Respetarse.

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Parte 1/?

Narra Joaquín:

Mentiría si dijera que en ese momento no me sentí decepcionado, o un poco molesto, por qué nuevamente estábamos teniendo un acercamiento, pero fue interrumpido.

Entonces era en esos momentos que extrañaba un poco nuestra vida en México, donde podíamos tener privacidad, en su casa por qué sus padres le daban espacio, en la mía por qué siempre estaba vacía, o simplemente en aquel jardín que se volvió parte de nosotros, una parte importante en nuestra historia.

Cuando salimos de la habitación ya nos esperaban en el comedor, se encontraba mi nana, Renata, Azul, Guzmán, Emilio y yo. Nos sentamos juntos como solíamos hacerlo, los demás estaban hablando y no estaba muy seguro de si notaron nuestra presencia, hasta que mi nana comenzó a servir tazas de chocolate caliente, se acercó a mí y toco mis mejillas tratando de averiguar mi temperatura, hecho esto recuerdo perfectamente como dejo un suave beso en mi frente, de esos que solo ella sabía dar, cargados de un amor familiar. Uno que te hacía sentir en un ambiente cálido, en casa.

Los escuchaba hablar mientras yo bebía de mi chocolate en silencio mientras en mi celular revisaba algunos pendientes de la oficina y del hotel, pude sentir la mano de Emilio colocándose en mi pierna, lo miré casi de inmediato y había una sonrisa en su rostro al igual que en el mío, dejé un beso sobre su mejilla mientras tomaba su mano evitando que siguiera, por qué me estaba provocando para solo dejarme así y divertirse un rato, lo escuché reír cuando lo hice y fue ahí cuando supe que tenía razón.

- ¿Por qué la puerta de tu habitación tenía el seguro, mi niño? Tú jamás haces eso.

Levanté mi vista para dirigirla a Emilio y luego a ella, me quedé callado pensando en que decirle, pero antes de que pudiera hacerlo Renata se apresuró robandome las palabras.

- Ay nana, si supieras, cuando estábamos en México estos dos se encerraban en su habitación o se desaparecían por la noche, yo lo vi bajando por su balcón una madrugada. - No pude evitar sonreír al recordar eso, las veces que me escapaba por la noche para ver a Emilio a solas, noches que pasábamos en nuestro jardín, nuestro lugar.

- Solo estábamos hablando, dejamos un asunto pendiente antes de que llegara Zuria.

- No me digas que se pelearon. - dijo preocupada viéndonos a ambos, Emilio negó con una sonrisa.

- Bueno cuando yo entre, el asunto era bastante prometedor. - dijo Renata, metiéndose nuevamente, no pude evitar mirarla de mala gana, miré a Emilio y sus mejillas estaban coloreadas de un ligero rubor, podría jurar que por dentro moría de vergüenza, lo miraba y en cierto punto me resultaba divertido. - pero si a eso le dicen hablar.

- ¿Acaso ustedes estaban...? - su voz era como la de una madre sorprendida lista para reprendernos.

- No. - se apresuró a decir Emilio. - por supuesto que no, estábamos hablando, solo eso.

El rostro de mi nana pareció tranquilizarse un poco por las palabras de Emilio, mientras que Azul y Guzmán miraban sin decir nada, con unas enormes sonrisas burlonas en sus rostros, mientras que Renata se permitía reír libremente en nuestra cara.

Mi nana me miró cuestionando lo que él había dicho y yo solo asentí dandole la razón, para regresar mi vista a los pendiente en mis correos electrónicos. No decía nada, solo los escuchaba hablar, como no Renata contaba las veces de nuestras escapadas en México, mientras que mi lindo novio hacía lo posible por qué no sonara tan obceno como ella lo estaba haciendo ver.

- Está bien que se amen y quieran demostrárselo el uno al otro, pero lo más importante en una relación es el respeto entre ustedes, que se cuiden mutuamente, por qué al final de cuentas no todo son demostraciones.... - la escuchaba sin decir nada, parecía buscar las palabras correctas para decirlas, como si temiera decirlo como lo que era, como si hubiera algo incorrecto en ello. - de ese tipo, ¿Me entienden? Amence, cuídense, pero sobre todo respetense.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora