Capitulo especial. El rey, el niñero real.

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Alexander

Son las gemelas del demonio.

Alexander no tiene duda de que no quiere más hijos, si Vanessa no se cuida entonces lo hará él, pero no llegarán más herederos a la Corona. Ya está decidido y todo porque sus gemelas son la reencarnación de mal, en pequeños cuerpos de recién nacidas y rostros adorables.

— Majestad — la voz de una de las nanas es nerviosa — Creemos que sus bebés están enfermas. Ellas no paran de llorar. No sabemos que les pasa —

Se equivocó al pensar que sus tres hijos eran insoportables y que Helena lo molestaba de más, están niñas no tienen comparación. Sus cuerpos son tan pequeños, pero sus lloriqueos rompen los tímpanos de cualquier hombre. Esta sumamente molesto. Solo él puede entender lo importante que es este reunión en el parlamento de Londres, ese viejo lugar esta llenó de aristócratas y hombres como él que no toleran el lloriqueo de bebés recién nacidas.

La fábrica de bebés tiene que cerrar para siempre.

— Llévalas con su mamá y dile a todos que no quieren que me molesten — sus pequeñas hijas tiene el rostro rojo por el llanto, sus ojos cerrados y por sus mejillas caen unas lágrimas  — Tampoco dejes entrar a los trillizos. Estoy muy ocupado —

Los asesores tratan de llamarlo, hasta el primer ministro no deja de mostrarle papales, esta rodeado de trabajo y ese par de niñas no deja de llorar, parece como si las estuvieran matando.

— Majestad — habló en voz baja la nana — El problema es que su mamá no está —

— ¿Donde esta Vanessa? — pregunto con molestia en la voz

¿Qué no se supone que tiene que estar en cama porque acaba de dar a luz?

Está mañana la dejo en la cama totalmente dormida, pero el, despertó completamente adolorido porque Vanessa dejo libros de medicina sobre él. Esta enferma por el trabajo.

— La reina, su esposa, salió con los trillizos, dijo que volverían más tarde, pero... — la nana pasea a las niñas tratando de calmarlas — Me ordenó que usted cuidará a las niñas —

— No, eso no puede ser — se alejó de sus asesores con la nana detrás de el, como si fuera un maldito demonio — ¿Quieres más dinero para cuidar a las niñas todo el día? Dime la cantidad y te la daré —

— No quiero más dinero. Yo puedo cuidar a las niñas, pero no se que les pasa. Solo creo que están enfermas —

Desesperado por hacerlas callar de una vez, las tomó en brazos, sus pequeños cuerpos están envueltos en unas mantas que para él fueron demasiadas, quizá tiene calor o les duele el estómago como Vanessa alguna vez le dijo, les reviso su estómago, pero no. Las recostó en una mesa para checar si la ropa les molestaba, pero tampoco es eso, ya hasta sus rostros están morados del llanto.

— ¡No, no, no! No se orinen en la mesa — les dice totalmente fuera de sí, creyó que podían tener el pañal sucio, pero salio peor de lo que esperaba, una parte de sus papales están llenos de orines, por dios, hasta tuvo que despegar un papel del trasero de una de las bebés. 

Fue hasta que las tomó en brazos que dejaron de llorar, las recostó de nuevo en la mesa y sus lloriqueos de bebés fueron desgarradores, así que no le quedó de otra más que abrazarlas de nuevo.

Como si ese par de niñas supiera que están mejor con él y no con su nana.

Trato de dárselas a la nana de nuevo, pero como si fuera una broma, las pequeñas se aferraron al cuello de su camisa, sus pequeñas manitas están echas puños y no tuvo el carácter suficiente para dejarlas ir. Tomó la pañalera de las gemelas, esa gran bolsa de color rosa con figuras ridículas y se encamino de nuevo a la sesión del parlamento. Si su yo del pasado lo viera en este momento le habría dicho. 

Hey amigo no tengas hijas. 

Pero no le queda otra opción más que llevar a las gemelas a la sesión del parlamento, ellas están tan cómodas, que ni siquiera el griterío de los hombres molestos las alteran. Tampoco sirvio de nada el portabebé cuando intento recostarlas ahí, no ese par, quiere estar con él y con nadie mas. Seria imposible tenerlas todo el tiempo recostadas sobre su pecho comodamente, lo siente pero tiene que seguir siendo el rey delante de todo el mundo. 

Con su brazo izquierdo sostiene contra sí a las bebés y con el derecho se inclina sobre la mesa para firmar más papales y explicar cosas del parlamento. Las gemelas no tienen ni una semana de nacidas, vestidas con sus pijamas blancas y sus gorros de osito, sabe que están despiertas por que de vez en cuando siente su brazo mojado, ya sabe que es, vomito, sí ahora olerá a leche tambien. 

— Alteza — uno de sus amigos, después de escuchar el griterío en el parlamento se inclino con el rostro sonriente para ver a las gemelas — Alexander, son preciosas, serán mujeres bellisimas —

— Cállate, no digas nada de mis hijas — 

— Pobres niñas, si sigues así de maniático, se quedaran solteras —  lo fulminó con la mirada.

Si es necesario, entonces tendrá que encerrarlas en una torre, pero se asegurará que ningún hombre les rompa el corazón, él puede identificar a los mujeriegos fácilmente.

Fue el peor día de toda su vida, ser papá y ser el rey no es una buena combinación, arreglar problemas del país y dar biberón es una molestia y hablar con los ministros y escuchar lloriqueos es una locura. Durante toda la reunión del parlamento tuvo que tener a ese par de gorritos blancos a su lado. 

Así que al llegar al palacio y ver entrar a Vanessa y a los niños muy sonrientes, se molesto muchísimo, ella no parece que haya dado a luz hace unos días. Luce resplandeciente y hace bromas con los niños. Caminó con las bebés en brazos, tiene toda la manga de su camisa llena de vomito y posiblemente huela a bebé y no a su perfume masculino.  

 — Hola Alex, los niños y yo decidimos ir al cine, ya sabes, no me gusta sentirme enferma y el palacio era aburrido — Vanessa le dio un beso en la mejilla y acaricio a sus bebés. Le dio a las gemelas que se siguen aferrando al cuello de su camisa, pero por primera vez en el día, pudo estar lejos de ellas. Esta totalmente molesto — ¿Como te fue con las niñas? —

— ¡Soy el rey, no un jodido niñero! — dijo antes de irse a su despacho a volver a hacer el trabajo que sus hijas orinaron. 

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora