Análisis

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Han pasado un par de semanas desde que Emilio y yo somos novios, a su lado realmente me siento bien, feliz, con calma, ya había olvidado lo que se sentía amar y ser amado. Aunque aún tengo una preocupación, mis padres. Ellos aún no saben nada y quizá jamás lo hagan, o no por ahora. En cuanto a mi enfermedad, no tengo mucho que decir al respecto, me realice unos análisis para saber que tan delicada es mi salud, todavía no me entregan los resultados, aunque es algo que yo ya sé, Emilio no sabe nada y prefiero que siga así, por ahora no he tenido ataques, o por lo menos no ninguno del que haya que preocuparse.

Estamos en la preparatoria, desde que llegue a la ciudad no pase desapercibido, ahora soy uno de los chicos más populares del instituto, y por obvias razones Emilio y yo somos la pareja más conocida y hablada del plantel, no me importaba lo que dijeran los demás, si podía demostrarle mi amor lo haría. Estaba con Emilio hablando en el corredor mientras guardaba mis libros antes de irnos y se acerco a mí a darme un beso.

- ¡Vaya! ¡Miren todos a la parejita! - era Miguel, llamando la atención de todos - de ti me sorprendió Emilio, tan hombrecito que te veías, ¿pero tú? Desde que llegaste se te notaba tu desviación anormal, que puedes esperar de alguien que todos los días besaba chicos diferentes.

- ¡No te permito que hables así de Joaquín! - dijo Emilio alzando la voz.

- Lo bueno es que la mujercita tiene quien lo defienda, quizá Emilio pueda enseñarte a ser un hombre.

Se acerco a mí creyendo que me intimida, yo solo reí y después le solté un golpe haciendo que su labio sangrara, para después sostenerlo con fuerza contra los casilleros. Todos se quedaron boquiabiertos.

- ¿A quien le dices mujercita imbécil? No necesito que nadie me defienda, no te metas con quien no debes - lo golpee contra los casilleros - mejor piénsalo dos veces la próxima. - Lo solté y tome mis cosas.

- Esto no se va a quedar así Joaquín, te vas a arrepentir. - dijo mientras escupió un poco de sangre.

- Eso lo veremos, deberías limpiarte, la sangre no te sienta nada bien - dije mientras sonreía, pude notar la furia en sus ojos.

Tomé la mano de Emilio y salimos de la preparatoria directo a casa, me había agitado un poco por el coraje, pero estoy bien, o eso creo. El camino fue un poco silencioso, me pregunto que estaría pasando por la mente de Emilio.

Años atrás jamás me hubiera atrevido a hacer eso, no hubiera tenido las agallas de enfrentar a alguien que quisiera lastimarme, pasaron los años y las cosas cambiaron, el Joaquín tierno que existio hace varios años ahora se encuentra oculto tras una personalidad fría, violenta y segura de si misma. A veces quisiera que mi viejo yo regresara, pero lo han lastimado muchas veces. Sin embargo cuando estoy con Emilio me siento seguro, feliz, vivo, hace que mi viejo yo regrese, que el chico tierno y amable reemplace al chico frío. Fuimos a su casa, estuvimos hablando mientras comíamos, creí que había olvidado lo ocurrido pero no. 

- Todos tienen una imágen ruda e intimidante tuya, ¿Por qué no dejas que conozcan al chico tierno y amable?

- Lo sigo siendo, solo que no tanto como antes, ese niño murió hace años - tome su mano y lo mire a los ojos - tú has hecho que reviviera, ahora es tuyo, no tengo interés en que alguien más lo conozca.

- Cada vez me sorprendes más, me gusta.

Yo solo sonreí, Emilio comenzó a acercarse cada vez más a mí, podía sentir su respiración, rozo mis labios para después besarlos mientras posaba sus manos en mi cintura, todo estaba bien si era con él.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora