un brillo propio

Noche uno

Humberto subió rápidamente a la habitación de Joaquín, se encontraban sólo ellos dos en casa, él sabía que es un chico fuerte pero a veces el corazón tiende a ser más débil de lo que quisiéramos, no quería que su hijo se derrumbara como lo hizo hace años, mucho menos por la misma persona y no tanto por su apariencia, sino por que en verdad le importaba su hijo.

Al entrar a su habitación lo vio parado frente al espejo, mirándose fijamente mientras se limpiaba las lágrimas.

- Eres un idiota, eres su maldito idiota, fuiste muy débil Joaco, ¿Acaso no te habías convertido en un hombre? A los débiles debe de corregirse - rió levemente y soltó un fuerte golpe en el espejo haciendo que este se rompiera - Es hora de que vuelvas a desaparecer, bienvenido seas Joaquín, te había extrañado.

Humberto se acerco rápidamente a él, sus manos estaban sangrando, el espejo estaba roto en pedazos.

- Tranquilízate vas a lastimarte Joaquín - dijo Humberto - no quiero verte así por él.

Fue por el botiquín y comenzó a desinfectar su mano derecha para después colocarle unas gasas, eso debería ser suficiente, Humberto no podía dejar de mirarlo, al parecer no estaba llorando como él esperaba, al contrario, se veía furioso, toda la habitación se encontraba en un silencio tenso.

- Te dije que no me agradaba para nada, eres mi hijo y te amo pero no por eso dejare de decirte tus verdades y errores, esto fue una estupidez - dijo Humberto - no quiero verte llorar por él, ni siquiera deberías permitirle verte de esa manera.

- Lo sé, me equivoqué, pero estoy harto de llorar y no pienso volverlo a hacerlo, ahora entiendo por que era mejor mantener a ese Joaco oculto - lo miro a los ojos - pero no más, estoy seguro de que lo amo, pero no voy a permitir que me vean la cara de imbécil, tú no me enseñaste eso.

Esto será perfecto, el plan sigue en marcha.

Humberto no pudo evitar sonreir ante esas palabras, estaba seguro de que Joaquín seguiría sus pasos y será perfecto para el negocio familiar, y no es precisamente las empresas, esto también le daba la oportunidad de apartar a Emilio sin su hijo de por medio, no le importa como hayan sido las cosas, ellos no podían volver, Emilio es una piedra en su camino e interfiere en sus planes, ahora que su hijo termino con él es momento de deshacerse de lo que estorba, esa siempre fue su especialidad.

Por otro lado Emilio estuvo tocando la puerta pero no le abrían, intento llamar pero lo mandaba al buzón, sus mensajes no eran contestados y por más que le gritó desde su balcón él no salio. Tenía que arreglar esto y pronto, pero no sabía que hacer, esto estaba mal muy mal, algo dentro de él le decía que Joaquín no lo perdonaría pero su solecito lo ama, tenía que creerle, ¿pero que hay que creer? Se sentía muy mal por lo ocurrido, no sabe ni siquiera por que lo hizo, él ama a Joaquín más que a su vida, pero no sabía como tratar de explicarlo.

Es tarde y por más que trata dormir no lo consigue, tantos recuerdos vienen a su cabeza, lo que le dijo cuando le pidió vivir juntos.

- Yo también quiero una vida a tu lado, siempre estaremos juntos mi amor.

Eso se repetía una y otra vez en su cabeza, le prometió estar siempre juntos y amarlo, ahora eso podría dificultarse, una tras otra, lágrimas bajan por sus mejillas. Noche uno sin Joaquín, y ya se siente devastado, ¿Como debes sentirse si el amor de tu vida te deja? Pero peor aún ¿Como debes sentirse si tú en parte eres responsable de que eso pasara? No lo sabe, y es que yo tampoco lo sé, a veces es muy fácil echar a perder las cosas ¿No lo crees? Por que siempre hay algo en tu cabeza que te hace desear ciertas cosas, sean o no correctas, ya sea para experimentar o no, lo único que quieres es conseguir ese placer, es algo que debes aprender a controlar con fuerza de voluntad, la tentación, la tentación de probar cosas nuevas en circunstancias equivocadas, en el caso de Emilio creo que no resulto bien, al igual que todo en esta vida, la tentación tiene consecuencias, y quizá las de él a penas comiencen.