Ritmo cardíaco.

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Yo digo que pongan la canción, ustedes sabrán donde.

Narrador:

Las puertas del hospital se abrieron con brusquedad dejando ver a paramédicos apresurados, empujando todo a su paso, llevando consigo una camilla con Joaquín inconsciente en ella, se estaba desangrando, uno de los paramédicos le administraba oxígeno, no estaba respirando por su cuenta.

Tan pronto como llegaron fue llevado al quirófano, necesitaban retirar la bala cuánto antes, estaba perdiendo mucha sangre, si no hacían algo podría morir, había conseguido herir partes importantes, sería una operación difícil, aún más tratándose de él, convirtiéndose en la primera persona en la lista de prioridades, todo estaba listo, los mejores cirujanos del hospital lo esperaban.

Seguía perdiendo sangre, no respiraba por su cuenta, estaba inconsciente, al borde del acantilado, a punto de caer, estaba bastante mal para cuando llegó, entre la vida y la muerte.

Mientras que Nikolas se encontraba conduciendo en compañía de Emilio, quien estaba en el asiento del copiloto, llamo a sus padres, limitándose a decirles que algo grave estaba ocurriendo, los necesitaba, tomarían un vuelo cuánto antes.

Pisaba el acelerador a fondo, preocupándose poco en si atropellaba a alguien, tenían que estar ahí, había una enorme presión en el pecho del rizado, no podía pensar con claridad, todo esto parecía ser una horrible pesadilla, miro hacia sus manos, cubiertas de la sangre de su amado, derramada en un intento de protegerlo.

Pasaron eternos minutos antes de llegar, bajando del auto sin pensarlo dos veces, corriendo al interior del hospital, necesitaba saber que estaba pasando con él.

Segundos después entraron por esa puerta su madre, hermana, Nana, Guzmán y Andrés, igual de angustiados, todo estaba mal, muy mal. La única información que recibieron fue que se encontraba en el quirófano,los enviaron a una sala de espera privada.

Las lágrimas caían sin parar, sintiendo como algo se desgarraba dentro de él, lastimando cada fibra de su ser, era su corazón rompiéndose en mil pedazos, haciéndose tristes e inútiles añicos, clavándose en su alma, logrando herirla profundamente.

Elizabeth no parecía estar mejor, llorando entre los brazos de Guzmán, quien intentaba mantenerse fuerte para ella, cuando en realidad estaba tan destrozado como todos, él siempre fue como su propio hijo, lo amo como a uno.

Renata estaba desconsolada, siendo atrapada entre los brazos de Mary y Nikolas, quien comenzó a contarles todo lo que había sucedido, como es que llegaron a esa situación, él solo quería evitarle un nuevo sufrimiento, pero sin saberlo le estaba entregando otro a cambio.

Decidió arriesgar su vida, aún sabiendo lo que podría pasar, siendo consciente de que podría perderla para siempre, lo hizo por amor, por que jamás se habría perdonado que su amado perdiera la suya, puede que ese haya sido el acto más valiente que tuvo en toda su existencia.

Se encontraba a punto de perderlo todo, lo único que realmente le importaba, lo único que realmente llegó a amar con toda el alma, Emilio, el amor de su vida, quien ahora se encontraba en una de esas sillas, su mirada permanecía baja, clavada en sus manos, la sangre se encontraba en ellas, corriendo entre sus dedos, la presión en su pecho le oprimía el corazón, permitiéndole sentir como se destrozaba lenta y dolorosamente, un nudo en su garganta anunciando su sufrimiento, las lágrimas caían en silencio por sus mejillas, quemando cada fibra de su ser, perdido en sus pensamientos, su mente no dejaba de reproducir el  momento exacto en que disparo, viendo frente a sus ojos como caía al suelo, como no pudo hacer nada por evitarlo.

Unos brazos lo rodearon, dándole calidez, haciéndole sentir apoyo, correspondió, solo entonces se rompió en llanto, lo abrazaba con fuerza, todos los momentos a su lado comenzaban a llegar, el coraje que sentía tiempo atrás pareció desaparecer, ya nada más parecía importarle, olvidándose por completo de lo que escucho, ahora solo necesitaba saber que estaría bien.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora