un brillo propio

Compasión

Emilio no podía dormir, aún no hablaba con Joaquín, de un momento a otro escucho un poco de ruido, vio como Joaquín salía por el balcón, no dudo 2 veces en salir detrás de él. Para cuando salio de su casa ya lo había perdido de vista, camino por la privada pero no lo encontraba, sentía, sabía, que algo le sucedía, necesitaba hablar con él, arreglar las cosas. Por alguna razón creyó que podría estar en el jardín así que se dirigió en esa dirección, entro y vio a Joaquín bajo el árbol mientras veía las estrellas.

- No sé que hacer, me siento perdido, sin rumbo alguno, justo cuando creí que todo mejoraba ocurre esto, primero Emilio dudando de mi amor, luego Humberto que se atrevió a golpearme por una estúpida nota - rió un poco - hasta cierto punto creo que valió la pena, lo disfrute mientras duro. No sabes cuanta envidia siento hacia ti en este momento, tu cielo se encuentra rodeado de estrellas y el mío se encuentra nublado, sintiendo la ausencia de mi Luna.

Eres un grandísimo idiota, Emilio.

Era lo único que se escuchaba en su cabeza después de escuchar a Joaquín. Sentía un dolor en su pecho, como si le aplastaran en corazón, no le gustaba esta situación, no entiende que sucede, y quizá no hacia falta hacerlo, sentía como su solecito se estaba apagando, pero no podía permitirlo.

- ¿Puedo sentarme? - lo miró por un momento y después asintió - ¿Qué te sucedió en la cara?

Toco su mejilla tratando de acercar su cara para poder verlo de cerca, la mano de humberto seguía marcada en ella, ¿Cómo es posible que se atreviera a golpear a su hijo?

- Creo que eso ya lo sabes. Soy noticia en California, "el heredero de los Bondoni en una aventura" - rió irónicamente. - Hay fotos y un video, el cual vieron.

- No tenía idea, lo siento, esto es mi culpa.

- Todo se esta llendo a la mierda ¿sabes? Justo cuando creí que las cosas habían mejorado, siento que solo los decepciono, me golpeo, me castigaron y nosotros estamos peleados por una tontería.

- Lo siento, por todo, no hiciste nada malo y aún así me deje dominar por mis celos, quiero que sepas lo mucho que te amo, no soporto que estemos así, mi amor, mi solecito, no te apagues, debes seguir brillando. Necesito a mi Joaco. 

Se acerco a él y lo abrazo, Joaquín comenzó a llorar, esto le dolía en el alma a Emilio, sabía que él es fuerte, muy pocas veces lo había visto llorar realmente, pero cuando lo hacia sentía como su corazón se rompía, no soportaba la idea de que estuviera mal.

- Te necesitaba tanto - dijo entre sus brazos.

Se separo un poco para secar sus lágrimas, y así poder ver sus lindos ojos, esos ojos claros como la miel que resaltaban con la luz de la luna, con ese brillo, con un brillo propio que las estrellas envidiaban, siendo tan único y especial, esos ojos que lo enamoraban más cada día, capaces de volverlo loco en solo unos segundos. Para después bajar la mirada a esos labios, esos labios suaves y dulces como el algodón de azúcar, con ese color rosa que los caracterizaba, se fue acercando poco a poco hasta que sus respiraciones chocaron, susurro un te amo mientras sus labios rozaban para después unirlos en un tierno beso, uno en el que ambos dejaron su amor y sus disculpas.

No me gusta sentirme así, el niño sentimental renace cuando estoy a tu lado, sólo contigo puedo ser yo mismo.

Después de unos minutos se separaron, nadie decía nada, solo se escuchaba el ruido de la noche sintonizado con sus respiraciones.