Capitulo 11: Recuerdos, segunda parte

6.3K 445 108
                                    

Pasaron los días, y mi amistad con la pueblerina, Mariana, habia terminado en mejores términos de lo esperado. ¿Quién diría que después de hurgar en mi nariz ha terminado siendo una importante amiga? Ella era muy graciosa, y siempre tenía un tema de conversación, lo cual terminaba siendo entretenido.

—Vamos a ir a la fiesta de Dylan— Afirmó ella, decidiendo sola. Después de tres minutos explicando por qué no quiero ir a esa fiesta, esa ha sido su respuesta.

—No quiero—Dije volteando la cabeza y cruzándome de brazos, a modo de berrinche, pero no estaba enojado en realidad, lo hacia de forma amistosa.

—De seguro no quieres ir por qué te gusta Dylan— Ha dicho picándome el brazo con su usual sonrisa divertida.

—De seguro quieres ir por qué te gusta a ti— Moleste, apuntándola con el dedo, a lo que ella levanta ambos brazos en seña de inocencia.

—No, no quiero ir por eso. Además, no me cambies el tema, deja de huir de la conversación; bien que te gusta, si yo fuera gay, él seria mi novio— Dice con una sonrisa traviesa lo que me saca una carcajada, por su gran declaración a su compañero de clase

—Acabas de admitir que te gusta—Dije riéndome en su cara a lo que ella responde con un golpe.

—¡Que no me gusta! Solo es lindo y ya—Ha dicho, mirándome amenazante y apuntándome con el dedo—Además, no podría quitártelo, seria muy cruel de mi parte—Ella no parecía comprender por completo mi punto.

—¿Todas las pueblerinas creen que todos somos gays?— No entendía a que venia esa inusual insistencia por encontrarme una pareja, pero ella en respuesta por lo dicho, me ha golpeado suavemente.

—¿Cuál pueblerina estupido?—Regañó—Y no, solo lo creemos cuando de verdad lo son— Siguió con su mismo tema con con una sonrisa divertida dibujada en su cara, a lo cual, yo le he revuelto el cabello, era divertido que fuera tan molesta con el tema.

—Si claro, lo que tú digas— He cedido por su insistencia ante afirmación tan descabellada.

—Entonces, ¿Irás?—Ha preguntado por milésima vez en este mismo rato.

—Esta bien— Solté resignado ante tanta insistencia, y algo mareado de la misma pregunta hecha tantas veces.

—¡Si!—Celebró—Vas a pasar por mi, nos vamos a divertir mucho, y si no vas te castro— Sentenció, dando por sentado su triunfo y mi convencimiento.

—Esta bien—Es lo único que respondo antes de que tocara el timbre para entrar a clase, interrumpiendo nuestra conversación, y obligando a separarnos ya que a esta hora tenemos clases en diferentes aulas.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Ya eran las 7 de la tarde y yo aún no estaba decidido a ir.

Me tumbe en mi cama, agotado. Le he dicho a Mariana que si iría a su dichosa fiesta, pero el tan solo pensarlo me agota de una forma increíble, así que, dispuesto a no ir, he cerrado los ojos para dormir otro rato, pero una llamada ha interrumpido mi perfecta paz con la habitación.

Al escuchar esa conocida melodía sentí un escalofrío, era Mariana, se que es ella la que llama para molestarme por el mismo tema, pero seria un pecado no contestar.

Abrí el molesto teléfono, el cual no paraba de insistir con esa molesta melodía, y he presionado aquel pequeño botón de goma para contestar.

—Solo llamaba para recordarte de la fiesta, ya estás listo ¿Verdad?—Por su tono, pude entender que ella sospechaba de mi falta de ganas por ir.

Mi TíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora