Alexander
— Majestad... necesitó decirle algo — Alexander dejó de poner atención a la reunión en el parlamento. El sirviente apenas y puede hablar — Hay un pequeño problema... —
— ¡¿Dime que pasa?! — Alexander preguntó exsperado cansado de tener que atender a todos al mismo tiempo. Lleva toda la mañana encerrado en una sala del parlamento inglés. Miró a su sirviente con desden y arrogancia.
— Es sobre su esposa...ella y los bebés no llegaron a dormir —
Por un momento dejo de escuchar a todos y abrió los ojos echó una furia. ¿Que fue lo que hizo? Su voz sonó demasiado fuerte y atrajo la atención de los miembros de la reunión.
— ¡¿Qué?! ¡¿Donde demonios está Vanessa?! — se puso en pie de inmediato y dejó la sala en medio de miradas asombradas. Se pasó las manos por el cabello, siente tanto calor como si estuviera en el mismo infierno. Ella le dijo que no se iría — ¡¿Donde están mis hijos?! —
Por la reina. Sus bebés.
— No... no sabemos nada de ellos— sus asesor llego corriendo por el pasillo, tiene un par de papeles en la mano. Todos entienden porque el rey está vuelto loco — Buscamos a su esposa por todo Londres, hasta en el hospital y no hay ningún rastro, tampoco de sus hijos —
Se detuvo en medio del pasillo. Todos lo siguen como un par de hormigas. Desabotono los primeros botones de su camisa y dejo caer el saco por el suelo que de inmediato recogió un sirviente. Tiene que recordar que fue lo que Vanessa le dijo. Fue un tremendo idiota al creerle, pero su voz sonaba tan segura, que jamás dudo de ella ni por un segundo, por eso la dejo ir. Lo beso, le dijo que no se iría y que regresaría en una horas. ¡Joder! Creyo que todo estaba solucionado, que quería ser reina, pero jamás podrá entenderla.
— Ella mencionó que saldría a dar un paseo con los bebés — miró a todos los asesores con furia — ¡Busquen en todos los malditos parques de Inglaterra! —
— Alteza, su esposa no visitó ningún parque —
Esta a punto de volverse loco. Vanessa es reconocida, no podría esconderse tan fácil en Londres... soltó una serie de improperios al darse cuenta que ella no está en Inglaterra. No puede llevarse a sus hijos de esa manera. Nadie lo había hecho hecho enojar de esa manera. Fue tanto, que sus sirvientes no quieren verlo a los ojos temerosos.
— ¡Preparen mi auto. Yo mismo iré a buscarla! —
Decendio por los escalones cubiertos de oro rápidamente. No le importa dejar las reuniones del parlamento o no estar presente en la cena privada de Buckingham. Ni siquiera le importa la lluvia que mojó su cara al salir del palacio, solo subió a su auto y acelero tan fuerte que hizo sonar las llantas contra el azfalto.
Esta tan enojado que las venas de sus brazos se saltan y aprieta el volante. No ayuda en nada que un par de osos de bebés estén en el asiento de su auto. Oh, sí la hará pagar cuando la tenga enfrente. Se llevó a sus hijos sin decirle, sin pedirle permiso, no puede hacer eso con los herederos... pero primero debe encontrarla.
Se creyó cada una de sus palabras por completo. Cuando vio esos papeles tirados por el suelo se asustó terriblemente al pensar que podría dejarlo, ahora entiende que fue un estupido al dejarla ir, debió haberla tomado a la fuerza y retenerla para siempre en el palacio porque está loca y lo volverá loco a él también. Sin embargo, solo piensa en que nada malo le suceda a sus tres bebés.
Ni siquiera estacionó bien el auto a fuera de Kensington, bajó más furioso que nunca y entró en el palacio sin avisar. Nadie trató de detenerlo, ellos saben que el rey puede hacer lo que quiera y como quiera, de todos modos este lugar es suyo. Incluso aventó un par de libros de medicina contra el suelo. Así que su mal humor se puede sentir en todo el lugar.
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Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]
RomanceHan pasado 3 años desde la última vez que el príncipe Alexander sintió su corazón latir por una mujer, es tan mujeriego que todas las mujeres de Inglaterra quieren tenerlo. Ahora está a unos meses de casarse, pero cuando la corona de Inglaterra cayó...