¿No se te olvidan los condones?

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Vanessa

— ¿Seguro que tendremos un lugar para nosotros solos? La última vez que fuimos que Escocia tuve una muy mala experiencia, dime la verdad o te vas solo al Escocia —  Vanessa tembló de frío y se aferró a su chaqueta al salir del restaurante de comida rápida — No quiero ver como tus jodidas "primas" tratan de seducir todo el tiempo delante de mi, si las vuelvo a ver así te juro que las arrojo de las escaleras y hago que los guardias tiren sus cuerpos al río —

Malditas inglesas

Ese hombre a su lado que camina lleno de bolsas de comida y de  regalos soltó una carcajada cómo sí su comentario fuera lo suficientemente gracioso para hacer reír al rey.

— Vaya, ahora entiendo porqué las gemelas son tan sádicas y arrojan las muñecas de Helena por las ventanas... ¿Segura que llevamos todas las cosas? Escocia es un lugar lejano, literalmente estaremos en medio de la nada — Ese ingles le sonrio con malicia — Ya sabes, tu y yo, en algún jardín lejano, escondidos entre la maleza teniendo sexo caliente...— 

— ¡No, porqué siempre nos descubren! Además jamás olvidó nada Alexander, llevamos la comida, las galletas y los regalos que aún no se porqué compraste, no es navidad —

Alexander la miró de reojo como sino supiera que tienen dos demonios en casa. 

— ¿Enserio aún no sabes porqué llevo todo esto? Digamos que esas demonios dejaron a mi dulce Helena sin muñecas, pero sí le compró a ella, les tengo que comprar a todos, es como una pre-navidad y todo por culpa de las gemelas... ¿Segura que no olvidas nada? —

— ¡Qué no olvide nada Alexander! — Contestó llena de molestia

— ¿Y los condones? —

Vanessa se puso más roja que un tomate y miró a todos lados asustada, qué vergüenza saber que los guardias detrás de ellos  escucharon eso.

— No necesitamos condones, no los vamos a usar — Dijo en voz baja — ¿Además en qué momento compraste condones?

— Soy muy sigiloso querida y claro que los usaremos sólo que tú aún no lo sabes y lo haremos muchas veces — Alexander se mordió el labio, lo hizo de forma tan ardiente que un temblor sacudió su pecho — De hecho estoy tan ansioso de usarlos qué hasta compre de diferentes sabores, ya sabes Vane, para que te des una vuelta por el pequeño Alex creo que estos días se ha sentido enfermo —

Vanessa abrió mucho los ojos con la cara más roja que un tomate.

— ¡Alexander! — Pero no puede negar que ella también está emocionada, así que le hablo en voz baja al oído — ¿Y de qué sabores compraste? —

— Es secreto — Le dijo ronroneando — Él sabor lo tienes que descubrir cuando lo pruebes

Vanessa abrió la boca sorprendida sin sabes que decir, pero Alexander siguió caminando con sus guardias detrás de él, lo hace mientras sonríe mostrando los hoyuelos de sus mejillas porqué él qué todas las mujeres son unas descaradas con el rey.

— Además, mis primas no tratan de seducirme, somos familia —

— ¡Claro que si! ¡Qué ciego eres! — Dijo fingiendo ese tono ingles aristocrático mientras aferras las bolsas de comida a su pecho, son tan pesadas que se siente como si cargará a sus angelicales gemelas — ¿Ay majestad cree que mi vestido es perfecto? ¿Se me ve mucho el escote?  Y tú vas de buen samaritano a decirles, claro él vestido perfecto —

—¿Bueno, quieres que les diga que se ven horribles? — Le replicó con una sonrisa burlona

Vanessa terminó acercándose mucho a Alexander para cubrirse de la lluvia por la sombrilla que sostiene el guardia, pero ese rey huele tan rico que podría quitarle la camisa ahora mismo y darle miles de besos en el cuello.

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora