Lluvia sobre mí

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《Nuestros recuerdos juntos me resultaban mucho más embriagantes que el alcohol.》

Parte 3.

Fueron poco más de siete horas de vuelo desde ciudad de México hacia Ottawa, Canadá.

La mayoría del tiempo sus hijos fueron durmiendo sin molestar a nadie, en especial a él, lo cual agradecía enormemente.

Joaquín tan solo miraba a través de la ventana sin hacerlo en realidad, sujetaba con delicadeza el dije del collar como si temiera romperlo mientras sus dedos jugaban sobre el grabado que lo caracterizaba. 

Todo el vuelo permaneció en silencio sintiéndose realmente desanimado, en otra ocasión habría estado muy contento de volar a un país nuevo con experiencias distintas.

Pero no lo estaba haciendo al lado de la persona que amaba y tampoco por razones que lo hicieran feliz.

Lo hacía para abandonar su vida en Los Ángeles y al mismo tiempo intentar salir del agujero de su depresión poniendo una verdadera distancia entre él y el rizado.

Azul no podía evitar mirar al castaño con preocupación, Joaquín no le dijo que tanto habló con Emilio y ella tampoco le preguntó porqué se veía bastante desanimado cuando bajó las escaleras para irse, no quería abrumarlo.

Joaquín únicamente podía pensar en Emilio y todo lo que le dijo, en especial la parte donde le confesó que lo seguía amando, tan solo esperaba que cuando ambos estuvieran mejor siguiera sintiendo algo por él.

De no ser así se esforzará por recuperarlo de manera limpia, estaba dispuesto a volver a enamorar a su exesposo de ser necesario.

El avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Ottowa, Canadá, ya era de noche, habían volado gran parte del día.

Tan solo pensar en que su padre vivía en una capital lo hacía pensar en lo costoso que debería ser todo en ese lugar, él no vivía de las empresas de su padre, y había invertido demasiado en ese hotel.

Tuvo que hablarlo con Azul, no podían seguir gastando el dinero como si su cuenta de banco no tuviera un final, los dos necesitaban conseguir otro empleo cuanto antes.

Su hotel en Los Ángeles era buena fuente de ingresos, pero ahora tenía otras dos vidas a las que mantener.

Joaquín tenía una maestría en administración y diseño gráfico, Azul tenia una carrera en ciencias de la comunicación e ingeniería de sistemas, algo debían encontrar, no pasaron sus vidas estudiando como locos para no conseguir un trabajo en lo que realmente eran buenos.

Iban a quedarse ahí un tiempo, y el trabajo con Cooper que ellos aceptaron no tenía horario y tampoco era de todos los días, no podían depender de él.

Al bajar del avión fueron por sus maletas, Joaquín seguía en completo silencio cosa que las chicas y sus hijos no pudieron ignorar. 

— ¿Estás bien? — preguntó Azul.

— Sí.

Fue lo único que dijo mientras veía la pantalla de su celular, ya los estaban esperando.

Le entregó sus mochilas a los niños, él llevaba su maleta mientras Renata y Azul lo ayudaban con la de los pequeños, no podía evitar sentirse extremadamente inútil.

Mientras que ellos miraban a todos lados Joaquín tan solo se enfocaba en no perder de vista a sus hijos.

Mientras más se acercaban a la salida del aeropuerto podían ver a través de los enormes ventanales como es que la noche se apoderaba por completo del cielo.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora