La magia es extraña y suele hacer cosas inquietantes. Veamos como las hace.
La historia es tomarry, o sea Yaoi. Si no te gusta este género no entres pero si quieres leer, eres bienvenido 😉
Eso es lo único que vio después de caer de las escaleras.
Frío.....
Es lo que siente ahora.
Ira......
Por no poderlos proteger.
Pánico......
Al dejar a los chicos en manos de ese wendigo.
¿Muerto?......
Aún no lo sabía, pero lo presentía.
Impotencia......
Por no poder hacer más, por no salvarlos.
Tristeza......
Porque sabía que no los iba a volver a ver.
Ese era el torrente de emociones y sensaciones que sentía Tom, el remordimiento por no hacer más lo molestaba, esta enojado, furioso con él mismo por no poder hacer nada. Había estado flotando en la nada por algún tiempo, tenía ganas de despertarse y salir a ayudarlos, pero no podía, su cuerpo ya no le respondía y se odiaba por eso, en toda su vida nunca se había odiado a él mismo pero ahora estaba más que molesto por a ver dejado a su familia en las manos de ese asqueroso ser.
{Quieres salvarlos}
Ese susurro vino de todos lados, Tom alzó su cabeza pendiente de sus alrededores.
-¿Quién es?-preguntó a la defensiva.
{No te pongas arisco, solo pregunté, ¿quieres salvar a esos jóvenes?} Volvió a preguntar lo que sea que estuviera en las sombras.
Tom se quedó en silencio, pero a la final respondió.-Por supuesto, son mi familia-esperó a que el otro respondiera.
Al parecer, su respuesta satisfacía al ser que estaba en las sombras, porque escuchó una pequeña risa ronca.
{¿Te gustaría tener el poder para salvarlos?} Cuestionó rondandolo.
Tom pudo ver una silueta aún más oscura moverse en la oscuridad.-Sí, me gustaría eso-respondió con firmeza.
{Pero tiene sus fallas, podría afectarte de manera negativa} advirtió con seriedad.
-No me interesa lo que me pase, solo quiero salvarlos-desestimó las consecuencias.
La sombra se detuvo, analizandolo, viendo si sus palabras eran ciertas, pero al sentir su convicción y decisión sonrió. Tom fue testigo de como dos puntos carmesí aparecían frente a él, y la silueta de algún canino apareció, era tan alto como él y podía ver claramente sus ojos rojos.
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