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¿Mamá?— Arden con tan sólo seis años, visualiza como su madre se encuentra atada de pies y manos con innumerables heridas en su cuerpo.

—Lo siento, Arden.— Titubea...

—¿Qué hiciste?— Pregunta tragando saliva asustado por el dolor que siente en su pecho.

—¡Hijo, no... No... Deberías de estar acá!— Jadea con lágrimas en los ojos.

—¿Que sucede?— Hace un puchero y mira a su alrededor.

—¡Tenés que irte, Arden!— Cierra los ojos cayendo sus lágrimas por sus mejillas.

—¿Qué hiciste, mamá?— Se mira a si mismo y sus manos están llenas de sangre, al igual que su camiseta rasgada.

Duele, muchísimo, pero él no se da cuenta de aquel dolor hasta que se mira a si mismo y ve sus heridas.

—Lo siento, Arden, pero no podía dejar que exisitieras.— Titubea aterrada de la imagen que su hijo le muestra.

—¿Ibas a matarme?— Frunce su ceño.

—Es la única alternativa, Arden.— Explica subiendo su mirada hacia él.

—¿Que tengo de malo?— El pequeño llora y no se acerca a su madre, la mira receloso.

Sabe que aquel castigo lo género su padre, conoce el toque de Hades y no tardará en aparecerá pero también sabe que su padre quería que el viera aquello.

—Sos demasiado poderoso, Arden, hijo de un Dios, de uno de los más poderosos, por más que él haya sido desterrado eso no significa que no seas poderoso, incluso más que tu padre...— Niega con la cabeza incapaz de continuar.

—¿No me querés?— El niño hace una mueca de dolor y toca su pecho que cicatriza rápidamente y solo quedan manchas de lo que fue su gran herida generada por su madre.

Ella sonríe con melancólica.—¡Sos mí hijo, estoy enamorada de Hades!— Sonríe sincera.

—¿Entonces?— Cierra los ojos dolido.

—Si tu existencia se hace adulta vas a ser demasiado poderoso, Arden, muchos te querrán dañar.— Niega con la cabeza jadeando de dolor.

—Ya lo hiciste vos hoy.— Traga saliva alejándose aún más de su madre.

—Era para protegerte, Arden.— Se justifica.

—¡No!— Demanda abrazándose a si mismo.

—¡Te quiero hijo!— Baja la mirada.

—¡No podes querer a quien dañas!— Hace un tierno puchero y sube sus ojos completamente negros hacia ella.

Su madre jadea al ver sus ojos y su transformación.

Arden acababa de particionar su alma por el dolor que estaba sintiendo gracias a la traición de su progenitora.

Cae al suelo llevando una mano al mismo para sostenerse. Ahoga un gemido e Inmediatamente cuándo siente a su primer oscuro en su piel y en su interior se reincorpora con agilidad y sus ojos aún bastante oscurecidos.

—Arden...— Susurra.

—Puede que Hades no te mate porque te ama lo suficientemente cómo para mantenerte viva, pero haré que lamentes haberme intentado matar.— Sisea aterrando a su madre.

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El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora