Alexander
Alexander creyó que pasaría su noche en paz y podría olvidar su altercado con ese estupido presidente que quiere robarse a su esposa. Se supone que en el parlamento no hay nadie más que él Es el dueño, puede hacer lo que quiera aquí. Cerro esa caja roja que contiene todas sus obligaciones y levantó la vista al escuchar pasos cerca de su despacho.
¿Vanessa?
Por un momento creyó que era ella. Con su cabello rubio y una sonrisa mientras mueve sus caderas al caminar segura de su belleza, pero la conoce muy bien, lo que menos estaría haciendo Vanessa sería sonreírle, estaría furiosa, con su mirada seria y sus mejillas sonrojadas del coraje.
Esa mujer que se acerca por el pasillo del parlamento no es su doctora. Es como si observará una copia perfecta de su esposa. Es mujer mueve su cabello delicadamente, tiene el mismo maquillaje que resalta esos ojos felinos y usa la misma ropa provocativa que usa Vanessa, delicada, femenina, sexy y nada recatada.
Sin embargo, no es a la mamá de sus hijos a quien tiene enfrente, sino a Camile.
- ¿Te gusta mi cabello, Alexander? - no tuvo más remedio que recargarse en su asiento y alejarse lo más posible - ¿Por fin me parezco a ese doctora? Mi estilista dice que soy más hermosa que ella -
- No, no lo eres - esa mujer le traerá problemas. - Vete de aquí Camile -
Esa mujer de la que estaba enamorado durante su adolescencia no tiene nada que ver con Vanessa. La belleza de Camile es aristocrática, pero a perdido la cordura por completo, lo llama todo el tiempo y se aparece en su oficina sin explicación. Sobre todo se volvió demente desde que hizo que Vanessa se convirtiera reina, esta llena de celos y todo fue culpa de él. Si, lo fue porque cuando era apenas un joven y no controlaba sus instintos, le prometió a Camile que sería la mamá de sus hijos y la convertiría en reina. No la culpa por estar demente, su pequeña Helena se vuelve loca entre lloriqueos cuando le promete contarle un cuento y no lo hace, no se quiere ni imaginar lo que es perder un reino.
- Alex... - Camile bajó su vestido quedando solo en ropa interior - ¿Porque le diste a ella lo que era mío? Yo debía ser la reina ¿Recuerdas cuando quede embarazada de ti? Lo perdí porque te hice caso y llega esa doctora y les das todo lo que yo quería tener contigo. Le diste cinco hijos, yo creo que es justo que me des el bebé que me quitaste -
Alexander casi deja caer su copa de vino al suelo cuando esa mujer trató de sentarse sobre él. ¿Tener más hijos? No gracias, con cinco es suficiente. Ya no tiene ganas de tener hijos jamás.
- ¡Basta Camile! Debes entender que lo nuestro terminó hace años. Solo fue una aventura de verano - ella se abrazó a su pecho, con tanta fuerza que puede sentir su delicada figura contra su cuerpo. Sin embargo, ella trató de arrodillarse y bajarle el cierre del pantalón. Detuvo con fuerza sus manos - Detente. Lo lamento Camile, hace años no debí pedirte que abortaras solo por mi, fui muy egoísta contigo. -
Esta noche es una jodida locura. Se supone que vino a alejarse al parlamento y dejar atrás sus celos enfermizos. Llegó como un loco demente y enfermo posesivo, ver al presidente besando a Vanessa casi le causa un infarto, no se alejó de Vanessa porque le diera asco tocarla después de que otro hombre besara sus suaves labios, ese hombre solo la daño y se sintió impotente al ver bajar el hilillo de sangre por su barbilla, pero en ese instante se dio cuenta que siempre le pasará eso. Ella era la mujer más hermosa de la noche, con su sonrisa encantadora y su provocativo cuerpo. Él es quien debe entender que ella jamás lo engañaria. Así que no debe pagarle de mala forma.
- ¡Quiero al bebé que me quitaste! - Camile se puso de pie y trato besarlo. Antes sus labios lo volvían loco. Antes de que chocará y terminará en el consultorio de su doctora - Tú esposa no tiene que enterarse. Me mantendré callada y lejos de Buckingham. Te amo Alexander -
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Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]
RomanceHan pasado 3 años desde la última vez que el príncipe Alexander sintió su corazón latir por una mujer, es tan mujeriego que todas las mujeres de Inglaterra quieren tenerlo. Ahora está a unos meses de casarse, pero cuando la corona de Inglaterra cayó...