《No vale la pena aferrarte a algo solo porque te hace sonreír de vez en cuando.》
Ahora. 6/6
Los Ángeles, California.
Las nubes grises se apoderaron del cielo logrando oscurecer aún más su retorcida alma, el viento helado congelaba su corazón, las ácidas lágrimas que caían por sus mejillas encendían la llama de su furia.
Su mirada estaba fija en ese grabado donde se plasmaba el nombre de la única persona que llegó a darle significado a su miserable vida.
Y ahora no quedaba más que sus recuerdos.
Quería decir unas palabras emotivas y desahogar su destrozado corazón, pero incluso él era consciente de que no iba a ser escuchado por nadie más que el viento.
Era golpeado por lo que fue y lo que ya no será, habían conseguido arruinar su vida en un segundo, consiguieron su objetivo, lo destrozaron.
Cubrió su boca intentando reprimir sus sollozos comenzando a llorar sin poder evitarlo, cerraba sus ojos deseando despertar de esa horrible pesadilla y que al abrirlos de nuevo estuviera tomando su mano.
Podía conseguirlo todo en esa vida, pero ahora lo único que quería era poder abrazarlo, decirle lo mucho que lo ama, pedir su perdón de rodillas una y otra vez, pero sabe perfectamente que eso no volverá a suceder.
Tan solo lo veía deseando poder recuperarlo, disculparse por hacerlo sentir tan infeliz, él jamás quiso borrar su sonrisa, nunca quiso lastimarlo.
Era su vida entera y ahora no estaba a su lado.
— Te amé como a nadie... lo fuiste todo para mí, estaba a punto de hundirme en la miseria cuando apareciste en mi vida para darle un verdadero sentido. — su voz estaba rota, sus ojos repletos de lágrimas. — No hay un solo día en que no piense en ti, te extraño tanto, tu voz, tu risa, tus ojos... tú fuiste el gran amor de mi vida, y ahora que no estás te prometo traer justicia a la tuya. — secó sus lágrimas para poder acercarse, sentía todo el coraje reprimido queriendo explotar. — Esto no se va a quedar así, los haré sufrir a todos, es momento de pagar, los Bondoni caerán uno a uno, comenzando con Joaquín... esto aún no se ha terminado.
Prometió con la mano en el corazón y su dolor siendo intercambiado por verdadera furia.
Colocó una hermosa rosa roja sobre la lápida antes de despedirse, no sin antes decirle una vez más lo mucho que lo ama. Volvió a colocarse sus lentes oscuros antes de darse la vuelta para ser seguido por sus hombres, era momento de tomar un vuelo.
El frío cementerio conservaba ese aire de tristeza, esa rosa permanecía firme a pesar del viento, su muerte no habría sido por nada, en esa lápida se encontraba grabado el nombre del gran amor de su vida, la única persona que lo había amado verdaderamente.
Christian Reyes
"Qué el señor tenga piedad de nosotros los pecadores"[...]
Ciudad de México.
Durante todo el camino en el auto Azul fue molesta, Joaquín la escuchaba, él solo pensaba que ahora ella también había comenzado a reclamarle cuando en realidad ella solo le estaba expresando su preocupación.
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un brillo propio
Random- ¿Sabes por que el sol y la luna son tan hermosos? - Por que tienen un brillo propio, el cual los hace únicos, como tú...... ¿Joaquín será capas de enfrentar a sus padres por amor? ¿El amor que sienten podrá soportarlo? ¿El sentimiento es real? Son...