Mudanza

217 19 0
                                    

Hoy seria el "gran día" en el que nos mudamos a la Ciudad de México, esto no causaba gran emoción en mí, ¿por qué debería hacerlo? Estoy dejando atrás mi escuela, mis amigos, mi novia, una vida.

Después de un viaje silencioso de mi parte, llegamos, papá compro una casa en una privada, tengo que admitir que era muy bonita al igual que las demás. Mis papás y mi hermana Renata hablaban de la cual seria nuestra nueva vida, yo no decía nada, tenía puestos mis audífonos con el propósito de que no me hablaran, pues no quería hacerlo. Bajamos del auto, yo seguia sin decir nada solo tome mis maletas y entré.

- Esta será nuestra nueva casa. - dijo mamá.

- ¡Es hermosa! Será genial vivir aquí. - dijo mi hermana, parecía estar entusiasmada.

- ¿Qué te parece Joaquín? ¿Te gusta? - decía papá mientras me miraba y ponía su mano en mi hombro.

- ¿Que más da lo que opine? Ya tomaron la decisión ¿no? - quite su mano de mi hombro - espero y al menos pueda decidir sobre mi habitación.

No dije nada más y tome mis maletas para subir las escaleras, escogí la habitación que tenía balcón, era la segunda más grande, la primera era de mamá y papá. Noté que el balcón daba hacia el de la casa de a lado, pero no le di la mínima importancia.

Cerré la puerta con seguro, no quiero que me molesten, comencé a desempacar todas mis cosas, tarde un rato en eso, no se cuanto tiempo paso, ya era la 1:00 p.m cuando termine.

Iría a inscribirme a mi nueva preparatoria, por suerte los sistemas seguían abiertos, ¡al fin algo bueno! Tome los papeles que necesitaria y me fui en el coche de mamá, me dijo que me lo llevara pues ella se quedaría a desempacar.

No tarde mucho en llegar, estaba más cerca de lo que imaginé, como a unos 10 minutos. La preparatoria era muy grande, entre y me perdí entre los corredores, por lo que noté aún seguian en clases, cuando por fin logre ubicarme fui directo a la dirección pero antes de siquiera llegar choque con un chico, gracias a eso mis papeles cayeron perdiendo el orden que tenían.

- Mierda - dije en un susurro, realmente no sé si me escucho - discúlpame, no me fije por donde iba.

- Fue culpa mía yo soy quien estaba estorbando - se agacho y comenzó a levantar los papeles. - lo siento.

- No paso nada, bueno debo irme.

Volví a tomar los papeles y me fui directo a la dirección, solo espero no haber perdido nada importante. Ya estaba todo listo, mañana podría asistir a clases. Debido a que no conocía la ciudad fui directo a casa, al llegar noté que el camión de mudanzas ya estaba ahí. Tome las cosas que eran mías y subí a mi habitación para terminar de desempacar por completo.

Después de un rato mamá me dijo que iríamos a cenar con los vecinos, creo que mamá es una vieja amiga de la señora. No le di tanta importancia. De pronto recordé al chico con el que choque hace unas horas. Era un par de centímetros más alto que yo, delgado, con cabello rizado y ojos café. Creo conocerlo, sin embargo no sé de donde. No era nada especial ni mucho menos, es solo que me recordaba a un amigo de hace años.

Llego la noche, no tenía ganas de ir a la cena, no tenía ganas de hacer nada, pero papá me obligo a hacerlo, me arregle un poco, no me puse nada en especial, no lo amerita. Mamá llevaba un pastel de chocolate como postre, al abrir la puerta nos recibió la señora lizet, entramos y mamá nos presento con ella, y sí, en efecto ella eran viejas amigas.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora