No quiero irme

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Parte 2/2

Narra Emilio:

No decía nada, permanecía en silencio, y no sabía si esa era su respuesta. Seguíamos en el sofá, su vista estaba al frente, sus brazos apoyados en sus piernas, mientras que con sus manos cubría su rostro, lo observaba con atención, como si de esa manera pudiera entrar en su cabeza y saber lo que estaba pensando.

— Dime algo, lo que sea, quiero escucharte.

— Si lo hago me sentiré peor de lo que ya estoy, y si no lo hago tendré que soportar a Zuria sobre mí, ¿Entiendes?

— Quizá sería bueno que hablaras con ella.

No sabía si eso era lo mejor, pero tenia que entender que no estaba mal recibir ayuda, que en ocasiones puede necesitarla, pero incluso al día de hoy no le ha quedado claro ese punto.
Respiro pesada y profundamente, sus dedos recorrieron su cabello, listos para tirar de éste, pero antes de hacerlo los retiro, llevando sus manos al frente, su mirada seguía en algún punto fijo del suelo, solo pensando.

— ¿Tú también crees que lo necesito? — su voz era seria, devolvió su vista a mí y estos me inspeccionaban en busca de una respuesta que no tenía. — no, no lo necesito, aquella vez acepte, sí, pero para que Renata no se siguiera preocupando por cosas sin sentido, por qué no han entendido que es una perdida de tiempo. — su mirada comenzaba a tornarse oscura mientras se clavaba sobre mí, su voz aumentaba intensidad. — maldita sea, no funciono, no lo hizo, sus estúpidas sesiones no cambiaron nada, estuve años hablando con ella, años haciendo lo que me pedía, y me sigo sintiendo igual, aún me veo haciendo esas cosas terribles, aún escucho esa maldita voz, aún siento sus manos sobre mí, aun recuerdo como yo... — se interrumpió así mismo, y su mirada volvió a perderse unos segundos, mientras analizaba lo que acababa de decir. — solo, no quiero hacerlo.

Lo rodeé entre mis brazos sin decir nada, solo haciéndole sentir mi apoyo, pasaron unos segundos que parecieron eternos que me parecieron eternos antes de que me correspondiera, apoyo si cabeza en mi hombro mientras dejaba salir todo el aire de frustración y tensión que estaba sintiendo en ese momento.

— No tienes que hacerlo si no quieres, pero, ¿Podrías intentarlo? ¿Por mí? — lo escuché resoplar para después asentir. — yo estaré para ti, recuerda nuestra promesa.

—  i will love you to death. — susurró.

Nos quedamos así un rato, en total silencio, solo se escuchaban nuestras respiraciones, y no supe en que momento mis ojos comenzaron a cerrarse hasta que me quedé dormido.

La mañana siguiente al despertar temía que al despertar, al igual que las veces anteriores, Joaquín se hubiera ido sin siquiera molestarse en avisarme.

Hasta que sentí su respiración chocar con mi cuello, estaba profundamente dormido. Me moví un poco para poder apreciarlo mejor, podía ver sus largas pestañas, su cabello caer sobre su frente, sus mejillas con un leve color rosa, sentía su respiración tranquila, su brazo rodeaba mi cintura, una de sus piernas estaba sobre la mía. Comenzó a moverse un poco, su agarre se volvió más fuerte, pude sentir su nariz rozar contra mi cuello causándome ligeras cosquillas, para después acercarse y dejar un suave y cálido beso contra mi piel.
Se separó un poco y pude mirarlo, sus ojos estaban entre cerrados y sus labios fruncidos, mientras arrugaba un poco su nariz, por la luz que estaba reflejándose en su rostro. Me acerqué a él dejando un beso sobre la punta de su nariz, pero antes de que pudiera separarme, atrapó sus labios con los míos para comenzar a moverlos de una manera lenta y suave, un beso que correspondí de inmediato, podía sentir la suavidad de sus manos en mis mejillas, mientras que su dedo las acariciaba sutilmente. Cuando nos separamos me regaló una pequeña sonrisa mientras frotaba levemente sus ojos, su celular comenzó a sonar anunciando una llamada, podía ver el nombre de Guzmán en la pantalla. Contestó llevando su celular a la oreja.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora