un brillo propio

Jugo

《Siempre fui un problema fino como la champaña.》

Ahora. 2/?

Félix vio una oportunidad y no estaba dispuesto a dejarla escapar así de fácil.

En un abrir y cerrar de ojos se fue sobre el castaño antes de que este pudiera apartarte, Joaquín tuvo que apoyarse en sus brazos sobre la isla antes de caer mientras que el pelinegro lo sujetaba de las muñecas con una gran sonrisa sobre sus labios presionando sus cuerpos.

Todo fue tan rápido que no le dio tiempo de reaccionar y apartarse hasta que Emilio entró a la escena, como pudo empujo a Félix liberándose de su agarre, ese chico no tenía límites.

— ¿Qué te pasa? — preguntó molesto.

— ¿Qué? Estábamos jugando. — respondió encogiéndose de hombros para después dirigirse al rizado. — Esta es la parte donde te vas y nos dejas terminar.

— ¡Es mi casa! — contestó alterado.

— Ten un poco de vergüenza. — espetó molesto el castaño.

Pero a Félix no le afectó en lo absoluto, tan solo se apoyó en la isla usando sus brazos como soporte mientras una gran sonrisa se dibujaba sobre sus labios.

¿Vergüenza? Esa palabra estaba fuera de su vocabulario, desconocía su significado.

A vivir la vida, le dijeron.

— Breaking news, young Bondoni was seen walking into a motel with his new sex toy of the week. (Últimas noticias, el joven Bondoni fue visto entrando a un motel con su nuevo juguete sexual de la semana.) — contestó con esa curva burlona sobre sus labios. — Yo estaba buscando tu teléfono en internet pero de lo que uno se viene a enterar, ¿Dónde está la tuya?

La mandíbula del castaño se tensó notablemente mientras esas venas en su cuello comenzaban a resaltar luciendo furioso.

Félix no lo conocía, pero era bastante observador, no solo veía la apariencia del castaño, sino que también su comportamiento, mientras que Joaquín se sentía acosado por su mirada, él estudiaba cada uno de sus movimientos y reacciones.

En ese momento, no parecía feliz en lo absoluto, el chico era realmente atractivo, pero había algo en su mirada que te gritaba que debías alejarte, sin embargo, quería ver más allá y descubrirlo por su cuenta, lo peor que podría pasar era que lo golpeara.

¿Dónde está la tuya? Eso había conseguido molestarlo en un segundo, todas esas notas eran parte de su pasado, uno que había terminado.

Todo eso se acabó en el momento que su relación con Emilio se volvió algo serio, esas notas fueron las causantes de más de una de sus discusiones, porque Joaquín llegaba tarde a casa con frecuencia mientras las notas se seguían publicando de casos que eran más viejos que su padre, Emilio estaba tan aterrado de que Joaquín se metiera con la primera persona atractiva que se le insinuara.

Mientras a Emilio se lo comía la inseguridad de que su esposo lo estuviera engañando, él estaba de allá para acá cuidando a sus hijos y llevando a Sasha al hospital.

No quería que esas notas llegaran a oídos de sus hijos, no era la imagen que quería que tuvieran de él.

— Eso ya no tiene nada que ver conmigo. — contestó molesto.

— Hey, no te enojes. — dijo encogiéndose se hombros aún con ese gesto sobre sus labios. — A mí no me importaría ser tu juguete.

— Eres un idiota.