamá lo recibió con reproches sobre sus calificaciones.

—Má los 8 no son malos—Abogó Dani por sus calificaciones aunque esto lo soltó casi en un susurro para no molestar a la fiera.

—¡Por esas actitudes conformistas es que te quedarás atrás!—Dani dejó de prestar atención a partir de aquí, Dani tenía que recuperar su materia perdida a como diera lugar. Si un inocente 8 molestaba a su madre, no podía imaginar la magnitud de su regaño por un 0 en su boleta de calificaciones, y más si es por faltas.

Al día siguiente, Dani llegó muy temprano a la escuela con una bolsita de nueces en su mano para hacer un intento de soborno a su profe de matemáticas.

Llegó temprano para que su mamá no llegara antes que él. Dani con su bolsita de nueces entraron a la oficina de los profesores. Era una habitación llena de cubículos y en cada uno de estos muchos papeles en estos y regados por el suelo. La sala de los profesores siempre es un caos.

Dani dudoso entró a la sala de los profesores y sobre el escritorio de el profesor de matemáticas puso la bolsa de nueces, lo cual sacó al profesor de lo que estaba haciendo para mirar la bolsa de nueces y seguido a Dani.

—¿Es un intento de soborno?—Preguntó el profesor tomando la bolsa de nueces y desenvolviéndola.

—Un poco—Dani se rascó la nuca—Quiero recuperar la materia—El profesor fulminó con la mirada mientras comía de la bolsa de nueces.

—¿Sabes lo que le pasa a los alumnos que intentan sobornar a sus profesores?

—No es un soborno—Dani lo interrumpió—Bueno, solo un poco. Era mi intento de disculpa—El profesor ha fruncido el ceño y ha levando la bolsita.

—¿Y con una bolsa de nueces te voy a perdonar?

—No es un soborno—Repitió Dani para volver a aclararlo—Pero no puedo perder la materia. Mi boleta de calificaciones es muy bonita para tener un 0– El profesor frunció el ceño y seguido sacó una carcajada.

—¡JA!—Se mofó—Pues esta vez no será así—El profesor volvió a su papeleo y Dani seguía en el mismo lugar presionando al profesor aunque este no le prestara atención, no podía irse sin una esperanza de recuperar la materia. Su madre llegaría en cualquier momento y si su madre llega a enterarse de esto no volvería a ver la luz del día.

Dani desesperado de que sus disculpas no estén dando resultados ha tomado una decisión.

—Por favor profe—Ha llamado la atención del profesor y este ha dejado todo su papeleo para volver a mirarlo ya algo irritado—Si quiere seré su asistente por lo que queda del año, o votare por usted para mejor maestro. Hasta puedo ir a su casa a barrerle el patio, o si quiere me acuesto con usted pero de verdad necesito una oportunidad—El profesor abrió grande los ojos y miró perplejo a Dani por su insinuación.

—Tengo esposa Niño—Dani ha encogido los hombros.

—No crea que yo quiero acostarme con usted, sería raro. Pero si con eso me deja pasar la materia podría hacer el sacrificio.

—Bien—El profe ha suspirado y Dani ha abierto grande los ojos.

—¿Se va a acostar conmigo? Por que cuando dije eso solo lo dije para que viera que estoy desesperado

—¡NO!—Exclamó el profesor—No quiero acostarme contigo—Dani suspiró—Si tanto quieres hacerme un favor pues bien—El profesor se ha resignado y Dani ha celebrado internamente, haría lo que sea por salvar la materia—Quiero que saques a pasear a mi hijo. Ha estado muy deprimido y creo que salir le hará bien—A Dani la expresión "sacar a pasear" lo hacía sentir como si el hijo del profesor fuera un perro.

—Usted diga dónde y cuándo y ahí estaré—Dijo Dani efusivo, ¿que tan difícil podría ser salir y divertirse con alguien más? Es lo que siempre hace.

—Tienen que ser mínimo cuatro horas—Aclaró—Y me enteraré si te vas antes

—No hay problema—Sonrió Dani emocionado.

—Mañana te daré una fecha y hora—El profesor ha fulminado a Dani con una mirada asesina—Si le haces algo malo a mi Niño me aseguraré de que no vuelvas a aprobar matemáticas por toda tu secundaria—Dani se preocupó un poco pero igual no era tanto que perder, igual iba a reprobar de todos modos—Ya puedes irte—Obedeciendo la sugerencia del profesor, Dani ha salido victorioso de la sala de profesores. El pensaba que sería mucho más difícil convencerlo.

(...)

Sebastián ha dormido toda la tarde. Tiene que hacer un proyecto pero el pensar en hacerlo le da sueño. El se visualiza a sí mismo siendo productivo y se cansa.

Simpatía ha estado 1 hora intentando subir a la cama de Sebastián, pero debido a la falta de su patita, este gato no puede escalar hasta la cima. El gato puede saltar, pero es muy pequeño para saltar tan alto.

A Sebastián no le gustan los gatos, así que la idea de que simpatía se suba a su cama no le agrada para nada, y tampoco quiere ayudarle por pereza, él está más dormido que despierto en estos momentos.

Por pura casualidad, Fernando ha pasado por la habitación y simpatía al verlo ha corrido a sus piernas para darle cariño.

A Sebastián se le hace irónico que el gato quiera tanto a su tío si él le quitó su patita.

Fernando ha cargado al pequeño gato entre sus brazos y ha entrado al cuarto de Sebastián sin siquiera tocar.

A Sebastián le importo poco y siguió entre despierto y dormido. Un poco más despierto que dormido esta vez.

Fernando se ha sentando en la orilla de la cama y ha plantado un beso en la frente de Sebastian.

Sebastián frunció el ceño y fulminó a su tío con la mirada.

—Baja al gato de la cama—Dijo Sebastián con una voz ronca e adormilada al ver que su tío dejó al gato subirse a su cama y dejarlo vagar libremente.

—¿Por que?—Dijo Fernando con una tierna sonrisa en su rostro—Si es un amor—Sebastián frunció el ceño.

—Huele a que está mohoso

—¡Tonterías!—Replicó Fernando—Le dieron un baño ranchero en la veterinaria—Sebastián hizo una mueca y miró al gato, el cual no hacía nada en especial, simplemente existía.

—Me va a llenar de pelos—Fernando le planto un beso en la boca a Sebastián y bajó al pequeño gato que ya se estaba poniendo cómodo en los pies de Sebastián.

—¿No te gustan Los Gatos?—Preguntó Fernando por el notorio desagrado hacia el pequeño simpatía.

—No—Sebastián se acomodó en su cama dándole la espalda a Fernando y cerrando nuevamente los ojos.

—¿Y yo? ¿No te gusto yo?—Sebastián se quedó unos segundos pensando su respuesta.

—No—Dijo con una linda sonrisa en la cara y volviendo a mirar a Fernando.

—¿No?—Fernando frunció el ceño—Habrá que cambiar eso ¿No crees?—Fernando atrapó a Sebastián en un tierno beso, el cual fue correspondido por este.

—¿Y la abuela?—Dijo Sebastián a penas se separaron.

—Fue a jugar bingo—Fernando inició otro beso, pero este un poco más desesperado.

Sin romper el beso, Fernando cargo a Sebastián y lo sentó en una de sus piernas, y Sebastián se aferró a su cuello para darle más intensidad al beso.

Ambos disfrutaban de las caricias del otro, las cosas empezaban a subir de tono, pero a ninguno de los dos le importaba llegar más lejos que un beso.

Fernando paseaba su mano por debajo de la camiseta de Sebastián y este solo se removía ante el tacto frío de este. Todo esto sin romper el beso.

Sus caricias fueron detenidas al escuchar la puerta principal cerrándose. Ambos se separaron rápidamente y se acomodaron así como si no estuviera pasando nada.

—Ya llegué—Se escuchó desde abajo la inconfundible voz de la señora linda. Se escuchaba como dejaba sus llaves e bolso en una mesita, y subía las escaleras a paso lento.

Ambos fingiendo demencia le dieron la bienvenida y no volvieron a hablar en todo el día.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora