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La toma de una mano, con cierta desesperación que no se molesta en ocultar, y la hala hacia sí, envolviéndole la cintura con un abrazo y la mano libre debajo de su trasero para cogerle una nalga.

—Estaba esperando esto.— Traga saliva al admitirlo.

Sus bocas podían sentir el calor y la cercanía del otro, a pocos milímetros de tocarse.

Blaire parecía estar perdiendo la cabeza por completo y se lo adjudicaba absolutamente al estar en el Inframundo, en dónde parecía ser que las inhibiciones desembolsa van en el deseo y la desesperación.

Arden, está desesperado, tanto de estar dentro de ella y volver a sentir esa sensación, cómo así también de no perderla, por eso mismo había perdido los estribos a lanzarse de esa manera hacia la pelirroja, habiendo hecho desaparecer a uno de sus oscuros, y dejando a los otros tres afuera a la espera de aquella conversación que sabían que tenían que tener con cada uno de ellos.

Más que nada si quería que Blaire confiara en él. Teniendo en cuenta que se estaba dejando llevar por el deseo casualmente por el lugar en el que se encontraban, que si la situación fuera de otra manera lo más probable es que Blaire hubiera mandándolo al demonio.

Ella se moría por recibir un beso y cada roce de sus dedos sobre su piel la humedecía aún más.

Arden, aquel semidiós completamente enamorado por la persona que tenía enfrente, posa sus labios sobre los de ella unos segundos apenas, jugando con su desesperación. Ella se remueve completamente inquieta, sintiendo su bulto erecto sobre su vientre plano, también hirviendo por ella, pero al ser un poco más mayor y experimentado se controlaba y se tomaba su tiempo, no quería presionarla y menos que menos quería causarle temor, quería que eso fuera alguna especie de demostración de lo que él sentía por ella.

Blaire abre la boca esperando por un beso, él se abre camino hasta su entrada por entre sus dos preciosos orbes, jugando con su humedad y obligándola a abrir las piernas frente a él.

Habiendo desabrochado el pantalón con rápida agilidad.

—Mira cómo estás de mojada. Deberías dejar de usar esto y andar así todo el tiempo sin ropa interior, muñeca, es una perdida de tiempo. ¿No crees?— Sonríe burlón, en sus labios.

—Mjum… —Es todo lo que podía murmurar al sentir esos dedos jugar con su órgano y enterrarle la puntita de un dedo en su interior.

—¿Qué, muñeca?— Demanda, metiéndole la mitad del dedo en el interior y haciendo círculos con él, nublándole los sentidos.

—Quizas lo haga.— Murmura, de nuevo con los ojos cerrados.

Sólo así puede sentir la lengua dentro de sus labios, amenazando con atragantarla mientras la penetra con un dedo.

Las piernas le tiemblan y le cuesta mucho mantenerse en pie, y eso que no estaba ni cerca del orgasmo, pero esta muy excitada y sus hormonas funcionaban al mil.

—Te lo quiero comer ahora mismo, y te quiero coger en esta maldita habitación.— Sisea al separarse y comenzar a meterle casi todo el dedo con mayor velocidad.

Blaire lo aprieta con su cavidad caliente y húmed.

Blaire gime quedando contra su boca, abrazándose a sus hombros para no caer hasta que él la libera del sufrimiento sacándole ese intruso del interior y cargándola hasta el fondo de la habitación, todo lo hace es apoyarla en la uno de los enormes sillones de la oficina de Hades.

Le abre las piernas, sin dejar de mirarla en ningún momento, y se arrodilla, tirando de aquella prenda hacia abajo, sonriendo y relamiéndo sus labios al ver aquella preciosura frente a sus ojos, sin más, se aproxima a ese centro que exhala un hálito a hembra caliente y comienza con su banquete.

El Hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora