Alguien a quien amabas.

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Ahora. 1/2

Dormir se había convertido en una tortura en lugar de un descanso del cuál disfrutar. En insomnio se instalaba en la habitación quedándose a su lado aún cuando no estaban juntos.

Emilio estaba en una habitación distinta, no podía con el peso de todo lo que estaba sintiendo, luchando contra si mismo por qué una gran parte de él quería suplicarle perdón a Joaquín y que esté lo abrazara diciendo que lo ama, que todo estaba bien.

Pero se repetía una y otra vez en su cabeza que él no era el culpable de lo que estaba sucediendo, que no debería sentirse tan mal como lo estaba, que no tendría que estar rogando por perdón entre las lágrimas, pero cada vez le resultaba más imposible de creer.

Encontró una habitación que tenía un balcón, se quedó allí recordando su casa en Ciudad de México, estaba sentado en el suelo cubierto por una manta únicamente viendo el amanecer.

No había podido dormir en toda la noche, pero el cansancio que sentía iba mucho más allá de uno físico.

Estaba cansando de sentirse de esa manera, de que la tristeza comenzará a desempacar sus maletas dentro de su corazón, estaba cansado de llorar sin poder evitarlo, estaba cansado de sentirse culpable.

Veía a Joaquín, tan feliz, tan contento y emocionado al saber que tenía dos hijos a quienes podía ver crecer, a quienes podría amar el resto de su vida, jugaba con ellos queriendo aprovechar todo el tiempo posible recuperando el perdido.

Lo sabía, Joaquín tenía una nueva ilusión y era la de ser papá, de compartir su vida al lado de esos pequeños que muy pronto llevarían sus apellidos oficialmente, eso lo ponía aún más feliz.

Jane y Ethan Bondoni Greene.

Pensar en esa combinación le revolvía el estómago. Oprimía su pecho al saber que ambos compartían la misma ilusión pero solo uno de ellos podía vivirla realmente. Qué en realidad, solo uno de ellos serías padre.

Tal vez era cierto, quizá Joaquín tenía razón y Emilio era un egoísta porque estaba tan celoso de que quisiera compartir un poco más con los niños, deseando que únicamente lo hiciera con él.

Es solo que, no podía evitar sentir que de pronto ya no era parte de su vida. Algo se rompía dentro de él cada vez que los escuchaba reír, cada vez que veía como Joaquín los abrazaba o dejaba tiernos besos sobre sus frentes y mejillas.

Se sentía incompleto cada vez que despertaba y él no estaba durmiendo a su lado mientras lo abrazaba, cada vez que algo no estaba bien y él no estaba ahí para darle su apoyo, cada vez que sus manos sentían la ausencia de las suyas, o que sus labios se sentían fríos sin haber recibido un beso suyo.

Se sentía solo al lado de su esposo. Sintiendo como se había convertido en alguien que solía amar.

¿Era tan malo querer que su esposo volviera a amarlo? ¿Era tan egoísta sentir celos de la nueva felicidad en la que él no estaba incluído? Parecía que sí.

Veía como el sol se asomaba en el cielo, como los rayos del sol comenzaban a reflejarse en su rostro, recordaba como era su vida mientras aún eran novios, todo era tan diferente.

Parecía que ya nada quedaba de ese lindo amor, tal vez Tyler tenía razón y se habían dejado llevar por la ilusión de lo que alguna vez fue.

Se sentía culpable al comenzar a considerar lo que le había dicho, a comenzar a pensar en la posibilidad de pedirle el divorcio, no quería hacerlo, pero no quería seguir sintiéndose basura, no quería ser la sombra del señor Bondoni, no quería ser su accesorio que podía usar cada vez que quisiera y después volver a olvidarlo.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora