El Paciente Perfecto

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Alexander

— ¿Ya se fue tu paciente? —

Alexander se recargó en el marco de la puerta con una sonrisa de lado mietras mira a esa doctora que lo tiene loco. Quiza el embarazo también lo esta afectando a el, porque jamás en su jodida vida tendría ganar de comer alguna asquerosa hamburguesa y ahora tiene unos antojos tan fuertes como si el embarazado fuera él. Incluso canceló todas sus reuniones con la sola idea de pasar la tarde entera con ella. Nunca tiene tiempo para verla durante el día, a veces cuando la mira pasar por los pasillos mietras esta trabajado, me gustaría no ser el rey, dejar todo de lado e invitarla a salir, pero es el rey y tiene que conformarse con esas citas nocturnas que tienen debajo de las sabanas, claro, si pueden, porque los niños no los dejan estar solos. Quizá lo único que desea Alexander, es hacer  enfurecer a esa chica rubia que no le presta atención.

— Si — Vanessa ni siquiera levantó la mirada de sus libros, como si no le importara tener a ese atractivo hombro recargado en su puerta deseoso de besarla, de hacerla suya, pero apenas y lo mira  — Estoy ocupada ¿Que quieres Alex? —

Alexander entró en el consultorio y con una sonrisa burlona tiró todos los libros de medicina al suelo. Esta harto de verla pasar su tiempo metida en este co supletorio terrorífico. Se acercó a Vanessa, le quitó esas gafas de abuela y las arrojo lo más lejos posibles de ellos, hasta que golpearon el suelo y se hicieron pedazos. 

— ¡Alexander! Tengo mucho trabajo — Le dijo furiosa, totalmente furiosa por ver sus gafas despedazadas — ¡Déjame en paz! Mejor vete y cuida de los niños y cambia el pañal de las gemelas —

— Tu y yo hicimos un trato. Dijiste que nunca atenderías un paciente en Buckingham y traes a ese hombre que se hace pasar por tu amigo ¿Enserio? — Alexander soltó una carcajada. No esta molesto, lo único que quiere es pasar tiempo con ella — ¡¿Que no soy yo tú paciente perfecto?! —

Alexander no pudo soportar la risa, es mejor burlarse de la confusión en el rostro de Vanessa a sentir celos por ese tal Sheppard que quiere meterse en los pantalones de su esposa. Es suya y nadie más que él se mete en sus pantalones. Lo bueno es que es él Rey y dentro de Buckingham se puede dar cuenta de todo y ese doctor no pasó desapercibido, menos cuando Alexander los estaba escuchando detrás de la puerta, incluso los sirvientes lo veían mal por estar esperándola, pero era eso o soportar que sus celos lo estén matando.

— Alex tu no puedes ser mi paciente, antes si, pero... — Vanessa se ve como la nerd que tiene enamorado al rey — Eres mi esposo. No puedo ser tu doctora, además tienes cientos de doctores para ti solo porque eres el Rey

Alexander la miró detalladamente, si tan solo ella supiera que adora verla embarazada, quizá no lo demuestre de una forma más amorosa, a veces es demasiado frío, pero le encanta verla así, en su modo doctora cansada de la vida, con su cabello en un moño despeinado, con sus horribles lentes de nerd, con su blusa de chica rockera y con sus ojos fulminandolo como a un interno.

— Claro que tú puedes ser mi doctora — Alexander tomo asiento en la esquina de escritorio arruinando sus apuntes de medicina — Y yo soy tu paciente perfecto ¿Que más puede pedir? Soy tu esposo, soy muy guapo, soy el rey, tengo dinero, siempre uso perfume, siempre cumplo tus deseos y tengo una hermosa sonrisa. Pacientes como yo no vas  a encontrar en otro lugar —

— De hecho hay muchos pacientes muy apuesto — Vanessa lo miro de soslayo cuando se acercó a ella  — ¡¿Que haces?! —

Alexander soltó una carcajada cuando tomó asiento sobre ella, se sentó sobre sus piernas tratando de no lastimar su vientre abultado. Incluso puede sentir las pataditas de la próxima bebé sobre su espalda. Pero se aseguró de no lastimarla, solo de sentarse en sus piernas y sentir sus delicadas manos tratando de alejarlo.

— ¿Quieres saber que siento cuando estás sobre mi mientras tenemos sexo? Vamos, claro que lo sabes, tu amas tener sexo en esa posición y a mi me encanta que hagas el trabajo difícil —

— No, no quiero saberlo. Eso es vergonzoso. ¡Deja de molestarme Alexander! ¿Quieres sexo? Pues no Alex, porque tuvimos sexo esta mañana y no me puedo sentar bien por tu culpa

Vanessa trató de quitarlo furiosa de sus piernas mientras Alexander da pequeños brincos sin lastimarla, la escuchó refunfuñar molesta. Esta furiosa tratando de quitárselo de encima, pero Alexander se recargó en su pecho, serian uno sola, sino fuera porque el vientre los separa. 

— ¿Estoy pesado, verdad? — Alexander dejo de moverse  — Esto siento cuando estás sobre mi, tú y el nuevo bebé, pero me gusta. Es bastante sexy —

En lugar de seguir molesta, Vanessa escondió su rostro sobre su espalda llenando su camisa de lagrimas, esta tan sensible que hasta el aire la hace llorar. Pero siente como sus manos se aferran a su camisa con desesperación mientras suelta quejidos de dolor, dramáticos. Alexander se giró para limpiarle las lagrimas y soltarle el cabello tratando de hacer mil cosas para que deje de llorar.

— ¿Porque estás llorando? — le pregunto tomándola del rostro para borrar sus lágrimas.

— ¡Porque me haces sentir fea!— Apenas y puede hablar, las lagrimas de dejan de bajar por sus mejillas y sus ojos están hinchados y sus mejillas tan rojas como una fresa  — Me siento fea con el embarazo, gorda y tu me haces sentir gorda. No ne quedan mis pantalones, solo tengo vómitos, y tu siempre estas tan guapo que las sirvientas siempre suspiran por ti al verte pasar, que me haces sentir la mujer más fea del mundo —

— ¿Te sientes fea? — le preguntó con mucha curiosidad.

— ¡Si! ¡Horrible!

— ¿Que no te has visto en un espejo? — Vanessa levantó el rostro con sus ojos hinchados por el llanto — Eres la chica más bonita que he visto. ¿Tu crees que te ves fea? Yo creo que te vez jodidamente sexy, me encanta cuando estas embarazada, tus senos son grandes, tu trasero es como dos globos, y siempre tienes ganas de tener sexo. El único problema es que tu vientre siempre crece más y más, pero no importa, incluso nunca te lo he dicho pero me encantan nuestras citas nocturnas en algún Mac Donald de Londres. Eres la más chica más bonita que he visto, por tu culpa mis guardias están enamorados de ti, pero yo sé que esos ojos latinos son solo para mí. —

Vanessa se limpió las lagrimas con la manga de su blusa, pero sonrió levemente mientras trata de limpiar su maquillaje arruinado.

— Si me dan vómitos, a ti el embarazo te afecta el cerebro Alexander —

— Lo se, con tantos niños ya soy un experto, pero también el embarazo despierta otras cosas que te hacen feliz

Aún sentado sobre ella, huelo su rostro para acercar sus labios a sus mejillas rosadas dejando un rastro de pequeños besos hasta llegar a esos labios rosados mientras los disfruta lentamente mientras Vanessa aferra sus manos al cuello de su camisa. Ya ni se pregunta porque tiene tantos niños, si en cualquier momento qe tiene solos quieren estar desnudos y haciendo cosas de adultos. Estaba seguro que  terminaría en otra sesión de sexo ardiente en medio de libros de medicina y gorros de médicos, pero alguien lo está jalando molestamente de la camisa.

— Papá, papá — Helena está jalando su camisa, mientras hinciste en separarlos — ¡Papi! —

Alexander dejó de besar a Vanessa y volteó hacia bajo para mirar a Helena vestida como su caricatura favorita esperando que la lleve a ella y a sus hermanos al cina. ¡A un horrible cine! Pero cuando no le contesto y se giro para seguir besando a Vanessa, su hija se enfureció y refunfuño molesta.

— Deja a mi mami, quítate de ella — Helena cerró manos en puños y saco una muñeca a punto se golpearlo para que deje a su mami — ¡Le sacarás el bebé! —

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora