¿te cuento un secreto?

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Narra Emilio:

Estuve a punto de salir detrás de él pero me lo impidieron, diciendo que lo mejor era darle un poco de espacio, y así lo hice.

Azul, muy amablemente se encargó de traducirme lo que dijo antes de salir cerrando la puerta detrás de él, y no tenía idea de cómo tomar sus palabras, de como debería sentirme al respecto.

Decidí esperar a que volviera, de verdad deseando que lo hiciera, que regresara y no se quedará en su hotel como la última ocasión. El tiempo se me pasaba cada vez más lento, solo podía pensar en todo lo que dijo, en cómo llego a su límite para tener que decir frente a todos como se sentía. Solo podía pensar en él, como su voz se cortaba interrumpiendo sus palabras, como sus ojos se llenaban de lágrimas, como estos demostraban el dolor que le estaba ocasionando admitir aquello en voz alta, admitir que no estaba bien, y así hacernos saber lo infeliz que se estaba sintiendo. Lo veía limpiar sus lágrimas en un vano intento de detenerlas, como a pesar de intentar impedirlo estás seguían cayendo una tras otra, como su mirada estuvo en todo momento sobre la mía, dejándome ver que todo lo que decía era cierto, que todo aquello que sentía era real. No dejaba de pensar en cómo intentaba acercarme, como intentaba hacer que se detuviera, pero no lo hacía, no me lo permitió, como a pesar de que eso le estaba causando un enorme sufrimiento seguía hablando, dispuesto a decir todo lo que había estado callando durante tanto tiempo.

Necesitaba hablar con él, hacerle saber que no tenía que seguirse atormentando solo, por que nosotros estábamos para él, su familia. Necesitaba hacerlo entender que estábamos aquí, que lo acompañariamos en su camino a mejorar.

Lo estuve esperando hasta que sin darme cuenta me quedé dormido, al despertar pude ver que todas las luces se encontraban apagadas, excepto la de su oficina, desde donde podían escucharse algunas voces, algo confundido e intrigado decidí acercarme, la puerta estaba entreabierta eran Joaquín y Guzmán, este último se encontraba molesto mientras lo reprendía. 

— No sé de qué diablos te sirve llevar celular a todos lados si no vas a contestarme, ¿Tienes idea de la hora que es? Pudo haberte pasado algo y yo ni siquiera lo sabría, espero no enteramente que estuviste en un maldito bar.

— Por supuesto que no, sabes que no iba a esos sitios a beber, y si quisiera hacerlo hay suficiente alcohol aquí y en el hotel para embriagarme un año entero.

— ¿Crees que estoy jugando? Sabes que no me gusta que tomes alcohol.

Y nuevamente descubrí algo de su vida por accidente, yo no tenía idea de que lo hacía. Y el hecho de que el primer sitio en que Guzmán creyó que estaría fuera un bar no me reconfortaba demasiado, y su respuesta, mucho menos. Se escuchaba molesto por qué no sabía nada de Joaquín en lo que había sido alguna horas en plena noche.

— Lo lamento, no lo hice, ni siquiera lo pensé, estuve en el hotel, yo... Quería estar solo... Poder pensar sin que alguien llegará a tocar mi puerta, lo lamento, en serio, no quería preocuparte. — dijo mirándolo, mientras que él permanecía serio con sus brazos cruzados, le dió un pequeño golpe y volvio a hablar. — no te enojes conmigo, sabes que me importa mucho lo que piensas.

Se quedó callado unos segundos, pude escuchar como resopló para después atraparlo entre sus brazos, acción que Joaquín correspondió casi al instante.

— Estaba preocupado por ti, al igual que Emilio, te estuvo esperando hasta que se quedó dormido.

— ¿Lo hizo? — asintió, pude ver una pequeña sonrisa en su rostro.

— Hay algo que quería preguntarte respecto al muchacho.

Joaquín se separó un poco para poder verlo, parecía bastante confundido y yo también lo estaba. Preguntándome que es lo que podría decirle acerca de mí, ¿Había hecho algo malo? ¿No le agradaba? No lo comprendía, y por su expresión, él tampoco lo hacía.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora