Capitulo 18:

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El camino a el aeropuerto fue incómodo, nadie hablaba, solo se escuchaba la radio, y el canal ni siquiera era bueno, era de esos programas en los que el locutor recibe llamadas de gente aleatoria y les da un consejo.

Yo en mi aburrimiento estaba escuchando el canal de radio.

—Muy bien Oscar, ahora a quien llamaremos ahora— Decía aquel locutor de radio, entusiasmado por lo que parece su divertido trabajo. Yo me estaba durmiendo.

—El siguiente correo es de Cesar Galaviz— dijo el tal Oscar— Tiene 38 años y su problema es que no puede conseguir pareja— En ese momento me acorde de mi tío y contuve una sonrisa— ¡Vamos a llamarlo!— Decía el locutor bastante animado por llamar al viejo solterón.

Se escuchó la línea llamando 3 veces y luego contestaron, cuando contestan se oye el señor, pero cuando habla solo se oyó un "Hili binis tirdis, Quin hibli" con voz de pito.

Cuando oí eso solté una carcajada que hizo que mi abuela y mi tío voltearan hacia mi, yo esbocé una sonrisa, lo que hizo todo más incómodo.

Mi tío apago el radio y se hizo más incómodo.

Unos segundos después mi abuela rompió el silencio.

—Te ríes igual que tu papá— Dijo volteando hacia atrás, donde yo estaba— ¿Ya te habías dado cuenta?— Dijo mirándome interrogante, esperando a que contestara.

—No, no me había dado cuenta— Después de eso se volvió a hacer el silencio, mucho más incómodo que antes.

Pasó el rato y llegamos a tan alejado aeropuerto.

Mi tío aparcó el carro en el lugar más alejado que se pudo encontrar, se bajó del asiento del conductor para bajar las maletas de la abuela y nosotros nos bajamos del auto.

Caminamos todo el estacionamiento que estaba, no vacío, pero con unos cuantos carros.

Que le costaba estacionarse más cerca.

Llegamos y nos metimos al aeropuerto, estaba literalmente vacío, solo estaba la gente que trabajaba ahí.

Empezamos a recorrer el aeropuerto, mi tío hasta enfrente, cargando las maletas de la abuela, seguido por mi abuela y después yo.

Yo estaba bastante aburrido por que no había nada con que entretenerme.

Saque mi celular y empecé a textear con mi novia, si así se le puede llamar.

Nos sentamos en unas bancas en lo que anunciaban el vuelo de la abuela, yo movía los pies y seguía texteando con mi novia, era muy divertida.

Pasaron 35 minutos y llamaron a los de el vuelo a España, que es a donde iba mi abuela.

Todos nos levantamos y seguimos a mi abuela.

—Abue— La llamé mientras caminábamos— Aún te puedes arrepentir de irte— Dije en un susurro, esperando a que se arrepintiera.

—Repito, no está a discusión— Dijo susurrando igual, firme ante esta decisión ya tomada.

Llegamos hasta donde ya no nos dejaron pasar y mi tío y yo veíamos como mi abuela se alejaba, ambos la despedíamos con la mano.

—¡ADIÓS ABUELA!— Grité y mi abuela volteo y se despidió de mi con la mano.

La perdí de vista cuando subió al avión.

Voltee con mi tío y lo mire con cara de asco.

—¿Y ahora que?—Dije con cara de asco.

—No se tú, yo voy a la casa— Dijo empezando a caminar, y yo sin opción lo seguía.

Salimos de el aeropuerto y caminamos todo el estacionamiento hasta llegar al auto.

El subió al auto y yo a penas abría la puerta, cuando puse un pie en el tapete del auto, él piso un poco el acelerador, haciendo que el carro avanzara, junto con este mi pie, provocando que cayera al piso.

—¡QUE TE PASA IMBECIL!— Grité en el piso y mi tío riéndose al volante.

—¿Estas bien?— Dijo con una sonrisa casi convirtiéndose en carcajada.

Me levanté y volví a intentar subirme, pero el volvió a pisar el acelerador.

Como estaba enojado por que me había tumbado le grité.

—¡PUES NO ME SUBO!— Dije cerrando la puerta del auto, esperando a que mi tío se bajara a rogarme que me subiera, pero en lugar de eso, arrancó el auto en dirección a la carretera.

Veía el auto alejarse, pero en mi mente seguía pensando "Tiene que regresar por mi".

Perdí la esperanza de que regresara cuando pasó una hora.

Estaba sentando en la banqueta aventando una piedra que me encontré en el piso.

No puedo creer que de verdad me dejó aquí.

Deje la piedra a un lado y empecé a bombardear a mi tío con llamadas y mensajes, pero no recibía ningún mensaje y las llamadas no le entraban.

Estaba por rendirme cuando me entra un mensaje de mi novia que decía "y eso que", de hace 1 hora.

Se me ocurrió marcarle a mi novia a ver qué se le ocurría, pensando en que ella sería mas inteligente que yo y tendría alguna idea mejor que la que se me puede ocurrir a mi.

Sonó el timbre 3 veces y me contestó con una voz somnolienta.

—¿Quién es?— Dijo con su voz ronca, como recién levantada.

—Hola, soy yo, ¿Estás ocupada?— Dije sabiendo que lo estaba pero aún así pregunté.

—No... ¿por qué?— dijo aún somnolienta, tomándose su tiempo para contestar.

—¿Te desperté?—Dije preguntando lo obvio.

—Igual soñaba contigo, ¿Que fue?— Dijo ya aclarándosele la voz, y sin reprocharme por echar a perder su sueño. Yo si me hubiera molestado.

—¿Conoces a alguien que viva por el aeropuerto?— Pregunté, y el teléfono se quedó en silencio unos segundos.

—¿Cuál aeropuerto?— Dijo pensativa.

—El que das vuelta por la calle del teatro y avanzas un mucho— dije pensando en el recorrido que hicimos y fue de lo único que me acorde.

—Mmmmm, ¿El exprés o algo así?— Dijo pensativa, y sorpresivamente si era, ella lo sabía.

—¡Si! ese— Exclamé sin ocultar mi efusividad al que me entendiera.

—Pues Valentina— Dijo segura, yo hice una mueca de asco, que bueno que no me podía ver.

—¿Otra persona?—Dije no muy convencido.

—Nop— Concluyó, destruyendo mis únicas esperanzas— ¿Para que quieres saber quien vive por ahí?.

—Me quedé en el aeropuerto y no puedo regresar— Solté con algo de vergüenza al teléfono.

—Pues yo voy por ti, estoy en casa de Valentina, pero tendrás que pasar un rato aquí, hasta que vengan por mi— dijo salvándome la vida, no me convencía la idea de pasar el rato con Valentina, pero era mejor si ella estaba de promedio.

—Okey— Dije dudoso, pero feliz de no tener que pasar la noche aquí.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora