Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]

Mi ginecólogo personal

Vanessa

Vanessa soltó un largo suspiro y respiró los delicioso elixir de su perfumes antes de salir corriendo de la cama hacia la ventana para ver su nuevo y lujoso auto afuera del palacio de Buckingham. Saltó y gritó llena de emoción despertando a sus niños porqué ese genial auto negro roba las miradas de todos y es solo de ella y se lo ganó de la manera más tonta del mundo, fingiendo no estar embarazada al poner agua a su prueba de embarazo.

Embarazada ya está, pero su embarazo se disfrutará más si tiene un auto nuevo.

Al final Alexander si cumplió su apuesta, le dio su auto, la trajo de nuevo a Buckingham y no está con ella, como siempre, porque su querido Alex tiene los días ocupados siendo él rey. Vanessa corrió hasta la cama y se recostó entre las almohadas respirando él perfume masculino. Ya extrañaba sentirse así, como la antigua Vanessa y la doctora que tiene el día ocupado, extrañaba despertar en su casa, en su cama y que le lleven él desayuno a la habitación, simplemente extraña Buckingham para poder despertar junto a sus bebés.

Quizá Alexander odié ver a todos los niños dormidos con ellos, ciertamente él tuvo una crianza diferente donde los trillizos ya deberían estar en internados alejados de sus papás, pero la verdad es que Vanessa adora levantarse cada mañana con las respiraciones de sus bebés junto a ella, él rey jamás podrá entender éste sentimiento de unión con esos pequeños rubios, ella es quien los baña,  los alimenta, quien cepilla su delicado cabello y quien está todo el día con ellos, si esta en el hospital y no está en una cirugía, sus niños están con ella en el consultorio, si esta en el palacio, esos niños saben que deben estar con ella todo el tiempo.

Vanessa pasó sus manos por los delicados mechones de cabello de sus hijos, esos dos niños rubios son idénticos a sus papá y al no poder soportarlo más, los llenos de besos en las mejillas hasta hacerlos enojar. Ser mamá no es nada fácil, es difícil y muy cansado, más cuando tiene que ser doctora, mamá y por las noches la reina de Inglaterra, ciertamente los niños cambian muchas cosas, ya no puede ir tantas veces de fiesta, ni tomar alcohol hasta morir, no puede tener sexo en cualquier lugar y menos en su propio cuarto, pero su recompensa es ver las sonrisas de sus niños y eso es incluso mejor que un jodido auto nuevo.

— ¿Mamá porque hueles a enfermera? — Christian se talló los ojos llenos de sueño — No me gustan las enfermeras porque me ponen inyecciones, mami quítate tú ropa de hospital, me das miedo —

Vanessa soltó una carcajada y se hizo un ovillo en la cama mientras abraza a Christian y lo hace enojar porque su pobre niño quiere seguir durmiendo, lo mantuvo cerca de su pecho y lo miró con los ojos llenos de amor. La verdad tener su hospital tan cerca mejoró todo, antes del amanecer ya estaba en su hospital en una cirugía, en cuanto termino, corrió debajo de la lluvia con sus guardias siguiendola y llegó hasta la cama con sus hijos para disfrutarlos toda la mañana, quizá no sólo huele a enfermera, quizá huele a sangre y a muerte de los hospitales, pero simplemente no quiere alejar a su bebé.

— ¿No te gusta como estoy vestida? — preguntó Vanessa y sintió la cabecita de su hijo escondiéndose en su pecho.

— No, quiero que te pongas pijama y te duermas con nosotros — Vanessa aferró a su hijo, ese niño tiene tanto sueño que no sabe que ya es hora de comida y no para dormir — Me da miedo la habitación cuando no estas y más porque Helena parece un monstruo de los cuentos de papá o un OVNI —

— Tú hermana no debe darte miedo, ella solo tendrá un estilo diferente estos días — Christian ronroneo como un gatito a punto de dormirse, eso pasa por querer jugar con su papá toda la noche, ahora tiene seis zombies dormidos — Pero tu debes decirle que es la niña más bonita de todo el planeta y si escuchas que alguien la hace sentir mal, les das un fuerte golpe en la nariz por hacer sentir mal a tu hermana —