Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]

Capitulo 30

Por fin van a conocer a mi querido Ishaq.

Vanessa

—

¡Vamos, Vanessa entremos a está tienda! Será la última, te lo prometo — su madre la tomó de la mano sin previo aviso y prácticamente la obligó a entrar a la lujosa tienda en una de las mejores avenidas de Londres — Mira que hermosos vestidos —

Barbara y su madre tienen la mirada deslumbrada ante los brillantes estantes de cristal con lujosos vestidos blancos. Pero Vanessa solo quiere sentarse por primera vez en todo el día. La habían secuestrado para ver vestidos de novia, pero ya no puede más. Sin decir nada más, tomó asiento en un amplio sillón y soltó un largo suspiro. Ningún vestido de novia le gusta. Ni el color, ni la textura, ni los brillantes. Todos son anticuados y excesivamente caros. Con esas libras podría pagar varias cirugías a niños.

— Tienes un gusto muy peculiar, pero encontramos el vestido perfecto para ti. — le dijo Barbara sonriendo junto a su madre. Negó con la cabeza.

— No, ya no quiero probarme más vestidos. ¡Ayúdame mamá! — replico molesta.

— Mamá nada, tu vas a medirte ese vestido de novia ahorita — contestó su madre con las manos en la cintura.

Así que, aquí está de nuevo. Delante de una fila de grandes espejos con un nuevo vestido de novia. No es mejor que los otros, para su madre y su amiga es el mejor. La tela es dura y los decorados raspan su piel. No sé siente bonita como todas las novias, solo se ve anticuada y aburrida. Se detiene del vidrio para no caer cuando intentan cerrarle el vestido.

— Deja de respirar un momento o no podré cerrarte el vestido — su madre la regañó al querer subir las presillas
— Es imposible —

— Me quiero ir. No quiero un vestido de novia. Ishaq y yo no queremos una boda común, no necesito esto — dijo después de tomar aire de nuevo. Bajó la vista al vestido frondoso y horrible.

— Cariño subiste un poco de peso.  ¿Barbara sabes si mi hija se opero los senos? Ese es el problema por el cual los vestidos no le quedan.— su madre la mira con curiosidad. — Tus senos están gigantes —

Soltó un grito de desesperación llamando la atención se los otras chicas que buscan su vestido perfecto. Esta harta, cansada, sus pies duelen y quiere matar a todo el mundo. Su cuerpo ha estado cambiado y no sabe porque. Su humor es como los mil demonios.

— ¡Si, mis senos están creciendo! Ningún vestido me queda.— se quitó el vestido con desesperación y lo alejó lo más posible — Me voy a casa —

— No querida no te vayas — una voz masculina la detuvo. Un señor bien parecido y con su marcado acento inglés se acercó — Bienvenida al lugar donde vestimos reinas. No sabes cuánto esperaba verte, después de la prometida del rey, usted es la más mujer más famosa de Londres —