un brillo propio

Gasolina

《Me convertí en un loco con grandes intervalos de horrible cordura.》

Ahora. 5/?

Estaba tan cansado de todo eso.

Cometió errores, lo sabe, no hay un solo día de su miserable vida que no se recuerde el terrible hombre que es, el horrible esposo que fue, el fracaso de padre que estaba siendo.

Todos sentían esa enorme necesidad de meterse en su vida y recordarle a gritos que se había convertido en un monstruo insensible que no merecía nada bueno en esta vida.

Sino que tenía más que ganado todo lo malo que lo atormentaba, tan solo estaba obteniendo su castigo, uno que más que nunca sentía necesitar. 

No sé detuvo ante los gritos de Darcy, lo último que quería era tener que lidiar con esa arpía, tan pronto como salió de la empresa subió a su auto para irse de allí, estaba tan harto de todo eso.

Un día tras otros recordándole sus errores, siempre haciendo énfasis en la basura de ser humano que era, conducía mientras lágrimas caían de sus ojos sintiéndose tan patético por estar llorando por nada más que la simple verdad.

Él ya no bebía alcohol, iba a terapias, tomaba sus medicamentos de vez en cuando, cuidaba a sus hijos lo mejor que podía, trabajaba para cumplir sus sueños y poder darle a sus hijos la vida que merecen, para salir adelante por su cuenta, intentaba olvidar a Emilio.

¿Es que nadie era capaz de ver su esfuerzo?

Comenzaba a creer que no estaba haciendo lo suficiente.

No había tomado desde el día de su boda, sin embargo había momentos en los que sentía la enorme necesidad de hacerlo como en ese momento, sin embargo, jamás lo hacía. No tomaba sus medicamentos con la frecuencia que debería. Sus hijos lo cuidaban más a él de lo que podía cuidarlos a ellos. Nuevamente se sentía estancado. No lo dejaban participar en su trabajo. Sentía que ya no encajaba en la construcción de su sueño. Una vez más estaba ilusionado con la esperanza de que Emilio lo siga amando.

Sí, se había convertido en un completo fracaso. Todos tenían razón, él era un asco. O al menos eso sentía.

No podía seguir conduciendo, su visión se comenzaba a nublar por las lágrimas, se detuvo en el primer lugar seguro que encontró antes de tener un accidente y una nueva razón para que le reclamaran.

Golpeo el volante con fuerza, con todo el coraje que estaba sintiendo, recargo su frente en el cuero de este mientras tomaba su celular, necesitaba hablar con él.

Las lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras escuchaba los tonos sonar sin ser atendidos. Lo intentó una vez más llevando el teléfono a su oreja, cerró sus ojos con fuerza mientras en pequeños susurros suplicaba que contestara.

No lo hizo. Nuevamente fue enviado al buzón.

Tuvo que salir del auto, sentía que se ahogaba ahí dentro, limpio sus mejillas entrando al lugar del estacionamiento, era una cafetería bastante linda.

No presto mucha atención a su alrededor, tan solo se sentó en una mesa libre para volver a llamar a Emilio.

Un tono, dos, tres, cuatro y de nuevo al buzón. Le envió un par de mensajes de texto en los que le decía que necesitaba hablar con él, estaba desesperado.