Alexander
Alexander jamás se había arrepentido de nada, como rey esta acostumbrado a tomar las mejores decisiones para el país y todos consideran que es un buen estratega, sí, sólo en el ámbito político porque es pésimo en las relaciones, sino asusta a Vanessa con sus citas, con sus frases y sus intentos de romanticismo, pero es malísimo en el amor y más en complacer a la mujer que quiere, en realidad cuando era un mujeriego poco le inportaba lo que sintieran las mujeres, pero esta vez quiso complacer a Vanessa y no tuvo la mejor idea.
Alexander soltó un suspiro y miró su reloj, es la última vez que cómete una locura así, su idea de darle un hospital a Vanessa fue un error abismal, para ella fue lo mejor, está tremendamente feliz y se nota la felicidad en su cara cuando sale corriendo del palacio para perderse por el jardín hasta llegar al hospital, lo puso en la esquina más alejada del palacio, en ese zona donde los médicos no lo molesten, para Vanessa fue el mejor regaló de su vida, para él es un martirio tener que esperarla horas para que termine una cirugía. La extraña con locura, le gustaría verla como antes cuando lo molestaba todos los días en su reunión, cuando llegaba con sus cortos vestidos y se sentaba en sus piernas para hacer enojar a los asesores, extraña demasiado sus perversiones cuando llega con la excusa de enseñarle a las bebés y en lugar de eso lo toma de la corbata y lo besa hasta hacerlo sonrojar, la extraña como un loco y los niños también quieren a su mamá, pero Vanessa estos días se pasa las tardes en el hospital para hacer las cirugías que pospuso por el atentado.
Ya se le ocurrirá algo para hacer que se quede aquí todos los días.
— ¿Ya podemos empezar papá? —
Helena llegó corriendo a su despacho cansada y con la respiración agitada, cómo si esquivar a los guardias y a los asesores fuera muy difícil, su hija se abrazó a su pecho antes de que su nana la alejará del rey y se aferró con fuerza a él, de seguro a nadie de los asesores le gusta que niñas lleguen interrumpiendo sus importantes reuniones ¿Pero qué puede hacer? Si se quedó como niñero de sus bendiciones.
Jamás dejaría que se llevarán a sus hijas, ni a Helena que lucha por quedarse con él, ni a las gemelas que juegan con los papeles de la mesa dando sus primeros pasos y tiene que estarlas cuidando para que no se caigan, por lo regular están todas las tardes con Vanessa, ahora él es cómo un papá soltero.
— No puedo Helena, tenemos que esperar a que tu mamá llegue del hospital —
Helena frunció el ceño y sus ojos se llenaron de una infantil maldad.
— ¡Pero papá él niño ya está aquí! —
Alexander dejó de ver unos papeles y con ese sexto sentido activado y súper desarrollado, tomó a una de sus gemelas antes de que se cayera de la mesa, pero la otra bebé no tuvo la misma suerte, son golpes que se dan todos los niños cuando aprender a caminar pero sintió horrible cuando tuvo que tomar a sus bebé en brazos llena de lágrimas, quizá es un pésimo papá porque una de sus gemelas llora sobre su pecho y la otra se quitó el pañal como si enseñar su pequeño trasero fuera agradable, su adorable Anastasia corre por la mesa sin pañal soltando divertirás risas, casi está a punto de volverse loco, así que se quitó el saco y cubrió a sus gemelas para que no estén de exhibicionistas.
— ¿Qué niño? — preguntó en medio del drama con sus gemelas. Helena se pasó las manos por el cabello.
— Él niño que vamos a espantar ya esta aquí, él que me dijo...fea y me hizo llorar — Helena lo jalo de la camisa para llamar su atención — Dijiste que lo haríamos llorar papi, planeamos está pijamada del horror toda la semana —
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Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]
RomanceHan pasado 3 años desde la última vez que el príncipe Alexander sintió su corazón latir por una mujer, es tan mujeriego que todas las mujeres de Inglaterra quieren tenerlo. Ahora está a unos meses de casarse, pero cuando la corona de Inglaterra cayó...