Cuenta regresiva.

102 11 2
                                    

Narrador:

Tres mentiras, dos engaños, un desamor, cero amigos.

Joaquín jugaba con el cuchillo entre sus manos, mientras que Humberto lo observaba un tanto asutada. Sabía perfectamente que podía llegará a ser muy impulsivo, un movimiento incorrecto de su parte, unas palabras mal ordenadas, incluso un gesto corporal que de alguna manera le recordara al infierno en el que le hizo vivir provocaría que fuera a parar en alguna parte de su cuerpo, encajandose profundamente en su piel.

Él era el culpable de su perdida de cordura, lo sabía, pero aún así no estaba dispuesto a corregirlo, quizá no había el suficiente oxígeno para ambos. Nikolas intentaba convencerlo de que no hiciera nada de lo que después se fuera a arrepentir, pero no escuchaba razones.

- No, hay algo que aún no te he contado, he estado muy distraído, mis disculpas. - dijo refiriéndose a Humberto. - Yo planeaba simplemente matarte, sí, sí, no lo negare. - sacó su preciada arma mostrandosela, provocando que su cuerpo se tensará. - pero estuve hablando con Zuria, dijo que era momento de avanzar, que lo que tenía que hacer para por fin sentirme completamente libre era enfrentar mis pesadillas, golpear los monstruos que insisten en aterrarme, que debía silenciar para siempre las voces que gritan en mi cabeza. - su voz tenía un timbre escalofriante, hablaba con una tranquilidad que lograba hacerte sentir inseguro, sus ojos no transmitían nada bueno, el infierno se reflejaba en ellos. - es momento de hacerlo, seguiré su consejo.

Humberto sabía que era su oportunidad de acabar con él de una vez por todas, lo que su madre llamaba una bendición para él siempre fue una maldición que arruino sus planes en efectivo.

- ¿Piensas atacar a un hombre indefenso y desarmado? - preguntó. - No me sorprende, siempre fuiste un cobarde, puedes pedirle a Nikolas que me sujete y a Andrés que me golpee mientras tú sigues lidiando con tus delirios de lunático.

Lo miro atravesado su podrida alma, nuevamente aquella sonrisa que le generaba escalofríos, lanzó el cuchillo con fuerza haciendo que este se clavara en la puerta, de igual manera tiro se arma al suelo lanzándola lejos de él, puso sus manos sobre sus hombros mientras se acercaba.

- Esto siempre fue entre tú y yo.

Se alejó lo suficiente mientras Andrés lo liberó de las cerraduras que ataban sus pies y sus manos a la silla, Nikolas la aparto del camino, el mayor se pudo de pie estirándose un poco, ambos lo sabían, se odiaban desde lo más profundo de sus almas, ambos estaban acostumbrados a terminar con los errores de la misma manera, esto siempre entre ellos dos.

- Le dije a tu madre que te abortara, un hijo era lo último que ambos queríamos en nuestras vidas. - soltó de golpe, consiguiendo su cometido, causar una nueva herida en él. - pero aquí estás, dando tantos problemas como la primera vez, sí te preguntabas qué haces vivo, es por qué eres un error.

- Oh créeme, lo sé, el peor error que pudiste cometer en tu estupidez.

Soltó el primer golpe hacia su padre, causando más que un simple ardor en su mejilla, su puño aterrizó con fuerza, con todas las intenciones de herirlo, su labio se encontraba sangrando. Ese fue solo el comienzo.

Ambos se golpeaban con todo el resentimiento que llevaban dentro, con todo el odio que se había acumulado durante años enteros convirtiéndose en una montaña mortal.

Todo a su alrededor había pasado a segundo plano, solo eran ellos, el mayor consiguió impulso para lanzarse sobre él derribándolo, manteniendolo en suelo para poder golpearlo, con la llama de la ira reluciendo en su mirada, sus puños cargados de rabia, como los viejos tiempos.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora