Capitulo 47

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Vanessa

— ¿Como se van a llamar mis nietos? — preguntó su madre mientras toma la pequeña mano de su hija, tratando de despertarla para ver el color de sus ojos — Es tan linda, sino fuera por ese par de aretes, juraría que es un niño. Es idéntica a sus hermanos  —

Vanessa sonrió al ver a sus bebés. Se siete muy contenta de haber hecho a sus hijos muy agradables a la vista, los genes de Alexander y ella hacen perfección. Le gustaría llamarlos solos bebés para siempre, pero no puede ser así. Miró a su madre sentada en el sillón con su hija en brazos, esa muñeca de rostro angelical.

Pero sus otros dos bebés atraen su atención. Están acostados en su bambinete, abrazados el uno con el otro como si aún estuvieran en su vientre, apenas y tienen un día de nacidos y ya son la atracción principal de Londres. Se inclinó y los cubrió con su manta no sin antes ver su ropa, esa que ella compró por las calles más raras de Londres.

Pobre de sus bebés.

Tienen una mamá fanática de las cosas extrañas, así que sus hijos, junto con su hija, que no tiene ropa de niña y usa la de sus hermanos, están vestidos como unas calaveras bebés, tan hermosos, tan lindos, tan rubios y tan suyos.

— No lo se mamá, solo los llamó bebé uno, bebé dos y bebé tres — dijo señalando a cada uno de sus hijos. Son tan iguales que apenas puede distinguirlos — La verdad es que no he pensando en ningún nombre —

— ¡¿Como?! Son tus hijos no puedes llamarlos de esa manera. A veces no te entiendo— una de las sirvientes entro a la sala, después de hacer una reverencia y dejo una par de galletas en la mesa de cristal. Ni siquiera es reina y ya la tratan como tal. Aburrido — Tu abuela tiene tantos nombres para tus hijos ¿Que tal María, como tu bisabuela? ¿Alejandro como mi hermano? —

Vanessa negó rotundamente con la cabeza. No le pondrá esos nombres a sus bebés pero tampoco quiere decirle a su madre que sus gustos son terribles. Suspiro y recargó su cuerpo en el sillón mientras escucha hablar a su madre sobre todos los nombres de su familia latina. Sin embargo, solo tiene la vista fija en el techo de cristal, cuando tenía sexo con Alexander le gustaba verse así, pero ahora... siente pena por ella misma. Solo esta sentada ahí, como un oso rodeada de cosas de bebés y mantas.

¿Donde demonios está la doctora sexy que juró siempre ser?

— No mamá. Alexander y yo todavía no pensamos en ningún nombre — dejo de pensar en las veces que tuvo sexo en este mismo sillón, posiblemente alguno de los sirvientes la habrá escuchado. Sonrió de lado — Mi bebé será reina, tendrá un nombre raro y mis otros dos bebés son príncipes, así que mamá, acostúmbrate a los nombres largos de la Realeza —

— ¿Donde está el rey? —

— No lo se, supongo que disfrutando de su soltería. No quiero hablar de Alexander ahora —

Su madre dejó a su bebé junto a sus hermanos y tomó asiento a su lado y ya acostumbrada al palacio ordenó que los sirvientes salieran. Bueno, la entiende es abuela de la próxima reina y vive en Kensington

— ¿Estas molesta? Oh si, haces esos mismos ojos demoníacos que hacia tu padre — dijo su madre sin dejar de mirarla.

— ¿Debería estar feliz? Me dejo sola con tres bebes y él, bueno, quizá se estar divirtiendo en Buckingham, quizá se esta burlando de mi. ¡Mírame, parezco una ama de casa y apenas llevo un día! —

— Estas loca. ¿Como crees que el va a pensar eso de ti? — su madre le hablo dulcemente — ¿Para ti era difícil llevar una normal al ser doctora, verdad? Solo imagina por un segundo que tú fueras la reina. Es una vida bastante difícil —

Un Príncipe Americano [ Saga MEDICOS Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora