Capitulo 3

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Alexander

Los hombres más importantes del parlamento Inglés están sentados frente al principe Alexander, con sus rostros preocupados y decididos para escoger al nuevo rey de Inglaterra.

El país no puede quedarse sin monarca, por esa razón los días para Alexander han sido un infierno. Lleva horas pensando en una solución. Le preocupa  tomar la corona al mismo tiempo que su abuela está entre la vida y la muerte, algunas noches se sienta junto a su cama de la misma forma que lo hacía cuando era niño y la mira retorcerse con dolores de cabeza que ni el mejor médico puede curar.

Definitivamente tiene que hacer algo.

Levantó la vista para ver el rostro de aquellos ancianos que quieren olvidarse de la reina rápidamente. Pieles rancias y ojos caídos, no le gustan y a ellos tampoco le gusta el nuevo rey. No les importa nada más que ganar dinero a costa de la corona. 

— Debemos hacer la coronación lo antes posible — comentó el viejo primer ministro — Quizá en las próximas semanas, Inglaterra debe tener  rey antes de terminar el mes. Debe de adelantar su matrimonio. La familia de la señorita Alise está de acuerdo y su prometida debe cambiarse al palacio cuando antes  —

— No tomaré la corona hasta que la reina mejoré o fallezca — su voz es decidida y grabe — No le quitaré el reino a mi abuela y nadie se mudará a Buckingham hasta que yo lo decida —

Ninguno de estos señores estuvo contento con su respuesta, lo notó en sus rostros, sus ceños fruncidos, sus miradas furiosas. Ya sabe que su manera de pensar no es muy bien recibida por el parlamento, pero le gusta molestarlos porque muy posiblemente se haya acostado con alguna de sus hijas y por eso lo odian.

— Con todo respeto Alteza pero no lo entiende, es un protocolo real, además el desmayo de la reina a causado que miren debilidad. ¿Como es que estuvo enferma todo este tiempo y jamás supimos? Usted debe ser el nuevo rey

Alexander no puede y no quiere ser rey en este momento, claro que le gusta su nuevo poderío y que las personas bajen el rostro al verlo pasar, pero necesita a su abuela para gobernar, puede resolver todos los asuntos políticos, pero moralmente los consejos de su abuela lo ayudan.

Se puso de pie molesto, harto de escucharlos y cansado de ver a su reina morir cada dia. No va a tolerar que acaben con ella y la olviden en un rincón de la historia. Con su puño golpeó la mesa para llamar la atención de todos, incluido la de su próximo suegro que lo mira con ojos desafiantes.
Todos harán lo que les diga, les guste o no.

— He dicho que no tendré la corona y esa es mi última palabra —

Con pasos firmes salió del parlamento mientras siente la mirada de su suegro sobre su espalda. No puede ocultar que Alise y toda su familia se alegró de la enfermedad de la reina. Su hija sería esposa y reina al mismo tiempo, todo lo que cientos de chicas londinenses quieren. Pero a él no le gusto que su próxima compañera de vida tenga tan poco amor a la reina, no espera que la cuide hasta la muerte pero si que se espere a tener la corona. De igual forma el será el rey lo quiera o no.

El palacio de Buckingham está sumido en un eterno silencio, los turistas lloran con sus caras postradas a las afueras del palacio, dejan rosas y algunas cartas que la reina nunca leerá.

Alexander se sorprendió de ver por primera vez su hogar lleno de oscuridad y sus pasillos vacíos, no hay sirvientes, no hay duques o ministros  de otros países esperando hablar con su abuela, hasta sus perros no están jugando por el palacio. Caminó rápidamente y subió las escaleras sin pensar en nada más que posiblemente la reina habia muerto, esa podría ser la razón de las ventanas cerradas. No quieren periodistas husmeando. Con el corazón en un hilo llegó hasta la habitación de su abuela. Los sirvientes esperan  afuera, su prometida, su padre y toda la familia espera de pie en el pasillo, fumando cigarrillos o tomando una copa de vino, ninguno muestra una gota de preocupación.

Los  mejores médicos de  Inglaterra están de pie junto a la cama  debatiéndose entre decir la verdad o no. Pero Alexander solo miró a la única madre que ha conocido, su abuela, su reina.

Por primera vez en días esta consciente y los dolores de cabeza aún no paran, su piel es pálida, casi acártonada, sus ojeras son grandes y su cabello a perdido vida. Esa no es la reina que siempre había conocido. Ocultado su temor debajo su rostro frío, se acercó hasta la cama.

— ¿Como esta? — preguntó a todos los médicos. — ¿Se recuperará? —

— Respondan, digan la verdad, es el próximo rey debe saber que moriré pronto — dijo su abuela. Alexander se sorprendió del tono sarcástico, sin miedo y resignada a morir. — Debe saber que tendrá la corona en unas horas —

— No puedes decir eso, conseguiremos a otros médicos haremos  — contestó preocupado, pero el rostro de los médicos no ayudó mucho. Están serios y tienen miedo a decir la verdad. — Pediremos una nueva opinión, por dios, estamos en el jodido siglo XXI tu no te puedes morir en unas horas —

— No podemos hacer nada por la reina. El tumor en su cabeza a invadido ciertas partes del cerebro, lo que está causando su dolores de cabeza — Alexander creyó que el piso temblaba, se sujetó a la cama para no caer  — Si hacemos cirugía podría quedar ciega o terminar en coma, por lo que hemos decidido que no podemos hacer nada por su majestad —

El principe tuvo ganas de tomarlos por los hombros y gritarles con todas sus fuerzas que buscaran una solución. Pero entonces recordó algo que hace mucho tiempo no hacía, el había ayudado a una doctora a buscar soluciones para cirugías, recuerda quedarse despierto durante horas, leyendo libros y recuerda que esa misma doctora lo incitó a ver una cirugía, pero eso fue hace mucho tiempo.

— ¿Que quieren decir? ¿Que ya no harán nada? Se supone que son los mejores médicos... —

— Alexander, por favor —

— ¡No abuela, debe de haber otra opción, una segunda opinión, no pueden rendirse tan fácil! — sus venas hierven de coraje aún más cuando mira a la reina postrada en la cama.

— Lo siento Alteza, pero no podemos hacer nada. Le daremos medicamentos para el dolor y le aseguró que sufrirá lo menos posible. Sabemos que es difícil de entender —

Los médicos no dijeron nada más y cada uno comenzó a salir de la habitación, tomaron sus grandes libros y sus maletines para dejarlos solos. La reina casi llora del dolor y Alexander se sintió impotente por no poder hacer nada.

— Perdón, Alteza, Majestad — un doctor de cabello blanco y rostro amable, se acercó — Nosotros somos médicos viejos y estudiamos en una época que no tenía tanta tecnología, pero quiero decirles que siempre hay una segunda opción — la reina abrió los ojos y lo miro — Si usted majestad quiere vivir, entonces debe llamar a la doctora Rizzi, es especialista en este tipo de casos. Además, ella tiene un don que usted debe aprovechar si quiere seguir viviendo —

El médico se fue y cuando ambos estuvieron solos, le pidió que tomará asiento junto a ella. Desde que mencionaron a Vanessa su nieto ha estado callado, ni siquiera sus facciones dicen nada. Pero la reina no puede darse por vencida. Aunque eso le cause problemas a su nieto.

— Alex aun no quiero morir, quiero verte convertirte en rey, quiero conocer a tu heredero, no puedo morir — Alexander miró a su abuela, tiene la cara enrojecida y los ojos con lágrimas. La reina nunca llora — ¡Llámala, por favor, lláma a Vanessa! ¡Tienes que traerla de vuelta a Londres! ¡Hazlo, porque de ella depende tu corona! —

No pudo negarse, no puede dejar que su abuela muera tan pronto. Pero no quiere a esa doctora cerca de él. Simplemente la guardo en su memoria como otra chica de lindas piernas que paso por su cama, ahora tiene una vida perfecta y ella lo arruinará si vuelve y le reclama haberla abandonado cuando estaba embarazada. Pero el cariño que siente por su abuela es tan grande que la buscará hasta el fin del mundo para traerla de nuevo a Inglaterra.

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora