Capitulo especial. El sexto sentido del rey.

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Alexander

Alexander ama jugar polo.

Siempre trata de ser el mejor montando a caballo para que no lo dejen ganar solo por ser el rey de Inglaterra. La velocidad y la adrenalina son su pasión. Desde pequeño le enseñaron que todo buen hombre debe aprender a jugar polo, le importa muy poco si se golpea o si daña a alguien más, de todas formas en un juego que no puede perder.

Porque siempre su equipo es el ganador.

Cuando terminó de jugar, se quito el casco y miró a sus amigos emocionados por ganar. Ya es de costumbre que el rey se lleve el mejor premio. Se bajó del caballo y aceptó las felicitaciones de todos sus compañeros, incluso Helena y Christian, lo saludan desde lo lejos con sus pequeños lentes de bebés para cubrirlos del sol.

Se quitó la camisa blanca llena de barro, no lo hizo con la intención de  tener sus pectorales al aire para llamar la atención de las damas que lo miran con ojo pendiente, pero no pudo parar de recibir halagos, sonrisas femeninas y una que otra invitación para ir a un lugar más privado. Pero solo hay una mujer que quiere que lo vea sin camisa, sudoroso y deseoso, que por cierto esa misma dama no esta en ningún lugar del jardín, ni del palacio, ni de ningún lugar.

Daría un millón de libras y joyas de la Corona porque Vanessa hubiera estado aquí, para que las otras mujeres supieran que ella es la única que le interesa, pero no, su rebelde esposa no pudo cancelar una cirugía y prefirió estar con un paciente desconocido y rodeada de doctores que quieren hacerla suya, a ser llenada de barro mientras la besaba delante de todos.

En fin, así son las mujeres.

Todos lo rodean mientras recibe felicitaciones, pero no pudo evitar ver como su animal favorito, ese caballo de pura sangre que su abuela le regaló cuando era solo un niño, que cuidó por tantos años, salió corriendo de los establos totalmente embravecido.

De inmediato miró a la madre de Vanessa cuidar de sus dos hijos y a las gemelas que apenas tienen una semana de nacidas mientras las pasea en su cochecito. Ese par, Helena y Christian, juegan de un lado a otro corriendo por todo el jardín, ellos son los niños perfectos que siempre quiso tener, valientes, sonrientes, atractivos y los perfectos príncipes. Porque si algo le sucede a Helena, Christian será el rey,  así de pequeños saben que son importantes para la Corona, reciben atención especial y los han enseñado a ser reyes desde que nacieron.

¿Donde está Andre?

Él no puede comprender a su propio hijo. Mientras que los otros son perfectos, Andre es ese niño especial que solo puedes tener una vez en la vida. Fue el primero en caminar, en hablar y en entender todo perfectamente, es como si fuera un pequeño adulto. Con tan solo tres años sabe que no es importante para la Corona y cuando los asesores se llevan a sus hermanos para enseñarlos a ser reyes, él ya no llora como antes. Le cuesta comprenderlo, porque sí, ese niño es idéntico a él, en todos los sentidos, incluso respecto al físico, es como una copia perfecta de su papá.

Por su masculinidad le cuesta admitir que desde que se hizo papá de cinco niños ha desarrollado ese sexto sentido que solo tiene las mujeres.

Se alejó del grupo de gente directo a los establos con una extraña corazonada. Fue imposible alcanzar su caballo favorito, pero al entrar a los establos y ver que alguien abrió las puertas al caballo se molesto de inmediato. Pero en cuanto entró, un par de lloriqueos lo sorprendieron de inmediato, el llanto es leve y doloso, con demasiado dolor, pero la voz rabiosa es la que se escucha en todo el lugar.

— ¡Ese caballo era el favorito del rey, cuesta millones de libras! Te dije que no te acercaras, que te quedarás dentro del palacio porque estabas castigado — pudo ver a una de las nanas, esa mujer de 60 años con el rostro endemoniado y su voz furiosa. — Pero tu debes entender que el no es tu papá, es el rey y no debes molestarlo —

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora