De regreso

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El sentimiento es un tanto liberador, ahora ambos chicos están de vuelta, regresaron a donde en verdad se sienten felices, a su hogar, y ese maravilloso e increíble lugar es él uno alado del otro, ¿es real que hay personas que están destinadas a estar juntas? No lo sé, pero sería algo mágico, algo que te haga creer en esa ilusión, a veces creo que es real y que ellos son ejemplo de eso. Una vez que la noche cayó en ese enorme cielo ambos regresaron a sus respectivas casas, que más les hubiera gustado que no tener que separarse de nuevo, pero aún tenían que hablar con la familia, contarles lo ocurrido, que se aman y no pudieron dejar de hacerlo. Al entrar a su casa Joaquín pudo escuchar como su padre hablaba por teléfono, no pudo evitar escuchar o dejar de hacerlo.

— Esos paquetes deben ser entregados cuanto antes....... No, no hay más tiempo he dicho......... Más te vale que esos cargamentos estén completos........ Resuelvelo entonces para eso te pago........ Otra cosa más, necesito que me consigas un buen arma, de preferencia una con silenciador........... ¡Para mañana!

Al escuchar que su padre colgó el teléfono se tropezó con una pequeña mesa haciendo caer una taza al mismo tiempo que llamaba su atención.

— ¿Qué haces ahí? ¿Estabas afuera? — dijo Humberto.

— ¿Qué? No, claro que no — mintió — ¿Con quien hablabas?

— Son cosas de trabajo, hijo.

— ¿En en la empresa también manejan "paquetes"? Crei que ibas a dejarlo, que te dedicarían únicamente a las empresas, lo prometiste, ¿no por eso estamos aquí? Para dejar eso atrás, ¿es enserio papá? — Joaquín ya no se encontraba feliz, el sentimiento que lo invadía era uno completamente distinto — ¡Responde!

Flashback

Joaquín iba llegando de la preparatoria, ese día habían salido más temprano, se encontraba con sus audífonos sin escuchar absolutamente nada con el único objetivo de que si llegaba a topar a alguien no le hablaran o hacer como que no los oía, buena manera de ignorar a alguien. Su intención era darse una ducha antes de ir a ver como estaban las cosas en el hotel, pero antes de que esto sucediera escucho gritos desde la Oficina que su padre tenía en esa enorme casa, la curiosidad pudo más, no sabía con quien estaba discutiendo, pero por alguna razón quería saberlo. Se acercó lo más silenciosamente que pudo a la puerta para comenzar a escuchar, no parecía estar muy contento.

— Señor, por favor, deme más tiempo para pagarle. — decía el otro hombre.

— ¡No puedo seguir esperando! Quiero mi dinero ¡Ahora! — dijo Humberto, su voz sonaba muy enojada al igual que demandante.

— Por favor, se lo suplico, tengo una familia que mantener, deme más tiempo tenga un poco de compasión. — suplicaba el hombre, quién se escuchaba asustado.

Incluso Joaquín sabía que lo último que debería hacer era pedirle compasión a su padre, grave error, el hombre no conoce el significado de esa palabra, a pesar de que estaba escuchando seguía sin entender nada en lo absoluto.

— Se acabó el tiempo. — lo último que se escucho fue un disparo para después dejar algo caer, lo que al parecer era el cuerpo de aquel hombre — llévatelo de aquí.

No pudo más con la incertidumbre, y abrió la puerta sin siquiera molestarse en tocar ganándose la mirada de su padre y de uno de sus guardaespaldas, mientras que sus ojos se encontraban situados en aquel hombre que se en hallaba en el piso, parecía estar muerto. Sabía perfectamente a lo que se dedicaba su padre, pero jamás imagino que mataría a alguien, y mucho menos que sería en su propia casa.

un brillo propioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora