Esa bebe no es mía

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Alexander

Alexander se pasó las manos por el cabello y miró a ambos lados de la calle buscando una solución para su problema, esta demás decir que tratar con embarazadas a punto de dar a luz no es su especialidad.

Claro que lo mejor es llegar al hospital más cercano y que Vanessa tenga a los bebés ahí, pero el tráfico es terrible, todo gracias a la fiesta que él mismo organizó, la lluvia cae con fuerza y golpea su rostro con furia y él sonido de los claxon es enloquecedor, es cómo si todo estuviera en su contra porqué definitivamente es imposible moverse por la ciudad, menos con una guapa rubia que está a punto de dar a luz.

Alexander se alejó las gotas de lluvia de la frente y bajó su mirada para ver él rostro adolorido de Vanessa, dios, vaya que le gusta verla cuándo está en su mayor éxtasis de placer, pero verla a punto de llorar, con las mejillas rojas y los ojos llenos de lágrimas, sólo hace que se arrepienta de haber sido un pervertido con ella, quizá no debió de haberla perseguido por él palacio, mucho menos de besarla tanto y quizá, aunque suele doloroso, no debió terminar dentro de ella, simplemente debió usar un maldito condón y ahora ella no estaría llorando. 

— Vane, no llegaremos al hospital — Dijo con voz calmada, aunque por dentro se está muriendo de nervios — Él trafico es terrible y la lluvia no nos dejará movernos rápido por la ciudad,  esperó que me hagas caso está vez, porqué creo que no puedes tener a los bebés en él auto de nuevo —

Vanessa apenas puede respirar con normalidad, ha llorando mucho más qué las veces anteriores, esté embarazó la ha puesto más sensible, puede que también esté llorando porqué se pasaron los meses tonteando como dos pervertidos sexuales o porqué no le compraron absolutamente nada a estos nuevos niños.

La miró recomponerse de una contracción y recargarse en él asiento de piel del auto, sabe qué se está muriendo por dentro, le duele y se lo hace saber porqué le aprieta fuertemente la mano, pero antes de que tengan a los bebés, Alexander tiene que quitarse de la mente eso que lo estuvo molestando toda la noche, ni siquiera le importa la lluvia que lo está empapado y que deja inservible a su traje, solo quiere saber sí de verdad Vanessa lo va a dejar o sólo es otra de sus malditas bromas, porqué al mirar dentro del auto y ver unas chaquetas de los niños en el asiento traseros, lo confirmo.

Vanessa va a dejarlo, quizá se enamoró de un médico, alguien que piensa igual que ella, dios, quizá otro hombre ya la enamoró.

Volvió a mirarla y se dio cuenta que no quiere perderla, no ahora que ya han dejado todo el drama atrás y qué ya es un mujeriego reformado, ya sabe que el karma es una mierda con él, pero no con eso, no con la familia que tanto le ha costado tener con Vanessa. Si lo dejará se moriría, no tiene a nadie más, claro qué está toda su extensa familia de la monarquía, pero todos se pelean por el dinero y Vanessa le da esa seguridad que necesita y si piensa dejarlo, la encerrara en la torre de Londres, pero se quedará con él para siempre.

— Podemos ir a mi hospital, Sheppard puede ayudarme, hice un par de llamadas y él tendrá todo listo para mi, no puedo manejar Alex, sacame de aquí o tendré a los bebes en el auto — Vanessa soltó un fuerte lloriqueo, jamás la ve llorar de dolor, pero está vez es diferente  — Creó que ya siento la cabeza de uno o quizá sólo es el dolor,  ya hasta olvide que soy doctora, ya no quiero estar embarazada jamás en mi puta vida —

— ¿De verdad vas a dejarme? ¡Por favor dímelo! ¿Ya no sientes nada por mi? Para no seguir cómo un tonto detrás de ti — Preguntó dolido, quizá el ruido que escuchó fue su frío y helado corazón rompiéndose — ¿Qué será de los niños? ¿Les buscarás otro padre? Seguramente creés que no soy lo suficientemente bueno para ellos ¡¿Que demonios hice mal?! ¿Fue porqué me voy todos los días al parlamento? — 

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora