Malas Bromas

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Vanessa

— ¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí? — Alexander detuvo el auto cerca del reloj más famoso de Londres y volteó su rostro para mirarla con ojos azules soñadores — Esa vez tuvimos mucho sexo, dios, aún tienes ese babydoll rosado ¿Verdad? —

Vanessa lo miró como si estuviera loco ¿Babydoll rosado? Alexander más que nadie sabe que ella odia el color rosa, es imposible que alguna vez en su vida haya usando al así y vaya que tiene muchos babydoll sexys, pero ninguno de ellos es rosa.

¡¿Con un demonio, la está confundiendo con otra mujer?!

Sino fuera porqué lleva a sus dos bebés abrazados ya lo hubiera matado del coraje más puro, porqué al parecer ese rubio con rostro burlón la esta confundido con otra mujerzuela, dado que la vez anterior ellos no tuvieron sexo y un guardia termino en el hospital. Vanessa apretó los dientes enojada y habló en voz baja para que los niños no la vean así.

— Nosotros no tuvimos sexo la vez anterior — Dijo llena de coraje fingiendo que no le pasa nada mientras juega con las pequeñas manitas de sus bebés — Pero tu hiciste que mi guardia terminará en el hospital, quizá me estas confundió con otra de tus ex amantes Alexander —

Alexander se puso tan serio que le creyó ese momento de confusión y olvidó, quiza si la esta confundiendo, claro, tomando en cuanta que era un puto mujeriego que pasaba de cama en cama todas las noches, él muy descarado hasta se pasó las manos por el cabello recordando sus días de mujeriego y sonrió de lado.

¡Quiere borrarle esa maldita sonrisa! Es más, en esté mismo instante se baja de la camioneta, es mejor que los niños y ella caminen hasta el palacio.

— Tienes razón Vane, perdóname querida no eras tú la mujer con quien tuve sexo esa noche — Vanessa completamente llena de furia lo golpeó en el hombre cuidando qué sus bebés no se caigan de su agarre, los aferró a su pecho porqué son tan pequeños que no quiere que sus locuras los afecten, pero eso sólo aumentó las carcajadas de Alexander — ¡Es broma! Sólo es para hacerte molestar, jamás podría confundirte ni olvidar qué odias el color rosa ¿Estas enojada gordita? —

¡Gordita madre!

Vanessa sólo calmó su coraje porqué sintió la boquita de sus bebés buscado sus senos, están ahí con sus pequeños ojos cerrados, con sus gorritos azules cubriendo sus mechones rubios, con sus mejillas sonrojadas  mientras muestran sus encías rosadas y mueven su caritas buscando la leche, mueven sus pequeños cuerpos de días de nacidos y se retuercen en sus brazos llenos de hambre. Son tan  adorables que cada día se enamora más de ellos.

Lastima que tienen un padre que es pésimo haciendo bromas.

— Pues tus bromas son de muy mal gusto Alexander — Dijo menos enfadada que antes y miró por la ventana de la camioneta — Yo soy la única que puede bromear contigo... Alex enserio debemos regresar al palacio, los niños tiene días de nacidos él clima les afectará, me hiciste una mala broma, es de noche, Andre se perdió y me llamaste gorda, estoy segura de que está noche no saldrá bien, además, el Big Ben se ve tenebroso y puede ser un lugar peligroso para estar con niños ¿Y si se caen y se mueren?

— Pues hacemos otros — Alexander soltó otra carcajada y se recargó en el asiento desprendiendo ese rico aroma de su perfume — Los niños no harán nada, ya les dije qué es un lugar peligroso y además están muy asustados, se quedarán siempre con nosotros porque tienen miedo —

Alexander la tomó de la barbilla para besarla rápidamente en la mejilla y la ayudó a bajar del camioneta miestras los guardias cuidas sus pasos con sombrillas sobre sus cabezas, se aseguró de tener a sus hijos cerca de ella para que no se mojen y cubrió con la manta los pequeños cuerpos de sus bebés, pero está segura que las locuras de ese rey les causará una horrible gripe.

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora